Sobre los locos, el Dinero Absurdo y la actualidad

Por: Eduardo Guzmán

Ezra Pound, poeta distinguido del siglo pasado, en algún sitio cuenta que su abuelo le había contado cómo nos roban los banqueros (la usura aún hoy reinante), y en su obra más estudiada (los Cantos), dedica atención a esta peste de la Edad Moderna cuyos discretos beneficiarios aspiran, todavía hoy, a dominar el mundo, como único expediente que puede permitirles conservar su privilegio. Aquí (https://ezrapoundcantos.org/canto-xlv?showall=1) un Canto dedicado a la usura. Y téngase en cuenta que el usurero antiguo, por regla general, ponía algo para endeudar a sus víctimas: el banquero moderno, no; se limita a anotar la deuda en la cuenta del deudor. En la Italia fascista consiguió acceso a la radio, soltando duras y elocuentes diatribas contra esos banqueros internacionales (los Cuarenta Ladrones los llamo yo, pero son los mismos), con algún rasgo racial que era parte de la discordia de aquel tiempo, también del nuestro por desgracia. Se encuentran también en Internet esas grabaciones (también pueden encontrarse esas diatribas radiofónicas de Ezra Pound en la web, o se podía hasta no hace mucho). Pero os cuento el caso porque a su detención por el ejército estadounidense vencedor en Italia siguió su internamiento en un hospital siquiátrico, en Nueva York o Nueva Jersey –no recuerdo bien, lo dirá la Wikipedia o su prima hermana, la IA–, donde se pasó unos diez años. Esto es lo que importa: estaba loco, pues de lo contrario, los sensatos siquiatras que ordenan esos ingresos y estancias lo habrían sin duda rechazado.

Otro caso es el del Havannah Syndrome (Síndrome de la Habana) padecido por personal de la CIA en Cuba; espías que atribuían a microondas y otros ataques electromagnéticos su malestar en el contesto del servicio en ese destino. Finalmente un tal Kaufmann, médico alemán pasado por universidades estadounidenses, certificó (su informe lo encuentras sin dificultad en la web) que todo aquello era estrés, que la causa de aquellas estrañas jaquecas era el estado nervioso de los agentes.

Así es como los criminales, ayudados por la Ciencia vendida, esplican a los mortales cómo les matan, y todos contentos.

Otro caso es el de Jean-Bernard Fourtillan, quien por el verano de 2020 contaba en un juzgado francés que el famoso Sars-COV-2 (el virus de la Covid-19) había sido fabricado por un famoso laboratorio de Francia perteneciente a otro famoso laboratorio (éste ya multinacional), a su vez perteneciente a un banco inconfundiblemente asociado a los Cuarenta Ladrones, la Banca Rothschild. Poseía e invocaba Fourtillan no sólo testimonios de colaboradores de ese laboratorio muy cercanos al autor material, sino las patentes del famoso virus y de sus antecesores en la línea genética, que por algo llevaba el virus un «2» en el nombre. Y las solicitudes de las patentes iban firmadas, como es costumbre. Quedaba tan clara la autoría de aquella Operación Covid que el juzgador, fiscal o quien fuera no tardó en saber lo que tenía que hacer con aquel jubilado autor (por si fuera poco con eso), además, de peligrosos descubrimientos que asociaban la ingesta de flúor al deterioro de la función de la glándula pineal, y ese deterioro a las enfermedades neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer, etc), además de haber logrado sintetizar las hormonas de esa glándula cuya carencia iba asociada a tales rentabilísimas enfermedades; ¡el colmo, vamos! Lo primero fue ingresarle en un siquiátrico, donde no vieron razón o encontraron pretesto para retenerle más allá del plazo máximo legal en esas circunstancias, que era de quince días. La fiscalía encontró modo de enchiquerarlo en la prisión parisina de La Santé (La Salud), donde pasó cerca de un año.

La misma prisión donde había sido ingresado durante un año Ryke Geerd Hamer veinte o treinta años antes, no sé si después o antes del correspondiente intento de psiquiatrizarle, que también a él intentaron callarle por «loco». Se da la circunstancia de que la Nueva Medicina Germánica de Hamer, construida contra el acoso mediático y judicial por un médico que había esperimentado en sus carnes y las de sus más queridos la raíz de la enfermedad y la sanación (el caso de Hamer se encuentra sin dificultad entre la avalancha de basura de los verificadores de la información y otros desinformadores por cuenta de las multinacionales). Que uno y otro, el que mejor vio el origen del coronavirus en la mayor estafa colectiva de todos los tiempos (eso fue la pandemia de 2020) y el que ha vuelto a conectar la ciencia médica con el saber ancestral de la enfermedad y la sanación en cualquier lugar del mundo (empezando por Occidente, donde el Cármides platónico –hay en la web una escelente traducción de Agustín García Calvo al castellano– no deja lugar a dudas sobre el pensamiento de Sócrates acerca de la relación necesaria entre la enfermedad o sanación y la mente-alma del humano) pasaran por esa misma prisión de La Salud es lo que algunos llamamos una “señal”: algo nos está hablando con esas casualidades tan significativas.

