CANULÓGRAFOS FOTOCHOPÓLOGOS, CANULÓLOGOS FOTOCHOPISTAS, CANÍCULOS FOTOCHOPEROS

 Clodovaldo Hernández
«Al mezclar las destrezas en materia de cánulas con sus competencias en técnicas de manipulación de imágenes, salieron graduados en novísimas especialidades».

Nuestra oposición se especializa en cada cosa que uno no deja de sorprenderse. Ya sabemos que a lo largo de los últimos meses, hasta los traficantes de chismes se convirtieron en prestigiosos oncólogos, agudos conocedores de los efectos secundarios de los medicamentos antineoplásicos y flamantes investigadores de los rabdomiosarcomas. ¡Upa!Luego del anuncio del ajuste cambiario, asumieron velozmente otro de sus tantos roles de sabiduría: se convirtieron todos en analistas de mercados de capitales, lumbreras de la macroeconomía, sesudas autoridades en manejo de crisis en la balanza de pagos.

En eso andaban cuando les hablaron acerca de la cánula y les mostraron la foto…

A partir de ese momento, todos los afamados comentaristas volvieron precipitadamente al campo médico, pero esta vez para asumir la especialidad de las vías respiratorias. Sin necesidad de hacer nuevos postgrados, los oncólogos y radioterapeutas asimilados pasaron a ser verdaderas vergas de Triana en neumonología. Un amigo mío, muy bromista él, (a quien suelo llamar “el Profesor de Historia”), me dijo que los periodistas y articulistas han demostrado que saben tanto de cánulas traqueales que si algún día él necesita una, espera que en el quirófano esté presente uno de esos versátiles personajes de la guerra mediática. “Seguro que me salvo”, dice el Profe.

Apenas terminó la cadena de radio y televisión en la que el ministro Ernesto Villegas anunció que el Presidente estaba respirando mediante una cánula traqueal, saltaron a escena decenas de canulógrafos, canulólogos y canículos, empeñados en demostrar su sapiencia acerca de esta materia especializadísima.

Simultáneamente, la fuerza analítica opositora se ocupó también del tema de la foto del comandante con sus hijas. Demostraron ser polifacéticos al evidenciar también sus extraordinarios conocimientos en cuestión de fotografía digital, fotoshop y montaje de imágenes. En cuestión de segundos, los mismos versados en cánulas se desdoblaron en prestigiosos peritos en detección de trucajes fotográficos. Aplicaron programas avanzadísimos de análisis de proporciones; hicieron cálculos trigonométricos para encontrar contradicciones en la dirección aparente de las pupilas de Chávez y de María Gabriela; aplicaron algoritmos de postproducción fotográfica y, en fin, llegaron a la conclusión de que el retrato es un vil engaño, algo que puede hacer un chamo de segundo grado con una Canaimita.

Al mezclar las destrezas en materia de cánulas con sus competencias en técnicas de manipulación de imágenes, salieron graduados en novísimas especialidades: algunos alcanzaron el nivel de canulógrafos con magister en fotochopología; otros, más modestos, egresaron como canulólogos con diplomado en fotochopismo; y los no tan avezados se conformaron con un certificado de canículos fotochoperos. ¡Cómo sabe esta gentecita!», diría el popular Mandinga.

(clodoher@yahoo.com)