¿Quién se puede resistir a más de 5.000 millones de personas cautivas en un espacio digital mundial sin fronteras?

ALVIN LEZAMA

Decía Edgar Morin, en su ensayo la Cabeza Bien Puesta, que la naturaleza humana tenía dos dimensiones: la natural y la cultural; la cultural parte desde el territorio donde el ser humano, como portador de cultura, hace su vida, se relaciona socialmente, actúa, transforma y adapta; donde nacen sus comportamientos, aspiraciones, costumbres; donde desarrolla su ciencia, su tecnología y sus saberes populares; desde donde contempla y explica la vida, el mundo y el universo. En esta dimensión cultural se crean, transmiten, asientan y comparten valores éticos y morales, sociales, económicos y políticos; se comparten imaginarios, universos simbólicos, identidad, memoria.

Con el desarrollo de la tecnología electrónica y digital, esa dimensión cultural se escinde en una dimensión cultural física y en una dimensión cultural digital; mientras, la primera está atada al territorio, a su división político-territorial, a su ambiente, a su historia; la otra, nació primero con la internet, 1969, red de redes ‒un espacio digital de alcance mundial, independiente, libre y neutral para el intercambio entre iguales‒, posteriormente, con la aparición y popularización de la world wide web, 1992, el uso de esta red de redes rápidamente pasó del ámbito académico hacia el ámbito comercial, se convirtió en una expresión poderosísima de la economía de mercado, desplegando su potencial comercial y económico, conservando su alcance mundial sin fronteras pero diversificándose en opciones.

Hoy, en apenas tres décadas esta dimensión cultural digital se ha transformado en múltiples espacios digitales en forma de medios sociales (redes sociales + medios de difusión de contenido) generalistas y temáticos; en forma de nuevas plataformas digitales para generar y compartir contenido, en diferentes formatos, como: Youtube, Spotify, Soundcloud, blogspots, Instagram, Facebook, Whatsapp, TikTok, Netflix, iTunes, Google Podcast, Apple Podcast, entre tantas otras; en forma de nuevas plataformas digitales para las relaciones sociales de intermediación comercial y financiera, como: Amazon, Paypal, Alibaba; con menos fuerza y magnitud también emergen plataformas digitales para la educación, para el teletrabajo y trabajo colaborativo.

Estamos conviviendo en paralelo en varias dimensiones culturales, que a veces se complementan, y otras, compiten entre sí, con alcance nacional, regional y mundial. Sin olvidar la dimensión natural, donde se da y se sostiene la vida, de donde también se obtienen los recursos naturales necesarios para la operación de este espacio digital, una dimensión que subordina a las otras dos dimensiones culturales.

¿Quién se puede resistir a más de 5.000 millones de personas cautivas en un espacio digital mundial sin fronteras?, un territorio virgen y fértil, que representa una potencial audiencia, población, votantes, usuarios, consumidores, clientes, como quiera que se vean, no deja de ser interesante, atractivo, un incentivo para políticos, inversionistas, empresarios, idealistas.

No obstante, esta dimensión cultural digital también está en pugna, en competencia, en turbulencia, en efervescencia y en transformación; por una lado, están los 5.400 millones de usuarios de internet (UIT-F&F 2023) como el gran paraguas, el ciberespacio que los integra, por el otro lado, están los 5.070 millones de usuarios de medios sociales (GSMS, datos abril 2024) en espacios digitales privados ‒ de uso masivo y mundial, de acceso gratis, pero con condiciones de uso y política de privacidad‒, y por último hay 2.600 millones de personas en el mundo que están tanto fuera de internet como de los medios sociales (UIT-F&F 2023). Sin duda es un escenario atractivo pero también complejo y riesgoso.

