¿Por qué, ahora, un Papa Suramericano?

papa suramericanoOllantay Itzamná

Hace 17 siglos atrás (S. IV), el mundo de entonces padecía las consecuencias de la imparable crisis del sistema-mundo-romano. Para entonces, también, el perseguido movimiento religioso de los nazarenos (cristianos) ya había logrado constituirse en una imparable fraternidad sin fronteras dentro de la misma globalización romana en crisis.

Ante la desesperante licuefacción del sistema-mundo-romano, el Emperador Constantino se hizo “cristiano” (se bautizó en el año 315) con la finalidad de salvar su Imperio utilizando la fuerza moral y religiosa del cristianismo como el arma más eficiente de dominación y cohesión política.

Finalmente, será el Emperador Teodosio (380) quien declarará el cristianismo como la religión oficial del Imperio para aprovechar el dinamismo aglutinador de este movimiento y darle vida al Imperio por 10 siglos más.

Así fue como se imperializó el cristianismo (aunque el Imperio jamás se cristianizó), perdiendo toda su mística y espiritualidad profética-liberadora. Desde entonces, el matrimonio entre el papado y los diferentes imperios de turno jamás se rompió. Más por el contrario, aquella alianza se fortaleció y se fortalece ya por más de XV siglos, algunas veces con actos más evidentes que otros.

En el presente siglo, el sistema-mundo-occidental, vive una de sus peores crisis de su historia, no sólo financiera, política o energética, sino una crisis integral de sentido. Y, ante la irracional insistencia de las corporaciones de salvar su  sistema, sacrificando a la Madre Tierra, los pueblos empobrecidos del Sur nos insubordinamos ante Imperio de la muerte con una propuesta en construcción de una civilización de la Vida. Y, es entonces, cuando nuevamente el Imperio de la muerte echa mano del “cristianismo”, esta vez ya no bautizando a su  Emperador, sino sentándolo en la silla de Pedro a un Cardenal del Sur  empobrecido. ¿Cuál es la finalidad de este ajedrez religioso político del Imperio, con un argentino en la silla papal?

Y es más, el nuevo Papa lleva nada menos que el nombre de Francisco I, en referencia al mendigo cristiano, Francisco de Asís (vilipendiado por el poder religioso-político de su tiempo), quien en el siglo XIII intentó divorciar (liberar) a la jerarquía católica del Imperio Romano, y refundar el movimiento cristiano.

Para no hacer mucho esfuerzo histórico, cuando el Imperio del capitalismo se veía desafiado por el socialismo en las últimas décadas del pasado siglo, las corporaciones financieras hicieron Papa a Karol Wojtila, nada menos que de origen polaco (país socialista). Y mientras, las y los cristianos católicos se  regocijaban con el magisterio anticomunista de Juan Pablo II (quien silenció a muchos teólogos de la liberación), las corporaciones financieras (capitalistas) se repartieron el planeta entero, convirtiéndonos a las y los empobrecidos en cenizas del Imperio neoliberal.

En América Latina fue extirpado violentamente todo intento de emancipación de los pueblos, intimidándolos con el miedo al fantasma del comunismo ateo, con la abierta opción por los ricos de la gran mayoría de los jerarcas católicos. De las teologías de liberación sólo quedan recuerdos. Pero la vocación libertaria y emancipatoria del espíritu del Sur “cristiano” continúa desafiante.

Por eso, ahora, nuevamente recurren al instrumento religioso para inmovilizarnos y lesionar nuestros procesos de cambios emancipatorios. Pero, ya no estamos dispuestos a ser colonos de nadie. Ya somos mayores de edad. Si nos siguen predicando la obediencia cadavérica como la máxima virtud  cristiana, en nombre del Dios insensible, y tratándonos como a ovejas del  “Señor” (patrón), no tendremos otro camino que desbautizarnos para liberarnos del yugo del Imperio de la muerte. Ya aprendimos que el método del bautismo sólo sirvió y sirve para enriquecer a unos pocos y empobrecernos a las grandes mayorías. Y todo, en nombre de Dios.

Un comentario sobre “¿Por qué, ahora, un Papa Suramericano?

  1. Fumemos En El Bosque Mientras El Lobo No Está

    roberto dante
    Lanús, Argentina- marzo 15, 2013 –

    Parto de los múltiples textos que ya han desnudado la complicidad (mínimamente, por indiferencia) de Bergoglio con la Dictadura Militar setentista. Corresponde recordar que, durante esos años oscuros para el pueblo argentino, el ex Cardenal recibió de la Cúpula eclesiástica múltiples ascensos, con una vertiginosa continuidad , propia del Correcaminos.

    Estos textos son claros y precisos en la construcción del perfil del cardenal Jorge Bergoglio, devenido Santo Padre Francisco I. Y debido a que ya se escucharon a demasiadas voces afirmar que Bergoglio “representa una línea tenuemente progresista en la Iglesia”. Esto debería ser interpretado como una humorada negra.

    No es casual que el primer Papa Latinoamericano haya sido elegido en un momento histórico donde en Latinoamérica está en constante ascenso la Indoamérica sepultada –pero no destruida – por la feroz combinación de los ejércitos coloniales europeos y la evangelización de nuestros pueblos originarios.

    Fue un proyecto muy simple:
    1) Ocupar por el poder de fuego de sus armas y aniquilar toda resistencia de los habitantes del llamado “Nuevo Continente”.
    2) A los sobrevivientes convertirlos en esclavos y/o siervos de los intereses coloniales.
    3) Someter sus culturas ancestrales en nombre de la Cruz y el Evangelio.

    Hoy: La elección de un Papa Latinoamericano deberíamos interpretarla, no solo, como la resultante de una profunda crisis del imperio Vaticano (por las numerosas situaciones ya ampliamente conocidas); además – y como eje de la movida vaticana – por la necesidad de introducir una quinta columna que genere divisiones internas entre nuestros pueblos que caminan, por momentos cansinamente; pero caminan hacia la tantas veces denostada Patria Grande.

    Hubo “fumata blanca” en el Vaticano; pero ya no “nos fuman” con vidrios de colores.

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