Por, Henry Pacheco. «Padre Nuestro» de Mario Benedetti es un poema que toma la estructura de la oración cristiana del Padre Nuestro para expresar una visión del mundo y una serie de peticiones muy terrenales y latinoamericanas.
En lugar de dirigirse a un Dios trascendente, Benedetti invoca a un «Padre nuestro que estás en los cielos / con las golondrinas y los misiles», situando lo divino en un contexto de belleza natural y de la conflictiva realidad moderna.
A lo largo del poema, Benedetti suplica por cosas concretas y relevantes para su tiempo y su región:
Un retorno de la divinidad a un sur olvidado: «quiero que vuelvas antes de que olvides / cómo se llega al sur de Río Grande.»
Una santificación del nombre de Dios auténtica: «santificado sea tu nombre. / no quienes santifican en tu nombre / cerrando un ojo para no ver las uñas / sucias de la miseria.» Aquí critica a quienes usan la religión para ignorar la injusticia.
Un reconocimiento del reino de Dios en la lucha terrenal: «porque tu reino también está aquí abajo / metido en los rencores y en el miedo / en las vacilaciones y en la mugre / en la desilusión y en la modorra / en esta ansia de verte pese a todo.»
Una reflexión sobre la voluntad divina y la humana: Explora la dificultad de discernir la voluntad de Dios y la propia.
Una petición por el pan diario: «lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro / de cada día y de cada pedacito de día.» y el derecho a ganarlo.
Un perdón de las deudas, pero no de la esperanza: «perdónanos si puedes nuestras deudas / pero no nos perdones la esperanza.»
Una resistencia a olvidar el pasado doloroso: «no nos dejes caer en la tentación / de olvidar o vender este pasado.»
Un reconocimiento de la deuda histórica con los oprimidos: Menciona agravios específicos como «tres mil kilómetros de injurias» y «una sola Guatemala muerta.»
En esencia, el «Padre Nuestro» de Benedetti es una reinterpretación laica y politizada de la oración tradicional. La utiliza como un vehículo para expresar preocupaciones sociales, políticas y económicas de América Latina, clamando por justicia, memoria y esperanza en un mundo marcado por la desigualdad y la opresión. El poema se convierte en una súplica por un Dios más cercano a las realidades humanas y menos cómplice de las injusticias.
Letras
UN PADRENUESTRO LATINOAMERICANO
Padre Nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y con los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
cómo se llega al sur de Río Grande
Padre Nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver las uñas sucias de la miseria
En Junio de mil nueve setenta y cinco
ya no sirve pedirte venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en este ansia de verte pese a todo
Cuando hablaste del rico la aguja y el camello
y te votamos todos por unanimidad para la gloria
también alzó la mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía a pensar hágase tu voluntad
Sin embargo una vez cada tanto
tu voluntad se mezcla con la mía
la domina la enciende la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuando creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre estaré más segura de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora
Pero quién sabe no voy a decidir
que tu poder se haga o se deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara,
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño
Claro no estoy segura si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
Lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro de cada día
y de cada pedacito de día
ayer nos lo quitaste dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
Y ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos
a más tardar mañana saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros una vez por error
perdonamos a nuestros deudores
Todavía nos deben como un siglo de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta
y no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido
ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río el dólar y su amor contra-reembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
Amén.
