La prueba del genocidio en Gaza es la inocencia sepultada

«No creemos que lo que está ocurriendo en Gaza sea un genocidio», declaró el asesor de Seguridad Nacional de EE. UU., Jake Sullivan

por: Raúl Antonio Capote

Washington rechazó ayer que Israel este cometiendo un genocidio en la Franja de Gaza, y solicitó, en el colmo de la doblez, que el Estado sionista «haga más» para garantizar la protección de las personas civiles en el enclave.

«Creemos que Israel puede y debe hacer más para asegurar la protección y el bienestar de los civiles inocentes. No creemos que lo que está ocurriendo en Gaza sea un genocidio», declaró el asesor de Seguridad Nacional de EE. UU., Jake Sullivan, en una rueda de prensa.

¿Cómo se puede pedir al agresor que limite la barbarie que comete sobre civiles inocentes, mientras se le arma, estimula y protege?

No existen palabras para describir el horror que se vive en Gaza, las bombas, no importa lo que diga la Casa Blanca, los misiles inteligentes, las piezas de artillería, las armas que utilizan los asesinos son producidos en EE. UU.

«El 5 % de la población de la Franja de Gaza ha sido asesinada, herida o está desaparecida», advertía Philippe Lazzarini, comisionado general de la Unrwa, el pasado 14 de febrero. Desde entonces, ese porciento ha crecido dramáticamente.

No queda una universidad en pie en Gaza; colonos israelíes atacan los camiones de ayuda humanitaria para impedir que lleguen a manos de los hambrientos habitantes de la franja; mientras, los hospitales que quedan en pie son blancos «legítimos» de los sionistas.

Sobre la humanidad pesa el tamaño de la barbarie; o se levanta hoy con Palestina o el mundo camina derecho a un abismo sin salida. Los valores que marcaron un día el camino hacia un mundo mejor, de justicia, libertad y paz, serían borrados por la crueldad de unos pocos, y la indiferencia y el oportunismo de gobiernos e instituciones que deberían actuar en interés de esos valores.

El genocidio debe cesar, porque no lograríamos salir en muchos años de la prehistoria humana; no lo permitiría la inocencia sepultada bajo las piedras, la sonrisa borrada de un disparo, los 35 000 palestinos asesinados, pero, sobre todo, la vergüenza.

Ser o no ser, el dilema del monólogo de Hamlet, gravita aún sobre la humanidad. «¿Qué es mejor para el alma, sufrir insultos de fortuna, golpes, dardos, o levantarse en armas contra el océano del mal y oponerse a él y que así cesen?»./Granma