La televisión y los “malls” alienan las navidades

ROCÍO CAZAL

Las  tradiciones navideñas se han ido perdiendo poco a poco en los hogares venezolanos, no sólo por la comodidad que existe en ciertos casos o falta de interés por la fecha, sino también por la alienación de lo foráneo, que vende constantemente la televisión y hasta los centros comerciales.

Los denominados “malls” se convirtieron en refugio de los ciudadanos, pues allí se pueden conseguir todo tipo de productos para el consumo y para los regalos deseados por los seres queridos. Allí no se verá un nacimiento viviente, por ejemplo, pero sí guirnaldas y bambalinas, árboles de Navidad gigantes sintéticos súper decorados, un San Nicolás esperando fotografiarse con niños, y de fondo se escucharán temas decembrinos nórdicos instrumentales, aunque una que otra gaita se coleará en el hilo musical.

Ya los espacios públicos como parques, plaza o bulevares no forman parte del quehacer diario de algunos ciudadanos, aunque se han rescatado los aguinaldos y parrandas en lugares como la Plaza Bolívar, Pdvsa-La Estancia, la plaza Juan Pedro López y la plaza Diego Ibarra, por ejemplo, donde otros tantos sí han decidido disfrutarlos para volver a esas tradiciones.

Por otro lado, en algunas guarderías, preescolares y colegios se puede apreciar que existe sincretismo o ese desplazamiento de las tradiciones venezolanas, cuando desde hace no menos de 15 años, hasta la fecha, se ve cómo llega el denominado “Santa” entregando regalos a los niños, con complicidad de los padres. Aunado a esto, hay casos enlos que no se escucha un Niño lindo, un Burrito sabanero o un Aguinaldo venezolano en los reproductores de discos compactos.

DE LAS TRADICIONES AL CONSUMO

Edwin Montilva, cultor merideño dedicado a la tradición del robo, búsqueda y paradura del Niño Jesús, desde hace 32 años, está de acuerdo en que las costumbres decembrinas se han ido perdiendo, gracias a lo que proyectan los medios de comunicación. “La televisión vende a Santa Claus y siempre y te dice: ‘¡compra, compra, compra!’ en todos los comerciales. Eso produjo un cambio sustancial en la población hacia el consumo”.

Cuenta que viven en la población de San Rafael de Mucuchíes, en Mérida, donde antes abundaban los nacimientos, pero ahora las familias los montan acompañados de los famosos pinos de Navidad. “Claro que hay un desplazamiento de las tradiciones, tanto que la gente le compra más cosas al arbolito: que si las bambalinas y el poco de luces, mientras que el pesebre ha perdido elementos propios: antes se hacía con anime y algodón. Ahora, lo sustituyen por ovejitas sintéticas y han desaparecido los ángeles que eran hechos con muñequitas, alas de cartulina, brillantina o escarcha”.

La tradición que él promulga también ha ido desapareciendo, comenta, pues la tradición consiste en que varias personas se reúnen y se roban el Niño Jesús del pesebre de algún vecino después del 24 de diciembren para colocarlo en el pesebre de otro hogar. “La fiesta se da para salir a buscarlo casa por casa y, cuando se consigue, se hace un brindis, una comida, se lanzan morteros o voladores y se forma una gran algarabía con música hasta la casa donde se lo robaron”.

Otra situación que cambió fue que, a su juicio, las navidades eran más caseras. “El 24 de diciembre toda la familia se iba a la sala a colocar el Niño Jesús a las 12 de la noche. Se prendían velas y se rezaba el rosario, pero eso desapareció por los intercambios de regalos y luego los bonches de las nuevas generaciones”.

Asimismo, los llamados “estrenos”, que son para lucir ropa nueva, no formaban parte de las tradiciones decembrinas. Montilva recuerda que las vestimentas se estrenaban los jueves y viernes santos, pero por la publicidad de los medios audiovisuales, se suplantó para el 24 y 31 de diciembre.

LA IMPOSICIÓN DE COSTUMBRES

El musicólogo Rafael Salazar coincide con Montilva en que la televisión y las casas comerciales son las que han implementado tradiciones ajenas a las nuestras.

“Lo único que se conserva son las hallacas, que es el más hermoso plato que pudiéramos tener. Las hay desde las familias más pobres hasta las más ricas. Ahí hay una igualdad social en torno a la comida, así como también en la reunión familiar. Lo que molesta es que nos impongan costumbres que no son nuestras, y eso lo hace la televisión y los centros comerciales, que en vez de simbolizar el nacimiento del niño Dios, nos venden otras culturas, incluso, hasta el Halloween”.

Recuerda que por la década de los 40 una marca de refrescos hizo un concurso para niños, con el fin de que pintaran a Santa Claus y así comenzó a venderse esa imagen. “Realmente existió San Nicolás, que era el patrono de Nueva York y que, a su vez, vino de Europa. Fue un obispo cristiano de Vizancio muy bondadoso, que recogía prendas de oro en la población y compraba regalos para los niños. Se vestía de verde, pero como el refresco tiene su símbolo rojo, lo vendieron con ese color. Pero, además, el Santa Claus no es el San Nicolás cristiano, sino gringo y, a partir de ahí, la Navidad fue comercializada”.

Luego, en 1950, señala Salazar, la tienda por departamentos Sears, ya desaparecida, también llevaba a “Santa” en época decembrina, e implantó el pino canadiense con adornos caros. “También, lo convirtieron en comercial, pero nosotros tenemos nuestros propios árboles, como las albricias, que significa alegría y se da en Los Andes, y la tara amarilla del Ávila, que es el árbol de Navidad de Caracas. Esos son los que debemos adornar como símbolo de Navidad”.

Los cantos de alabanza al niño Dios, villancicos, aguinaldos, misas de aguinaldo y aguinaldos de parranda también son poco escuchados o, al menos, persisten esas tradiciones en algunos pueblos.

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Resaltando lo nuestro

Los aguinaldos y parrandas se han apoderado de la ciudad capital, ya que las autoridades locales y nacionales han llevado a cabo eventos musicales para rescatar las tradiciones navideñas venezolanas en los espacios públicos recuperados y de forma gratuita.

La cantante Cecilia Todd manifiesta satisfacción y alegría porque “nunca había visto tanta actividad como este año. En todos los sitios hay música navideña y esto es importante para darle la posibilidad a la gente de relacionarse con nuestras costumbres”, expresó.

Asimismo, el cantante de música llanera, Vidal Colmenares, señala que ahora se puede apreciar la diversidad de culturas de nuestro país.

“La gente puede conocer la música de diferentes regiones. Las actividades que realiza el Gobierno forman parte de una gran fiesta navideña”.

Las gaitas zulianas forman parte de las tradiciones decembrinas, aunque más comercializada, pero también han sido tomadas en cuenta por las autoridades a la hora de ofrecer actividades a cielo abierto.

/CIUDAD CCS

RM