«Si esto es verdad, habrá que darle la razón al rrrrégimen: el imperio huele a azufre»
La «fe en América» de Ña Magda estuvo en crisis. Ella siempre ha creído que Estados Unidos lucha por la libertad, la democracia, los derechos humanos y la paz mundial. También ha creído siempre -sus amigas dicen que hace tiempo se volvió creyona- que la palabra de los gringos es sagrada, que sus documentos son la verdad verdadera. Pero, repentinamente se vio en un dilema: si continuaba creyendo en la palabra de los gringos y en lo que dicen sus documentos, se le caía todo lo demás.
La situación se le ha presentó luego de la difusión de centenares de miles de documentos oficiales de EEUU, en los que se demuestra que para poder darle al mundo lecciones de libertad, democracia, paz, derechos humanos y prosperidad nacional, esta nación ha necesitado matar a mucha gente, derrocar gobiernos legítimamente electos, inventar guerras cada vez más ruinosas y sabotear economías.
La primera reacción de Ña Magda fue pensar en que aquello era una sarta de mentiras de alguno de los tiranos-autócratas-dictadores que gobiernan en países bárbaros-atrasados-
La madre, muy preocupada, llamó a varios miembros de la Alianza de Articulistas Antichavistas (la venerable Triple A), quienes acudieron a darle a Ña Magda sus primeros auxilios ideológicos. Uno de ellos le explicó doctamente que para reinar sobre los malos, la civilización occidental siempre ha requerido del genocidio, el asesinato de líderes, los golpes de Estado y de las artes de la mentira, el ocultamiento, la hipocresía y el engaño. «Parece una paradoja, pero léete este libro de Hobbes para que entiendas», le dijo el erudito.
Otro, con menos pretensiones académicas, recomendó a Ña Magda estar tranquila porque WikiLeaks es una moda y, más pronto que tarde, pasará. Le contó el runrún de que le bajarán el tono al asunto para que todo comience a resultar más comestible y potable. «Van a montar un wikileak farandulero, con documentos secretos, pero divertidos, del tipo: ¿sabes dónde Paris Hilton dejó olvidadas sus pantaletas?».
Luego vino la voz salvadora definitiva. Fue Patricia Janiot, quien a través de su Twitter dijo: «La libertad de expresión es fundamental, salvo que ponga en peligro la estabilidad de los países. No todo es noticia». Fue, pues, gracias a Patricia que Ña Magda recuperó su fe en América. El Universal