IMPERIALISMO ARREMETE CONTRA LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO ECUATORIANO Y LATINOAMERICANO

Por: Diputada Norexa Pinto

Vicepresidenta de Relaciones Interparlamentarias delGrupo Parlamentario Venezolano ante el Parlamento Latinoamericano

La crisis financiera del sistema capitalista impulsa al imperialismo de turno a reforzar su presencia y control en las zonas estratégicas donde existen recursos naturales energéticos y mineralógicos. El fin inmediato consiste en reanimar el aparato productivo consumista que propugna para incrementar la demanda interna y minimizar los efectos perniciosos del desempleo que vienen ocasionado los especuladores y banqueros corruptos. Por ello el hegemon mundial, acude ante sus potencialidades militares, económicas y diplomáticas para interferir en asuntos políticos  internos de los países que le son contestatarios y críticos del sistema neoliberal, que en la última década del siglo XX ha demostrado su ineficiencia al profundizar las asimetrías entre unos pocos y una gran mayoría explotada por la irracional distribución del trabajo.

Es así que, aquellos gobiernos progresistas y democráticos emprendedores de una política nacionalista frente a la enajenación de sus recursos naturales y humanos, son atropellados, intervenidos e invadidos directa o indirectamente por cometer el pecado de dignificar a las mayorías sociales de sus países. El colorario de intervenciones militares y políticas por parte del imperialismo después de la segunda guerra mundial son incontables e innarrables, por las atrocidades que cometieron y flagelos posteriores que bloquean la liberación de los pobres.

Nuestro continente americano, no escapa a la ambición imperial. Desde la consolidación de nuestras repúblicas a principios del siglo XIX, realizaron todos los esfuerzos para mantenernos divididos con argumentos regionalistas y chauvinistas y propiciar un contexto adecuado para la usurpación de nuestras riquezas naturales. Al igual que el imperialismo colonial, el estadounidense, requiere tener presencia geoestratégica en América Latina y el Caribe para subvencionar el modo de producción capitalista.

Los ejemplos recientes del desespero imperial en América Latina y el Caribe están aún latentes: el bloqueo criminal contra el pueblo cubano; el golpe de Estado, paro y sabotaje petrolero y permanente desestabilización contra nuestra revolución bolivariana; las elecciones presidenciales robadas a los mexicanos; el genocidio y racismo en contra del pueblo boliviano; el golpe de Estado y represión de los hermanos hondureños; son apenas unas muestras de las acciones que son capaces de realizar un imperio en decadencia y sus lacayos.

El día de ayer, 30 de septiembre del año 2010, el gobierno estadounidense a la cabeza del demagogo Barak Obama, prosigue la política expoliadora e intervencionista del imperialismo, en complicidad con la oligarquía quiteña, al atizar el descontento de minúsculos sectores en Ecuador con la intención de derrocar a un presidente digno y nacionalista, como es el compañero Rafael Correa.

Las excusas o justificaciones para los antidemócratas que promueven el golpe de Estado en Ecuador, son las mismas que aplicaron a los países víctimas de los atropellos del imperialismo: la violación por parte del Estado de los derechos y beneficios de la población. En el caso de Ecuador, la supuesta desmejora de las condiciones de la policía, a través de un proyecto de ley que reglamenta su accionar. Siendo la realidad totalmente opuesta con lo expuesto por los golpistas policiales, quienes han sido reivindicados por el gobierno del presidente Rafael Correa con mejoras sociales y económicas.

Simplemente los golpistas son instrumento de los sectores políticos conservadores y empresariales del Ecuador y piezas del imperialismo yanqui para derrocar a un gobierno revolucionario que ha decidido devolverle la dignidad y entregarle su libertad a todos los ecuatorianos y ecuatorianas.

El alcance que se pretendía materializar con el golpe de Estado en el Ecuador, es enturbiar el camino de la unión de nuestros pueblos, que han visualizado en la Alianza Bolivariana para los Pueblos para Nuestra América, ALBA, la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, y la futura Comunidad Latinoamericana y Caribeña de Naciones, (que se creará el año que viene en Caracas Venezuela, sin la presencia de Estados Unidos y Canadá), la liberación económica, social, política y cultural de las futuras generaciones.

El reto esta planteado otra vez, no permitir a la derecha fascista y golpista latinoamericana y estadounidense el saboteo de la independencia, soberanía, democracia y unión de nuestros pueblos.

Las organizaciones internacionales como la OEA, están nuevamente bajo la observación de los pueblos. El ALBA y la Unasur, juegan un rol dinámico y efectivo en el apoyo a la restitución de la democracia y libertad del pueblo ecuatoriano. Son tiempos de definiciones y refundaciones. Si estamos resueltos a ser libres o continuar siendo una neocolonia. El rescate del Presidente Rafael Correa y el pueblo en la calle es muestra fehaciente del apoyo y conciencia popular para defender sus conquistas. El llamado es a no dejar impune la pretensión golpista y estar atentos ante cualquier posibilidad de reagrupación de las fuerzas antidemocráticas.

Hasta la Victoria

¡Siempre¡

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