Ni feriado ni fiesta. El primer día de mayo fue establecido en 1889 por la Internacional Socialista como jornada universal por las ocho horas de trabajo y en homenaje a Engel, Spies, Parsons y Fischer, trabajadores anarquistas ahorcados el 11 de noviembre de 1887. José Martí cubrió la noticia y escribió un ejemplar artículo, que fue publicado por el diario La Nación bajo el nombre de “Un drama terrible”.
Nueva York, Noviembre 13 de 1887
Señor Director de La Nación:
Ni el miedo a las justicias sociales, ni la simpatía ciega por los que las intentan, debe guiar a los pueblos en sus crisis, ni al que las narra
Sólo sirve dignamente a la libertad el que, a riesgo de ser tomado por su enemigo, la preserva sin temblar de los que la comprometen con sus errores. No merece el dictado de defensor de la libertad quien excusa sus vicios y crímenes por el temor mujeril de parecer tibio en su defensa.
Ni merecen perdón los que, incapaces de domar el odio y la antipatía que el crimen inspira, juzgan los delitos sociales sin conocer y pesar las causas históricas de que nacieron, ni los impulsos de generosidad que los producen.
En procesión solemne, cubiertos los féretros de florea y los rostros de sus sectarios de luto, acaban de ser llevados a la tumba los cuatro anarquistas que sentenció Chicago a la horca, y el que por no morir en ella hizo estallar en su propio cuerpo una bomba de dinamita que llevaba oculta en los rizos espesos de su cabello de joven, su selvoso cabello castaño.
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