Los planes de Trump.

Por: Henry Pacheco

The Washington Post se refería a un plan del que apenas trascendían detalles. El medio explotaba clichés habituales y utilizaba la extravagante personalidad del candidato Republicano para, creyendo que sus declaraciones se convertirán en políticas, asumir cuál será la dirección que tomarían sus políticas en caso de regresar a la Casa Blanca. El medio estadounidense daba por hecho que Trump tratará de cumplir su promesa de acabar con la guerra de Ucrania de forma inminente a base de obligar a Kiev a ceder territorio a Moscú. Y utilizando el precedente de la cumbre en la que se reunió con Kim Jong Un, que finalmente no derivó en un acuerdo debido al sabotaje de última hora de John BoltonThe Washington Post especulaba incluso con la imagen de Donald Trump y Vladimir Putin en una cumbre en la que el líder estadounidense buscaría ratificar un acuerdo. Sin embargo, más allá de las especulaciones y la insistencia en la necesidad de conseguir el final de la guerra, no había en el texto ningún tipo de plan.

Ahora, la agencia AP publica algunos detalles más de las intenciones del candidato a la presidencia. Como otras filtraciones o propuestas electorales, todo plan u opinión ha de ser entendido con matices, algo especialmente relevante en los planes de Donald Trump, conocido por su comportamiento errático y cuyas palabras actuales no se corresponden con su actuación durante su primer mandato. Y es que Trump, que promete que será sencillo lograr el final de la guerra entre Rusia y Ucrania, fracasó, como lo hicieran Obama y Biden, en su negociación con Moscú en busca de una resolución del conflicto. Frente a sus reticencias actuales con respecto a Ucrania, fue Trump quien autorizó por primera vez el envío de sistemas antitanque Javelin, una exigencia de Kiev que Obama había rechazado al entender que supondría una provocación contra Moscú y una escalada en la guerra.

“Condicionar la futura ayuda militar a Ucrania a que el país participe en las conversaciones de paz con Rusia. Prohibir a los ciudadanos chinos la compra de propiedades en un radio de 80 kilómetros de los edificios gubernamentales estadounidenses. Llenar el sector de la seguridad nacional de acólitos de Donald Trump”. Esos son, según AP, las líneas principales del documento preparado por el America First Policy Institute, uno de los muchos grupos que “intentan ayudar a Trump a evitar los errores de 2016, cuando llegó a la Casa Blanca escasamente preparado”. La agencia ha tenido acceso previo a la publicación de la agenda de seguridad nacional “America First”, que esboza, cuando menos, las previsibles prioridades de una posible administración Republicana en caso de victoria electoral el próximo noviembre. Aunque se trate de grupos independientes que simplemente asesoran al potencial presidente, de quien dependerían finalmente todas las decisiones, los postulados que se presentan en la agenda suponen un punto de partida para comprender qué tipo de políticas serían propuestas a Trump en caso de victoria electoral.

El proyecto es el diseño de una “gran estrategia”, no necesariamente de políticas concretas, sino del marco general en el que encaje una actuación que aspira a una coherencia de la que careció el primer mandato de Trump. En el caso del conflicto ucraniano, la prioridad de la estrategia Republicana es detener la guerra. Según cita AP, el documento afirma que costará a Ucrania “aceptar una paz negociada que no les devuelva todo su territorio o, al menos por ahora, no responsabilice a Rusia de la carnicería que infligió a Ucrania. Sus partidarios también lo harán. Pero como dijo Donald Trump en el Town Hall de la CNN en 2023, «quiero que todo el mundo deje de morir». Esa es también nuestra opinión. Es un buen primer paso”.

lo largo de la precampaña, Donald Trump ha variado su postura hacia un cierto pragmatismo que ha hecho posible la aprobación del gran paquete de asistencia militar para Ucrania, Israel y Taiwán. El candidato Republicano ha aparcado su rechazo a la continuación de la asistencia militar, pero no su intención de intervenir para detener la guerra. Para lograr ese objetivo, el planteamiento que trasciende del documento analizado por AP parte de la base de supeditar cualquier aportación de asistencia militar a la aceptación de una negociaciónEste planteamiento supondría una ruptura importante con la táctica utilizada por Estados Unidos hasta ahora. De las palabras de Victoria Nuland, veterana de la administración Biden y Obama e importante en el diseño y ejecución de la política estadounidense, puede deducirse que Washington no busca necesariamente que Ucrania recupere todo el territorio según sus fronteras internacionalmente reconocidas incluyendo Crimea, pero sí la desmilitarización de la península. Esa táctica implica la continuación de la guerra a largo plazo, hasta lograr un momento en el que el equilibrio de fuerzas favorezca completamente a Ucrania.

El planteamiento Republicano incluye una serie de aspectos a priori inaceptables para Ucrania. Kiev no solo se ha negado a dialogar políticamente con Rusia desde 2022, sino que Zelensky ha prohibido negociar con Vladimir Putin. El rechazo explícito de Ucrania a la vía diplomática se ha representado con claridad en su intento de presentar como proceso de paz la fórmula Zelensky, una serie de cumbres en las que Kiev ha tratado de hacer común su postura con el objetivo de que sean sus aliados los que impongan a Rusia una resolución en la que no tenga voz ni voto y que no tenga necesariamente que corresponderse con la realidad sobre el terreno. Después de casi dos años de propaganda y exigencias de un plan claro y con una previsión de fecha concreta de acceso, Ucrania no podría tampoco aceptar la segunda premisa planteada por el documento estadounidense: posponer indefinidamente la entada de Ucrania en la OTAN.

A cambio, el documento que pretende ser la base de la política de Trump plantea dos ideas que sí son claramente favorables a Ucrania.

 En primer lugar, participar en una negociación garantizaría para Ucrania asistencia militar futura más allá del momento en el que se firmara el acuerdo. Esta idea apunta a unas garantías de seguridad bilaterales, algo que Estados Unidos rechazó en marzo de 2022.

·          En segundo lugar, “no se exigiría a Ucrania que renunciara al objetivo de recuperar todos sus territorios”. En pocas palabras, la suma de ambos postulados resulta en una Ucrania dependiente de la asistencia militar de Estados Unidos a largo plazo sin el paraguas de la OTAN y que se vería obligada a renunciar a parte de su territorio -presumiblemente Crimea y Donbass-, aunque se trataría únicamente de algo temporal, dejando abierta la posibilidad de esa reconquista. El escenario implica la continuación de la guerra proxy y el uso potencial de Ucrania como herramienta contra Rusia además de presagiar un acuerdo que dejará abierta la cuestión territorial.

Este planteamiento comparable a un gran acuerdo de Minsk en el que la reanudación de las hostilidades podría ser una amenaza constante sería incluso más amenazante para Rusia que el planteamiento de Victoria Nuland de continuación de la guerra hasta la victoria final, algo tan improbable que contiene la posibilidad de un colapso completo del frente y el Estado ucraniano.

·         Rusia reclama como recompensa de la guerra a territorios ocupado como, República Popular de Lugansk, República Popular de Donetsk o sea la Anexión de Donetsk, Lugansk, Jersón, Zaporiyia y de la bahía de Odesa del mar Negro entre las desembocaduras de los ríos Dniéster y Bug). 

·         Como en toda guerra moderna, el que pierde, pierde espacio demográfico también.