¿Sorprendido?, no, avergonzado

Por: Juan Hernández Machado, miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba

La reciente votación en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que exigía un alto al fuego inmediato en la Franja de Gaza generó muchas expectativas.

Hubo muchas personas, hasta dirigentes y analistas políticos, que esperaron que el gobierno de los Estados Unidos apoyara la misma. Sin embargo, el resultado no sorprendió a quienes realmente conocemos la naturaleza de dicho gobierno, esté quien esté a cargo en la Casa Blanca.

Una vez más- a lo largo de estos últimos 70 años protegiendo al gobierno sionista israelí en el Consejo de Seguridad- los Estados Unidos ejercieron su derecho de veto y esto impidió que la resolución fuera aprobada.

Algunos reportan que esto ha afectado la credibilidad de ese Consejo y de la ONU.

Dicha resolución fue elaborada por más de 95 estados miembros de la ONU y tuvo el respaldo de 13 de los 15 miembros del Consejo, pero la credibilidad del mismo y de la organización ya había sido afectada – solo en el caso palestino- prácticamente desde su mismo nacimiento.

Se puede consultar el sitio web de la ONU para ver el comportamiento de Estados Unidos cada vez que se analizó en el seno del Consejo de Seguridad un tema que pudiera afectar en algo al régimen de Israel. Allí encontrará los orígenes de esta última posición del gobierno yanqui: veto en todos los proyectos principales de resolución.

Eso, para no hablar de proyectos de resoluciones que no fueron aprobados, por la misma causa, cuando se pretendía aislar al régimen racista de Pretoria o cuando se quería dejar claro los derechos del pueblo del Sahara, solo para poner dos ejemplos.

Y qué decir de la irreverente posición estadounidense ante las disímiles resoluciones aprobadas por la Asamblea General de la ONU sobre temas que ellos consideran que afectan sus intereses.

Tal vez el ejemplo más claro sea el del bloqueo ilegal e injusto que se ha impuesto al pueblo cubano durante más de 60 años y que por más de 30 ocasiones ha sido rechazado por la mayoría de los estados miembros de la organización.

Sin embargo, cuando el gobierno estadounidense ha querido incursionar en otros países e imponer su voluntad, sí han servido las Naciones Unidas y han buscado todas las formas posibles, hasta la amenaza de retirar su pago a la organización- que todos sabemos que es significativo e importante- para lograr que se haga su voluntad.

Ejemplos sobran: Iraq, Yugoslavia, Afganistán, Siria, Yemen, Rusia.

Entonces, ¿Por qué avergonzado?

En los tiempos que corren, cuando el mundo dispone en grandes cantidades de las armas más modernas y mortíferas que existen, cada día nos alejamos más de la razón y nos acercamos a enfrentamientos que, de producirse, serían catastróficos más allá de quien saliera vencedor en los mismos.

Está más que demostrado que a través de la ONU, de no lograr cambiar la posición estadounidense- algo harto difícil por las vías de los consejos, la extrema diplomacia y las buenas intenciones y deseos- nada vamos a lograr que realmente beneficie al pueblo palestino, cuya solución se conoce desde el mismo 1945 pero no se ha llevado a la práctica por el contubernio del gobierno estadounidense, y otros también responsables, con Israel, al que sí ayudaron a crear y han apuntalado en todos los sentidos hasta el momento.

Y no hablamos de advertencias hechas en el 2023, sino cuarenta años antes.

En el Palacio de la Cultura de Nueva Delhi, India, durante la VII Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz dijo el 7 de marzo de 1983: “Póngase fin cuanto antes al genocidio del pueblo palestino, que tiene lugar ante los ojos atónitos del mundo. Protéjase el derecho elemental a la vida de sus ciudadanos, de sus jóvenes y sus niños. Respétese su derecho a la independencia y a la paz, y nada habrá que temer de los documentos de las Naciones Unidas”.

Las protestas, denuncias y condenas a Israel y su protector estadounidense por el genocidio que comete contra el pueblo palestino son muy válidas, y nos alegra que cada día se sumen más países y personalidades a ellas. Las acciones de todo tipo para ayudar a los palestinos son importantes, bienvenidas, necesarias y hay que incrementarlas.

Pero nuestra incapacidad de impedir que un país siga haciendo su voluntad contra todas las banderas tiene que avergonzarnos.

Salvando las grandes diferencias entre un caso y otro, permítame referirme al enfrentamiento Rusia- Ucrania – cuyas causas documentamos en un trabajo publicado en este mismo sitio el pasado 14 de julio.