Para comprender la complejidad de esta dimensión cultural digital con simplicidad, sin entrar en la jerga técnica, imaginemos un edificio de varios pisos donde se aloja el personal de toda una organización “Espacios Digitales”: en los primeros pisos están ubicadas las unidades de apoyo de “Servicios Básicos”, tales como: compras, mantenimiento, mensajería interna y externa, administración, gestión de talento humano, servicios generales, transporte, telecomunicaciones y tecnología de información; en los pisos superiores que le siguen están las unidades estratégicas de la empresa que llamaremos “Internet”, donde se ofrecen los servicios de red y los servicios de conexión; en los siguientes pisos, se alojan las unidades de negocios “Servicios OTT”. Entre cada unidad contigua hay una relación de dependencia descendente, es decir la de arriba depende de la de abajo y así sucesivamente; así las unidades de negocios “Servicios OTT” dependen de las unidades estratégicas de “Internet” y las unidades estratégicas “Internet” dependen de las unidades de apoyo “Servicios básicos”. Y por si fuera poco, todo el edificio de la organización “Espacios Digitales” depende los servicios públicos que provea el urbanismo, tales como: agua, electricidad y telecomunicaciones. Como ven, por más virtual y despegado que parezca el mundo digital está atado al mundo físico.

Todas las innovaciones en tecnologías de vanguardia que se proyectan, que constituyen la llamada transformación digital, tienen como substrato a la internet o dependen de ella, son las llamadas capas de aplicaciones “Over The Top” (OTT) que se montan sobre la internet; desde Inteligencia Artificial Generativa con sus modelos, usos y aplicaciones; pasando por las criptomonedas y el uso de las tecnologías de cadenas de bloque y sus posibilidades de la nueva intermediación comercial y financiera entre pares; el metaverso, la realidad aumentada y virtual y la web3.0; el internet de las cosas (IoT), la ciudad y el hogar inteligentes; los vehículos autónomos, entre tantas otras promesas. ¡Todos los caminos llevan a la internet!

Algunas preguntas que buscan respuesta

Antes de continuar, dada la diversidad de perspectivas e intereses que suscita el tema, nos vamos a centrar en este escrito sólo en los participantes, empresarios establecidos y entrantes, de la televisión y en sus consumidores, usuarios, clientes. Es decir, prestadores de servicio de TV por suscripción por cable y satélite, operadores de TV de señal abierta y prestadores de servicio de TV por streaming que disponen de todas las plataformas tecnológicas en el mercado para llegar a los consumidores, usuarios y clientes.

¿Qué valor agregado ofrecen los medios sociales y las plataformas digitales para la difusión de TV en comparación con la TV por cable, satélite y señal abierta?, ¿que diferencia hay entre implementar una solución de TV streaming (en línea) directamente en Internet y otra en un medio social o plataforma digital privada?, ¿hasta dónde mejoran con estas opciones la experiencia del usuario, consumidor, cliente?

¿Cuáles son las limitaciones que enfrenta una solución de TV en el espacio digital?

¿Hasta dónde podrá aspirar el operador por una tarifa adecuada de TV en el espacio digital, sea Internet o a través de terceros, y hasta dónde podrá pagar el cliente?

¿Los servicios por TV recuperarán los ingresos por publicidad?

¿Se regularán los servicios de TV streaming en los países?

Datos para aclarar el horizonte

Los números, no mienten pero pueden confundir

.-Anteriormente se mencionó a los 5.4000 millones de usuarios de Internet y los 5.070 millones de usuarios de medios sociales, según Global Social Media Statistics (GSMS), 9 de cada 10 usuarios de Internet tienen cuenta en redes sociales lo cual podría explicar la diferencia. Pero, según la misma fuente, los usuarios de Internet usan o visitan, en promedio, 6,7 medios sociales o plataformas sociales distintas. Con lo cual, se infiere que estos 5.070 millones de usuarios de medios sociales están repartidos en varios medios sociales, en el mundo. De éstos, siete ya superan los mil millones de usuarios activos mensualmente y son, en millones: Facebook con 3.065, YouTube con 2.504, WhatsApp e Instagram con 2.000 cada uno, TikTok con potencial de llegar a 1.582, WeChat con 1.343 y Facebook Messenger con un potencial de alcanzar 1.010. Estos siete suman 13.504 usuarios de medios sociales, o sea, que se cuentan varias veces, están repetidos.(GSMS, datos abril 2024). La competencia es alta.

