Ottawa, 24 oct (Prensa Latina) Un oleoducto controvertido, la división este-oeste, el resurgir de los separatistas de Quebec, son algunos de los retos que enfrenta hoy el primer ministro de Canada, Justin Trudeau, en el comienzo de su segundo mandato.
La nacionalización de la tubería para la conducción de petróleo, Trans Mountain, que el gobierno adquirió por cuatro mil 500 millones de dólares canadienses (unos 3.460 millones de dólares estadounidenses), alejó a parte del ala izquierda de Trudeau, por considerarlo una contradicción a las ambiciones proambientales.
Tudeau fue reelegido el lunes, pero salió debilitado con un gobierno minoritario que le demandará alianzas.
Sin embargo, este proyecto para mover el petróleo de Alberta a las costas de Columbia Británica fue criticado por Jagmeet Singh, jefe del Nuevo Partido Democrático (NDP, izquierda), que puso como condición para formar una alianza la anulación del proyecto.
‘Quizás ambas partes tendrán que poner agua en su vino’, dijo Daniel Béland, profesor de ciencias políticas en la Universidad McGill.
El principal desafío para Trudeau será ‘llevarse bien con el NPD sin ir demasiado a la izquierda’, a riesgo de dañar la imagen centrista del partido.
El lunes por la noche, los pocos liberales elegidos en Alberta y Saskatchewan fueron arrasados en estas dos provincias predominantemente conservadoras, donde el mandatario es impopular y sus dos primeros ministros son abiertamente hostiles con él.
‘Será difícil tener un gabinete sin ninguna representación de Alberta’, la cuarta provincia más grande del país y el centro de la industria petrolera canadiense, indicó Béland.
‘Los liberales trabajarán con el NPD, eso significa que deberían moverse hacia la izquierda, lo que no es buena noticia para los habitantes de Alberta y Saskatchewan, ya disgustados por la tasa al carbono’ que impuso Trudeau, analizó.
Una cancelación del proyecto Trans Mountain para satisfacer al PND ‘crearía una gran tormenta en estas dos provincias’ y exacerbaría las tensiones regionales, señaló el académico.
Por otro lado, el Bloque Quebequés, un partido separatista dirigido por Yves-François Blanchet, dio una de las sorpresas en las elecciones legislativas al obtener más del triple de representantes electos.
Con 32 escaños, se convirtió en el tercero en la Cámara de los Comunes.
El principal obstáculo entre Trudeau y el Bloque es la controvertida ley sobre la laicidad recientemente adoptada por el gobierno de Quebec, que prohíbe el uso de símbolos religiosos por parte de ciertos funcionarios públicos.
El primer ministro, defensor del multiculturalismo, sugirió que podría desafiar esta ley en los tribunales, lo que sería causa de disgusto para sus promotores.
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