«Se pactará con el que entienda qué es la paz»: Antonio García

Eliécer Erlinto Chamorro desde mediados de los setenta hace parte del autodenominado Ejército de Liberación Nacional -ELN- y desde los noventa hace parte de acercamientos fallidos para”buscar la paz “con el estado colombiano. Allí, se le conoce con su nombre de guerra, ‘Antonio García’, y lo consideran su primer comandante en jefe y como el responsable de llevar a cabo la guerra contra todos los enemigos. García es radical y crítico por costumbre y ahora aún más con otro gobierno que le da la oportunidad de dialogar a pesar de todos los crímenes de la organización.

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Revista Alternativa pudo hablar con Garcíay este, sin tapujo alguno, da sus opiniones sobre la paz que negocia con los delegados de Gustavo Petro, sobre los señalamientos de corrupción de esta administración y por supuesto, el futuro de este nuevo intento de lograr un acuerdo con el ELN para que abandonen las armas, las extorsiones, los secuestros y cualquier tipo de economía ilícita en que se encuentren inmersos sus miembros.

Revista Alternativa: El gobierno del presidente Gustavo Petro enfrenta serios cuestionamientos de corrupción. ¿Es consciente de esto la comandancia del ELN?

Antonio García: Las instituciones están imbricadas entre Estado, Régimen Político y Gobierno, donde no sólo actúa el Ejecutivo. En este entramado, los órganos de control hacen parte del Estado, y por lo general se hacen los de la vista gorda. Por lo general todos los Gobiernos e instituciones practican la corrupción en la medida que no están vigiladas por los contrapoderes de una Sociedad, de los pueblos. Por eso hasta las iglesias caen en estas prácticas humanas y pecaminosas. Sólo la vigilancia del pueblo puede ser salvadora o sanadora.

¿Cuál es su perspectiva acerca del llamado ‘gobierno del cambio’?

Archivo/EFE

Toda perspectiva es un posibilidad de realidad futura, además de las circunstancias se requieren capacidades, fuerza social y política. Pero un gobierno que se apuesta a los cambios o reformas debe tener una ruta clara, sobre todo si no cuenta con una mayoría parlamentaria, como acontece en la actualidad. No es que se niegue la posibilidad de alianzas con otras fuerzas políticas de centro o democráticas, pero si se piensa en reformas de carácter popular, dichas alianzas no pueden desdibujar los contenidos de las reformas. El gobierno, desde su campaña, cuando las movilizaciones de 2021, se inclinó por llevar las reformas al parlamento, al mismo escenario que hoy las bloquea. La otra ruta es complementarla con la movilización popular. El ELN saluda todo esfuerzo que tenga en cuenta las aspiraciones de transformaciones para Colombia, sólo que no siempre coincidimos con las formas de hacerlas, hoy el régimen político las tiene bloqueadas.

Serios cuestionamientos ha hecho usted sobre las divisiones en el manejo de los diálogos de paz. ¿Insiste en ellos?

En la Delegación del Gobierno, además de improvisación, existen diferencias de visiones y de criterios, si bien puede afectar el proceso, es asunto del Gobierno que lo quiera así, pues desde el Presidente para abajo están convencidos que el ELN está dividido y acorralado. El ELN sólo cumplirá lo que acuerda en la Mesa, no está obligado a cumplir lo que los integrantes de esa delegación le digan a las empresas de comunicación, como tampoco lo que se inventen en la matriz mediática. Sin duda que en la agenda del Gobierno con el ELN sigue manifestándose la visión y plan contrainsurgente de las Fuerzas Militares, su alianza con los paramilitares es inocultable.

¿Negociar el Gobierno Petro por aparte demuestra que hay división en el ELN?

Lo que quedó al descubierto fue un grupo de infiltrados de la inteligencia militar encabezados por Gabriel Yépez Mejía, que activaron el plan B, pues ya no podía seguir con las operaciones militares a nuestro interior, y el Gobierno y sus Fuerzas Militares los protegieron y los arroparon con un «supuesto proceso de paz regional». No se ha conocido agenda alguna, ningún acuerdo, pero ya están legales, protegidos por militares, eso es inédito. Ellos no están negociando, están protegiendo a sus agentes de inteligencia. No se necesita investigar mucho para entender lo que está sucediendo. Luego se irá conociendo la verdad, por eso no tenemos premuras. Sobre la unidad del ELN, claro que es objeto de ataques del Estado y sus Fuerzas Militares, no esperamos que ellos hablen bien de nosotros, no conocemos esas prácticas en la historia donde un enemigo hable bien de la contraparte.

