Victor Hugo Mendieta
Cuando se vive, pero sobre todo se vive con el conocimiento de una realidad desigual en medio de la conciencia de clases, la vida cobra otras referencias y puntos de vista de nuestro modo de estar en el mundo. Lejos estamos de quienes viven en medio del común denominador de la población y su época, nos asaltan siempre más preguntas que respuestas. Las observaciones y reflexiones de lo que nos rodea siempre nos acomete en nuestras mentes en forma de duda, quizás un poco al estilo de la duda metódica cartesiana.
Estamos posiblemente engullirlos con alguien que no está en buenos términos con el mundo y que lleva siempre las de perder. Esta es la resistencia que insiste y perdura.
El pasado lleva un índice oculto que no deja de remitirlo a la redención. ¿Acaso no nos roza, a nosotros también, una franja de aire que envolvía a los de antes? ¿Acaso en las voces a las que prestamos oído nos resuena el eco de otras voces que dejaron de sonar? ¿Acaso a las mujeres a las que hoy cortejamos no tienen hermanas que ellas ya no llegaron a conocer? Si es así, un secreto compromiso de encuentro está entonces vigente entre las generaciones del pasado y la nuestra. Es decir: éramos esperados sobre la tierra. También a nosotros, entonces, como a toda otra generación nos ha sido conferida una débil fuerza mesiánica, a la cual el pasado tiene derecho de dirigir sus reclamos. Reclamos que no se satisfacen fácilmente, como bien lo sabe el materialismo histórico.[1]
Esta es la tesis II de Benjamin, donde el pasado nos grita al presente con las voces de aquellos que hoy no están con nosotros, pero que sus ecos nos piden volverlos a escuchar, con las generaciones del pasado y la del presente nuestro. Si éramos esperados sobre la tierra, es por que el pasado habla hoy más que antes y que no se trata de una tarea nada fácil, éramos esperados por que alguien debe de relatar la historia. Toda esta amalgama de simbología, se resume en la modernidad fallida en un siglo de tenebrosidades, que aun retumban con mayor fuerza en el primer cuarto del siglo XXI.
Es mi intención de ahora en adelante comenzar a exponer con varios artículos algunos apartes de lo que irá a ser el primer libro, dedicado a la conflictividad histórica que se dio en las dos repúblicas de Venezuela y Colombia a mediados del siglo pasado y que como lo muestra Benjamín, no deja de remitirlo a la redención.
Por lo tanto, considero de gran importancia que para que se pueda entender en parte en donde nos encontramos hoy, hay que traer el pasado al presente, sino que también habrá que traer al futuro.
Con esto tan breve se quiere reflexionar con la voz crítica, con la cual se actúa como el ojo avizor de las similitudes, diferencias y paralelos al comparar los hechos históricos de las violencias ocurridas en Venezuela como en Colombia a mediados del siglo XX. En una época tan convulsionada a mediados de este siglo en plena época de dos posguerras mundiales o llamadas [2]“guerras inter-imperialistas”, y de la guerra fría.
En el contexto unipolar impuesto desde Europa y Norteamérica, el planteamiento de un mundo ahora multipolar e incluyente, se contrapone a esta visión habitual. Visto de una manera amplia e introductoria, para el lado de Colombia se traduce los eventos en términos de las políticas macroeconómicas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL, que para la época, no dejaba de ser un término de rimbombante espectáculo que cautivaba a los más inocentes como adeptos gobiernos domésticos a las hegemonías de su tiempo. Pero no era lo único. La ley 200 de la reforma agraria por la época del presidente liberal Alfonso López Pumarejo, las comisiones económicas contratadas por el gobierno conservador de Laureano Gómez, el plan de rehabilitación nacional de Alberto Lleras Camargo con su enfoque agrícola industrial y sus costos en materia de derechos humanos entre otros, que sucedían especialmente del lado colombiano.
Ahora para la parte del lado de Venezuela, las condiciones de desarrollo quedaban muy cortas en cuanto a la renta petrolera, este seguía siendo la principal fuente de ingreso del país. Se había propuesto desde la década de los cuarenta el 50% para las petroleras extranjeras y el 50% para la nación venezolana. Pese a ello, las inversiones suntuosas de la dictadura de Pérez Jiménez, los bajos precios del petróleo y la malversación de los recursos público, sembraron la desconfianza del general que de alguna manera generaron su salida del poder. Ya después en la cuarta república con el pacto bipartidista de las elites adecos y copeyanos, no harán la diferencia en cuanto a un desarrollo con más equidad.
Entre las décadas de los cuarenta hasta principios de los sesenta, el acontecer político y socioeconómico expresan las vicisitudes actuales, centrada en una turbulencia política que aún no termina para esta región y que visibilizan la crisis histórica de la zona compartida por ambas naciones.
La centralidad del acontecer para la época era de un vasto número de hechos sin mayores cuestionamientos para el común de lo que acaparaba la atención de la segunda guerra inter-imperialista, pues estos países quedaban al margen y el interés era más por la expansión de la economía de postguerra, liderada desde entonces por los Estados Unidos.
La historia se va hilando con las agujas de los años vistos en retrospectiva, pues en el fulgor de los acontecimientos del presente, la visibilidad de su análisis es aun tenue. Basta ya con esa miopía de ver el presente desarticulado con su pasado; acogemos los hechos históricos que surgen de las dinámicas políticas y socioeconómicas que podrían fundamentar un análisis más certero de la realidad histórica, para encontrar parte de respuestas a lo que es el hoy y en todo caso, tener otros marcos referenciales para formular nuevas preguntas.
[1] BENJAMIN Walter. Tesis sobre la historia y otros fragmentos. Edición y traducción de Bolívar Echeverría. Bogotá D.C. Colombia. Ediciones desde abajo. Segunda reimpresión, agoto del 2020 p. 20
[2] GANDÁSEGUI, Marco A. América Latina y el Imperialismo en el siglo XXI. CLASCO 2005 P. 172. En línea: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20101013124340/7ParteII2.pdf