No se había apagado el sonido de los primeros disparos cuando el gobierno estadounidense sumó a un grupo de países- lamentablemente con la participación de algunos del sur, que tanto han sufrido y sufren debido a su política imperialista- para lograr sanciones en todos los foros posibles, especialmente en las Naciones Unidas.

Hasta lograron llevar la política a los organismos deportivos internacionales, donde sancionaron a Rusia y han impedido que sus deportistas puedan lucir su bandera y escuchar su himno cuando son ganadores, permitiéndoles participar solo como neutrales, sin país, algo extremadamente humillante.

Luego de casi dos años de enfrentamiento, la vida ha demostrado que la partida del régimen ucraniano era perdida desde el inicio. La inicialmente sólida coalición de apoyo se ha ido fraccionando y debilitando, aunque las sanciones contra Rusia continúan.

Y si miramos hacia el otro lado, lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza desde hace dos meses, encontramos una situación totalmente diferente.

Allí, el grueso de las más de 15 mil bajas mortales no iban en tanques, aviones o buques de guerra, no eran dotaciones de emplazamientos coheteriles y artilleros, no eran ni simples combatientes armados de un lanzacohetes o fusil de asalto para enfrentarse a la agresión israelí…no, son civiles, especialmente mujeres y niños muy pequeños que están siendo masacrados inmisericordemente a los ojos de todo el mundo.

Tratando de ser fieles con las actitudes a las que nos han acostumbrado los señores imperialistas, entonces, ¿Dónde están las sanciones contra Israel? ¿Qué boicot se ha organizado en su contra? Como dice una afamada canción española de los años 60 del pasado siglo, “la vida sigue igual”.

Continúan las reuniones de cualquier tipo a nivel internacional en las que los representantes de Israel y los Estados Unidos son recibidos con amplias sonrisas, estrechones fuertes de mano, gozando de sus plenos derechos, con las esperanzas puestas en que mientras el genocidio palestino continua podemos encontrar caminos comunes para practicar deportes, combatir el cambio climático, hacer avanzar los derechos humanos y hasta llegar a conclusiones sobre la inmortalidad del cangrejo.

Hay razones de sobra para sentirnos avergonzados ante esta situación.

Hoy más que nunca se impone lograr la reforma de las Naciones Unidas, que durante más de treinta años está en discusión pero nada se ha logrado.

Hay que continuar las denuncias y críticas al genocidio del pueblo palestino a manos de Israel con el apoyo del gobierno de Washington, y hay que incrementar la ayuda a ese hermano pueblo… pero hay que ir más allá.

No debemos sentir ninguna pena, remordimiento o temor por pasar de la palabra a la acción – y no nos referimos a tomar un arma en las manos para combatirlos- en los mismos frentes económico, político, comercial, financiero, deportivo, ideológico que ellos han utilizado para combatir a quienes no califican dentro de sus esquemas preconcebidos.

Los pueblos del mundo somos la mayoría. Si logramos limar diferencias que existen- algunas de ella artificiales creadas por los propios Estados Unidos para mantenernos divididos y así doblegaros más fácilmente- y unirnos más, más temprano que tarde veremos un resultado diferente.

Sabemos cuál es la solución a este grave conflicto, a la que se refiriera nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro el 3 de septiembre de 1979 en el Palacio de Convenciones de la capital cubana durante la sesión inaugural de la VI Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, cuando dijo:

«La base de la paz justa en la región comienza por la retirada total e incondicional de Israel de todos los territorios árabes ocupados y supone para el pueblo palestino la devolución de todos sus territorios ocupados y la recuperación de sus derechos nacionales inalienables, incluido el derecho de retorno a su patria, a la libre determinación y al establecimiento de un Estado Independiente en Palestina, de conformidad con la Resolución 3236 de la Asamblea General. Ello implica la ilegalidad y nulidad de las medidas adoptadas por Israel en los territorios palestinos y árabes ocupados, así como del establecimiento de colonias o asentamientos en tierras palestinas y en los demás territorios árabes, cuyo desmantelamiento inmediato es un requisito para la solución del problema.»

El gobierno de Estados Unidos votó contra la humanidad al vetar esa resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU. Volvió a estar aislado y eso ha provocado que se comience a comprender mejor que se puede lograr una paz justa a nivel mundial, pero no con los Estados Unidos que hoy tenemos. Mucho nos queda por hacer a nivel internacional para no tener que avergonzarnos ante hechos como este por no haber hecho lo suficiente a nuestro alcance.

12 de diciembre 2023