¿Comandante García para Ud. las disidencias de las FARC son ‘bandas de traquetos’ como dice el presidente Petro?

Archivo/Alternativa

El ELN para decir lo que tiene que decir no se apoya en lo que diga o no Petro, tiene sus propias opiniones soportadas en sus investigaciones y lo que el curso de la vida ha ido dejando evidente. Dos ejemplos: Antonio Medina, la misma Fiscalía reconoce que trabaja con las Fuerzas Armadas colombianas; Arturo Paz también adelantó operaciones militares en la frontera con Venezuela en un plan coordinado con los militares colombianos. Hay dinámicas propias de las organizaciones guerrilleras revolucionarias que requieren procesos, unos ritmos, tiempos; como son los casos de las incorporaciones, que en ellos son reclutamientos; también los despliegues territoriales no pueden hacerse de cualquier manera, pero en estos grupos de Ex-Farc se hacen en tiempos demasiado cortos; son parecidos a los grupos paramilitares. De otro lado, no existen procesos políticos sociales que les interesen, tienen prioridades en los negocios.

En Arauca es claro que los apoyan el ejército colombiano, hay más de 26 unidades tácticas cubriéndoles las espaldas.

¿Cree usted en Otty Patiño y Vera Grabe para llegar a un acuerdo posible de paz?

EFE/Isaac Esquivel

La política no se hace con base en creencias o suposiciones, ellas nacen con el análisis de las circunstancias y el cálculo de las capacidades. Si el Gobierno con Otty y Vera siguen insistiendo en imponer sus puntos de vista y no respetan lo acordado no será posible. Para el ELN la paz no se hace con base en un papel con promesas, sino con acuerdos que hagan cambiar la realidad. Aún no hemos discutido, ni escuchado a la sociedad en la formulación de una agenda de cambios, hasta tanto eso no se dé queda un tramo aún muy largo, promesas incumplidas no acortan el camino hacia la paz.

Estamos a mitad del gobierno Petro, ¿lo veremos firmando la paz, dejando las armas y ocupando espacios políticos tal como sucedió con las FARC?

Hasta tanto no haya acuerdos sobre transformaciones y certezas para que ellas se implementen la paz seguirá siendo esquiva. El ELN está abierto a seguir construyendo ese camino, a hacerlo más corto posible, pero eso no depende solo de nosotros.

¿No es suficiente ya con tanta violencia en Colombia?

Habría que hacer los balances de los muertos que produce la violencia y que tantos los producen otras causas, por ejemplo Yuval Noah Harari señala que en 2012 los muertos por violencia humana fueron 620.000 en el mundo, la guerra produjo solo 120.000, y el crimen las otras 500.000. Acontecieron 800.000 suicidios, y la diabetes produjo 1.5 millones de muertes. Y para rematar dice de manera alegórica: «El azúcar ahora es más peligrosa que la pólvora». Habría que mirar las causas de las muertes en Colombia y quién las produce más, si las injusticias de un modelo económico, o «las armas y la persecución del Estado», qué tantas las produce la violencia paramilitar; y al final veremos cuál es la verdadera violencia que nos mata a los colombianos.

Insisto, ¿dejarán usted y sus hombres las armas?

Archivo particular

Hasta el momento el ELN está cumpliendo con el sagrado derecho de los pueblos a levantarse en armas, mientras las circunstancias no cambien seguiremos. La paz no es la desmovilización y el desarme de la insurgencia armada, mientras las causas que obligaron el alzamiento armado no sean superadas, los efectos que ello produce no puede desaparecer.

¿No cree que si no es con Petro no será con nadie más?

Se pactará con el que entienda qué es la paz, y que no es la victoria sobre la contraparte, que no es su claudicación para que todo siga igual, a cambio de unos curules parlamentarios o su legalización. Ese ha sido el peor error en las historias de todas las negociaciones hasta ahora./https://www.revistalternativa.com/