Pablo Urquiaga

Día histórico, día maravilloso, día de bendición para Venezuela y el mundo. ¡Viva Venezuela! La mejor DEMOCRACIA de la tierra. ¡Viva el pueblo VENEZOLANO! y todos los que habitan en ésta “tierra escogida”. Todo comenzó a las tres de la mañana con el canto de la “diana” llamando a comenzar la esperada jornada. Había llegado la hora de la elección. Desde las seis que se instalaron las mesas de votación, el pueblo bajó e inundó los sitios elegidos. Largas filas de gente feliz y respetuosa, llenas de paciencia y con un orden ejemplar, rodearon las escuelas y centros con una conducta intachable. La guardia Nacional, respetuosa y amable servía a ese pueblo dándoles las debidas instrucciones de cómo ejercer su derecho a votar. Los medios de comunicación social, del País y del extranjero, públicos y privados; extendidos por todo el territorio Nacional, difundían la información de lo que estaba ocurriendo. Testigos internacionales quedaban boquiabiertos por lo que contemplaban: el 81% de los inscritos en el CNE habían salido a ejercer su voto. El consejo Nacional Electoral impecable había cumplido a cabalidad sus objetivos, se había hecho respetar como “arbitro oficial del evento”. Todo estuvo excelente.
Muchas cosas aprendimos de ese día histórico. Primero que nada salió victoriosa nuestra DEMOCRACIA; no hay duda alguna que en Venezuela gozamos de una de las Democracias más firmes y mejores de America Latina y del mundo; quedaron avergonzados aquellos que la negaban. Aquí no hay dictadura ni dictador alguno, ni tampoco lo habrá jamás; ni de derecha ni de izquierda. Segundo: Logramos establecer definitivamente nuestra INDEPENDENCIA NACIONAL. Somos un Pueblo que hemos demostrado al mundo que podemos gobernarnos pacíficamente por nosotros mismo sin tener que depender de ninguna potencia extranjera. Hemos llegado a nuestra mayoría de edad aunque tenemos que seguir creciendo y purificándonos (rectificando). Tercero: Podemos vivir en PAZ Y ARMONIA con aquellos que “piensan distinto”. Logramos respetarnos y aceptarnos. El acatar la decisión del árbitro de forma ejemplar sin ningún tipo de dudas nos engrandeció; ratificó la voluntad popular de la mayoría en su Presidente Electo y le dio al País una “oposición” de altura que supo con gallardía y sencillez reconocer su derrota. Yo creo, como lo dijeron los dos candidatos, que nadie perdió, todos ganamos; la Patria salió enaltecida y victoriosa. Todos salimos fortalecidos y con la moral bien alta. Cuarto: No solo podemos vivir en Paz (la única derrotada fue la violencia) sino iniciar un DIALOGO FECUNDO, un proceso sincero de RECONCILIACION donde podamos enriquecernos los unos a los otros y no enfrentarnos ni descalificarnos. Las diferencias nos deben enriquecer y no separar; juntos podemos construir una PATRIA MEJOR que la de antes y que la que tenemos hoy. Hay que buscar los mejores de ambos bandos; los demócratas de verdad, hombres y mujeres de “buen voluntad” para que la Paz perdure siempre. Martí nos decía que los hombres se dividen en dos bandos: “Los que aman y construyen, los que odian y desechan”. Lo que nunca podremos conciliar es el “odio con el amor”; el egoísmo con la solidaridad, la ambición con el servicio, la violencia con la justicia y la Paz.
¡Viva el 7-O! ¡Viva Venezuela! ¡Viva la IGUALDAD, la JUSTICIA Y LA PAZ! ¡VIVA LA DEMOCRACIA! ¡Viva el CORAZÓN DE JESUS que es el de mi Patria! Ha quedado demostrado que hay un solo “CAMINO”; el de JESUS; el del AMOR Y del SERVICIO MUTUO; el del Buen Samaritano. Amén Padre Pablo. Caricuao