El tiempo fortalece la hermandad.

Por: Juan Hernández Machado, miembro de la Unión de Historiadores de Cuba

Que Ho Chi Minh, el líder histórico del pueblo vietnamita naciera el mismo día cinco años antes de la muerte en combate del Héroe Nacional cubano José Martí es una coincidencia histórica.

Tal vez dicha coincidencia sirvió para acercar a esos dos pueblos que geográficamente se encuentran separados por más de 15 mil kilómetros.

José Martí, en el período previo a su regreso a Cuba para iniciar la Guerra Necesaria en 1895, estudió a los vietnamitas, conoció sus valores y nos dejó varios escritos sobre los mismos, los cuales sirvieron para que los cubanos los comenzáramos a conocer.

Luego de un heroico enfrentamiento con el poder colonial francés, en 1945 fue proclamada la República Democrática de Vietnam (en el norte del país) que pasa a ser dirigida por el Partido Comunista encabezado por Ho Chi Minh.

La antigua metrópolis reconoció al inicio el nuevo Estado, pero al no llegar a acuerdos políticos y económicos con el nuevo gobierno, pretendió en 1946 perpetuar la ocupación que anteriormente tenía e inició un enfrentamiento armado que permitió que en la parte sur del país se instaurara el Reino de Vietnam en julio de 1949, quedando dividido el país en dos partes contrapuestas ideológicamente.

Francia continuó combatiendo contra el norte hasta que las fuerzas lideradas por el Tío Ho, como llaman los vietnamitas a su dirigente histórico, la derrotan en la Batalla de Dien Bien Phu, el siete de mayo de 1954. El gobierno de los Estados Unidos, que había ayudado a Francia todo el tiempo, reconoció oficialmente al gobierno instaurado en el sur en 1950 y el presidente Truman envió asesores para entrenar a los vietnamitas en el manejo de armas estadounidenses que ellos les suministraron.

Luego de la derrota francesa se celebra la Conferencia de Ginebra, con la participación de los dos gobiernos vietnamitas y representantes de Estados Unidos, la URSS, China, Francia, Gran Bretaña, Laos y Cambodia para discutir el futuro de toda Indochina.

Los principales acuerdos fueron: la retirada de los franceses de Indochina; armisticio para Vietnam; división temporal del país por el paralelo 17 con los gobiernos establecidos en el norte y en el sur; reconocimiento de la independencia del norte de Vietnam y que en 1956 se celebrarían elecciones para la unificación del país.

Este acontecer en el lejano Vietnam fue estudiado por el joven líder rebelde Fidel Castro, quien se encontraba librando una guerra de liberación para, primero, derrocar la dictadura de Fulgencio Batista, y, posteriormente, eliminar todos los males políticos, económicos y sociales que el pueblo cubano sufría. Finalmente, el primero de enero de 1959 triunfa la revolución en Cuba y se abre un camino de transformaciones beneficiosas para el pueblo. En la arena internacional implicaba un inicio de relaciones con pueblos hermanos que tuvieran una orientación similar a la nuestra, no importa la distancia que hubiera.

Así, las relaciones entre Cuba y la República Democrática de Vietnam se establecieron en 1960 y desde el inicio nuestro país concedió becas a estudiantes vietnamitas para que se formaran como profesionales en diferentes especialidades que posteriormente servirían para el desarrollo de la tierra de Ho Chi Minh.

Cuba fue el primer país en reconocer al Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur, el que abriera su representación permanente en La Habana en julio de 1962. El embajador cubano, nombrado en marzo de 1969, fue el único representante extranjero permanente que estuvo con el Gobierno Provisional de la República de Vietnam del Sur.

Como el gobierno de Vietnam del Norte estableció relaciones amistosas con el gobierno chino, los Estados Unidos no podían aceptarlo según sus conceptos del mundo.

El general Maxwell Taylor, asesor militar del presidente Kennedy, estuvo detrás de la idea de enviar apoyo al gobierno en el sur y así comenzaron a arribar dinero, armas, instructores militares, aviones con sus pilotos, todo a partir de 1961 para “ayudar” al gobierno del sur a enfrentarse a cualquier oposición y “agresión por parte del norte”.

A pesar del apoyo estadounidense, Ngo Dinh Diem, el presidente del gobierno sud vietnamita desde octubre de 1955, no pudo resolver las contradicciones con los budistas en su país; los programas económicos fueron un fracaso y eso motivó que los militares lo sacaran del poder en 1963 y lo asesinaran junto a su hermano Ngo Dinh Nhu. No obstante, ya él había declarado desde que asumió el cargo que no celebraría las elecciones previstas por la Conferencia de Ginebra.

En el año y medio siguiente, el país tuvo diez gobiernos diferentes hasta que en 1965 el militar Nguyen Van Thieu restaurara el orden y dos años después fuera electo presidente en las elecciones efectuadas en el sur, aunque no pudo lograr durante su mandato contener el descontento popular y las acciones adversas y contrarias a la presencia estadounidense en el sur de Vietnam.