.-Horas diarias dedicadas

Según GSMS a los medios sociales se le dedicaron, hasta abril 2024, diariamente 2 horas 20 minutos ello contrasta con las 6 horas 40 minutos diarias dedicadas a internet (Statista, tercer trimestre 2023), un aumento de apenas 21 minutos desde el tercer trimestre del 2015, en esos 9 años el promedio ha sido de 6 horas 41 minutos, es decir ha habido poco crecimiento, ¿como que se llegó al techo? Más aún, estas 6 horas y 40 minutos, en promedio, se reparten en las 2 horas 20 minutos en medios sociales, 1 hora 25 minutos en streaming de música, 1 hora y 2 minutos usando la consola de juegos, 49 minutos escuchando posdcast. La mayoría de estas horas (3 horas con 50 minutos) se consumen en el teléfono inteligente (comparitech). Si se contrasta con las horas diarias dedicadas a la TV, tradicional (Abierta, cable o satélite) 1 hora 53 minutos y en línea (streaming) 1 hora 35 minutos; 1 hora 1 minuto dedicadas a la Radio de señal abierta de (datos 2022, Screen Voice), no parece tanto lo dedicado a los medios sociales, como que no es tan feroz el león como lo pintan!.

Si las aspiraciones de las plataformas digitales privadas y los medios sociales es convertirse en los espacios digitales donde se concentren todas las innovaciones de las tecnologías de vanguardia y negocios posibles, todavía como que falta un largo trecho. La competencia entre medios sociales es fuerte, sin embargo, las empresas de tecnología Meta, Google, WeChat y TikTok están entre las primeras. Curioso Apple, Microsoft y Amazon no figuran en esta carrera.

.-¿Por dónde rondaría una tarifa de TV paga factible?

Es difícil saberlo, pero veamos, en el caso de la TV en línea o streaming, este ingreso estará subordinado a la tarifa de acceso de banda ancha, fija y móvil. De acuerdo al reporte Medición del desarrollo digital: hechos y cifras 2023 de la UIT (UIT-2023), la tarifa asequible mundial para la banda ancha móvil (2GB) fué, para el 2022, de 1,5% de PIB per cápita (datos BM), equivalente a US $15,85 mensuales; para la banda ancha fija (5GB), 3,2% del PIB per cápita, 2022, lo que equivaldría a US $33,83. El servicio de TV en línea debería buscar el techo más alto, para de allí establecer su tarifa como una porción de ésta. Nos recuerda el reporte de la UIT citado, que el 83% del tráfico de internet es tributado por las cuentas de banda ancha fija. Para tener una idea, el ingreso promedio por usuario de la TV paga o por suscripción en la región de América Latina y el Caribe fué, para el 2019, de US $16 y la tendencia era hacia la baja (Statista-2023).

¿Qué hacer?

.-Para quien es proveedor de servicios de TV paga, satelital o cable u operador de TV de señal abierta se recomienda no hacerse muchas expectativas con la TV en línea o streaming, estas soluciones tienen muchos obstáculos reales que superar. Una señal también para el inversionista.

.-Crear aplicaciones (apps) propias sobre la internet sólo para mejorar las experiencias de sus usuarios, clientes y consumidores, tal vez, complementando su servicio con canales para mejorar la gestión de las relaciones con éstos, sumar un canal de marketing y/o comercialización o agregando facilidades que mejoren la selección del contenido o lo amplíen con información relevante y actualizada.

.-Sugerimos una opción libre para todos los usuarios de internet y una opción premium para los suscriptores de la TV paga.

La TV tradicional, la de programación diaria no ha muerto, ¿por qué?/UN

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