POR: MARTA RUIZ*

La semana anterior el presidente Petro dijo en la plaza pública de El Salado, corregimiento del Carmen de Bolívar, que: “Argos se quedó con la tierra de los desplazados, no voy a acusarlos de la masacre, pero se quedó beneficiaria del fruto de la masacre y de la sangre”. De inmediato esta empresa respondió arguyendo su buena fe en la compra de 6.600 hectáreas en los municipios del Carmen y Ovejas. Quisiera aportar algunos elementos de contexto sobre ese caso que se ha convertido en un símbolo del despojo y en el mejor ejemplo de cómo funcionó el entramado de la guerra.
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