Como he contado otras veces, por abril de 2022, después de alguna amenaza despreciada seguida de alguna oferta dirigida a que abandonase mi labor de aclaración del fraude del sistema del dinero occidental, empecé a ser atacado con medios electromagnéticos en mi casa, situación que con dificultades aguanté hasta abril de este año (2023), cuando decidí salir de España. Para entonces ya había conocido personalmente a varios implicados en la persecución en mi contra, así como a distintos conocedores de ella, entre los que destacaban discretos miembros de una célula del MOSSAD en Nagüeles, Marbella. Alguno de ellos, cuando me dirigí a él directamente hablándole de esas radiaciones tan extrañas (aunque no lo eran para dos profesores de una facultad de Física con quienes pude comentarlas), me aconsejó por Whatsapp que solicitase “ayuda profesional”. Las radiaciones han seguido en el extranjero, aunque en Venezuela he podido comunicar más eficazmente lo que todavía no se entiende apenas fuera de las cúpulas de los bancos: que el sistema del dinero (o crédito privado) es un timo, y que ese timo se está queriendo renovar porque ya no funciona; que en eso ha consistido la Operación Covid: en probar los resortes del avanzado poder mundial a la vez que se renovaba a toda mecha la demanda de dinero a base de detener en gran medida las economías de casi todo el mundo; que el crédito en China ha funcionado muy bien porque es mayoritariamente público; que la banca internacional tiene organizado un sistema de control de la población destinado a imponer a diestro y siniestro su dinero falso, ahora que éste se va entendiendo; que son los propios banqueros, incluido el Banco de Inglaterra, quienes nos han explicado el timo del dinero; que esta claridad, por tarde que llegue, constituye una escelente oportunidad para racionalizar el sistema del dinero, de tal manera que se aseguren las necesidades y se supriman las acumulaciones absurdas, o dicho de otro modo: que el medio de cambio sirva para facilitar los intercambios en lugar de para perpetuar las acumulaciones de los fabricantes de virus, etc. etc.

Pero os cuento todo esto porque estos días alguno se ha acercado a amistades mías en Caracas con un mensaje sencillo: «Ése está loco.» Locura me parece a mí que el Tercer Mundo haya sido endeudado como lo está sin que a los acreedores esas deudas les hayan costado un solo dólar, como ha sucedido.

Estos últimos días arrecian las onditas asesinas en mi casa: las armas de radiación dirigida (un informe reciente aquí:https://www.globalresearch.ca/buoyant-multi-billion-dollardirect-energy-weapons-market-for-military-and-civilian-use/5829357) son llamadas ‘no letales’ porque de ese modo pueden ser utilizadas por las fuerzas del orden para controlar a la población, como está pasando ya en Europa y Estados Unidos: los dos grandes rebaños humanos cuyo levantamiento parece imprescindible para el fracaso del N.O.M. en su versión occidental (poder privado). Y también porque matan con discreción, como les gusta a los poderosos y sus arriscados operarios: las víctimas suelen morir de accidente cerebro- o cardiovascular. Abundan los casos desde la Operación Covid.

Y os cuento todo esto también para lo que pueda servir, para que sepáis cómo se ve la película desde aquí; y si alguien tiene acceso a medios eficaces contra esta basura, estaría encantado de escuchar sus sugerencias.

Locura es el abuso de la contemporánea usura y el intento de los usureros de perpetuar su poder, para lo cual solamente necesitan perpetuar la ignorancia. Contra eso hablamos en Radio Senderos de Antímano (88.5 FM) los jueves de 4 a 6 de la tarde, si nos dejan. Y al que crea que este asunto del sistema de dinero no es tan importante teniendo en cuenta la gravedad de las actualidades que nos sirven los Medios de Formación de Masas, le recuerdo que el robo de Palestina a sus habitantes consumado desde 1948 fue precedido de la compra de muchas tierras a los terratenientes de esa región desde el siglo XIX, y que esas operaciones fueron posibles gracias al disfrute de este mismo privilegio; y así como eso significa que el Estado de Israel (el más vacunado de la Tierra) fue pagado por los pobres, desempleados y otras víctimas del estractivo sistema de dinero occidental, ese mismo dinero sisado a esos mismos (por los de siempre de arriba a los de siempre de abajo) es el que ha servido para pagar los leales servicios de Hamás desencadenantes de esta última temporada infernal entre judíos y palestinos. «La era está pariendo un corazón… y hay que acudir corriendo, pues se cae el porvenir…» Así lo veía Silvio Rodríguez hace ya tiempo. Por ahora, parece que los que más se mueven en este Occidente anestesiado con deuda son los agentes y activos de la CIA y el MOSSAD. «Debo dejar la casa y el sillón…», seguía el poeta. Salud, hermanos.