En 1964 el presidente estadounidense Lyndon B. Johnson ordena el bombardeo de Vietnam del Norte, dando inicio así a una cruenta guerra que duraría hasta 1975 cuando las fuerzas de la República Democrática de Vietnam toman Saigón, la capital del sur del país y obligan a los invasores estadounidenses a retirarse.

Esto representó la primera gran derrota de los Estados Unidos de América en sus guerras de agresión y rapiña. Las vistas de los estadounidenses saltando a los helicópteros desde el techo de su embajada dieron la vuelta al mundo como constancia de esa bochornosa derrota yanqui.

Los organismos internacionales calculan que los vietnamitas perdieron entre 2,8 y 5,7 millones de personas, fundamentalmente civiles. En la llamada guerra especial contra Vietnam, los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos utilizaron diferentes armas biológicas que causaron una gran destrucción a la economía vietnamita y a la población de las zonas rurales.

La CIA también desarrolló sus operaciones especiales que incluyeron secuestros, eliminación de aldeas, torturas a prisioneros y otras atrocidades.

Los Estados Unidos perdieron más de 57 mil efectivos, tuvieron más de 153 mil heridos y cálculos no oficiales estimaban en casi tres mil los desaparecidos.

El mil veces heroico ejemplo de los vietnamitas, quienes, al derrotar a Estados Unidos en la guerra de agresión demostraron que sí se podía salir victoriosos frente al Tío Sam a pesar de su poderío en todos los frentes, llevó al líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro a declarar que estábamos dispuestos a dar nuestra propia sangre por Vietnam.

Y sucedió lo que tenía que suceder y millones de personas esperaban: la visita del líder cubano a la tierra de los anamitas, cuyo aniversario 50 conmemoramos en estos días. Dicha visita se produjo cuatro años después de la muerte del Tío Ho, como cariñosamente llamaba su pueblo a Ho Chi Minh.

Después del recibimiento oficial, lo primero que hizo Fidel, después de lamentar el no haber podido conocer al líder histórico del pueblo vietnamita, fue visitar los lugares donde Ho trabajaba y pasara sus últimos días. Quería conocer de cerca la grandeza de ese entrañable camarada y por ello no le sorprendió encontrar una humilde casita y no un palacio como correspondía por los cargos que ocupaba el líder vietnamita.

Según los recuentos de algunos de los presentes, fueron muchas las preguntas del dirigente cubano quien trataba de abarcar en el poco tiempo disponible la mayor cantidad de información posible.

Posteriormente Fidel insistió en visitar la parte sur del país donde aún se combatía al agresor yanqui, convirtiéndose de esa forma en el primer líder mundial que lo hiciera.

Hubo un poco de resistencia por temor a su seguridad, pero pudo más la amistad y la insistencia del jefe guerrillero convertido en estadista que los temores de algunos de los presentes. Y se realizó el viaje.

Fidel fue testigo excepcional de la tierra más bombardeada y más destruida por los yanquis, la provincia de Quang Binh, pero también una de las más heroicas; cruzó el río Ben Hai, línea temporal entonces entre el norte y el sur de Vietnam; recorrió las fortificaciones que hicieran los yanquis y sus títeres en Doc Mieu y tuvo un emotivo encuentro con los combatientes vietnamitas en la histórica colina 241.

Al regreso pasaron por un lugar donde había unos heridos provocados por un reciente ataque estadounidense. Fidel quiso que se detuviera la caravana y ordenó a los médicos cubanos que lo acompañaban que los atendieran de inmediato.

Como resultado de esa visita, que se tuvo que acortar por el artero golpe de estado dado por Augusto Pinochet al presidente Salvador Allende en Chile el 11 de septiembre de 1973, Fidel obsequió a Vietnam lo que hoy es el Centro de Inseminación Artificial Moncada en Ba Vi, el Centro Ganadero en Moc Chau y el Centro Avícola en Tam Dado, todos con equipos completos y modernos así como los sementales y pies de cría para comenzar a producir en cuanto estuvieran terminadas las instalaciones.

La hermandad entre los dos países se fue consolidando con médicos, constructores, especialistas agrícolas y pecuarios, gestiones empresariales conjuntas, identificación plena en sus posiciones ante los principales conflictos mundiales y temas de atención priorizada.

Aquella visita, que se prolongó del 12 al 17 de septiembre dejó huellas imborrables en el pueblo vietnamita y por eso el gigante barbudo que dijera al despedirse “Llegamos a esta tierra heroica con gran admiración por el pueblo vietnamita y nos marcharemos con una admiración aún mayor. Nos sentimos estimulados con sus victorias y con su extraordinario ejemplo, les estamos infinitamente agradecidos por la hospitalidad y el cariño con que nos han recibido”, 1 estará para siempre en su memoria.

Queda demostrado que cuando la amistad es sincera y se traduce en acciones en beneficio mutuo de las dos partes, en este caso el pueblo cubano y el vietnamita, el paso del tiempo consolida la hermandad.

11 de septiembre 2023

1 Sacado del sitio digital de Cubadebate.

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