Por: Henry Pacheco.
La próxima Cumbre de la OTAN en La Haya en 2025 se perfila como un evento crucial, dadas las tensiones geopolíticas actuales y la evolución del panorama de seguridad global. Basado en la información disponible, estos son algunos de los temas y desafíos que probablemente dominarán la agenda:
Esto es lo que se pensaba antes del 2025. 1. Aumento del Gasto en Defensa y Capacidades Militares:
Objetivo del 2% del PIB: Se espera una fuerte presión, especialmente de Estados Unidos, para que todos los aliados cumplan y superen el objetivo de destinar el 2% de su PIB a defensa. Algunos países ya están por encima (como Polonia con 4.7%) y otros se han comprometido a aumentar significativamente (Dinamarca a más del 3% en 2025 y 2026). El presidente de EE UU ha impuesto un 5% del PIB de todos los miembros de la OTAN para esta cumbre.
Incremento de Capacidades: La OTAN ya ha propuesto un aumento del 30% en las capacidades militares para 2025. Esto implicará grandes inversiones en sistemas de defensa aérea, misiles de largo alcance, formaciones terrestres maniobrables, y sistemas de mando y control.
Producción de Defensa: Se buscará acelerar la producción de armamento y municiones para reponer arsenales y asegurar la preparación ante posibles conflictos. Se espera un énfasis en fortalecer la industria de defensa en Europa y Norteamérica.
2. Guerra en Ucrania y Relaciones con Rusia:
Apoyo Continuo a Ucrania: La Alianza reafirmará su compromiso de apoyar a Ucrania, con la discusión de nuevas ayudas militares y financieras. La cumbre será un momento para evaluar la efectividad del apoyo actual y planificar estrategias a largo plazo.
Disuasión frente a Rusia: La situación en Ucrania ha intensificado la necesidad de reforzar la disuasión de la OTAN en su flanco oriental. Se discutirán las medidas para fortalecer la presencia militar en los países del este de la Alianza y garantizar la capacidad de defensa colectiva (Artículo 5).
Cohesión Transatlántica: La cumbre buscará mantener la unidad de la Alianza frente a la agresión rusa, un desafío particularmente importante en un contexto de posibles cambios políticos en Estados Unidos.
3. El Futuro de la OTAN y el Papel de Estados Unidos:
Impacto de la presidencia de Donald Trump: Donald Trump genera incertidumbre y será un tema subyacente. Su postura crítica hacia el gasto en defensa de los aliados europeos y su posible distanciamiento de la OTAN podrían forzar a Europa a considerar una mayor autonomía en defensa.
Autonomía Estratégica Europea: Se espera que los países europeos discutan y posiblemente anuncien iniciativas para desarrollar capacidades de defensa más autónomas, reduciendo la dependencia de Estados Unidos. La Iniciativa Escudo del Cielo Europeo (European Sky Shield Initiative) podría ser un ejemplo.
Redefinición de la Alianza: La OTAN se encuentra en una fase de redefinición de su propósito y estructura, buscando un equilibrio entre las expectativas de Estados Unidos y las necesidades de seguridad de Europa.
4. Nuevos Desafíos y Amenazas:
Amenazas Híbridas: La lucha contra las amenazas híbridas, como los ciberataques, la desinformación y el sabotaje de infraestructuras críticas, seguirá siendo una prioridad.
Tecnologías Emergentes y Disruptivas (EDT): La OTAN buscará integrar las EDT en sus capacidades militares para mantener la ventaja tecnológica.
El Reto de China: Aunque el enfoque principal es la seguridad euroatlántica, la creciente influencia de China y sus implicaciones para la seguridad global serán un tema de discusión en el contexto del «concepto estratégico» de la OTAN.
Seguridad en el Ártico: Esta región, cada vez más estratégica, podría ser objeto de debate debido a la competencia de grandes potencias.
En resumen, la Cumbre de la OTAN de 2025 en La Haya será un reflejo de un mundo en constante cambio. Los aliados se enfrentarán al desafío de reforzar su defensa colectiva y disuasión, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania y las tensiones con Rusia, mientras navegan por la incertidumbre geopolítica y la necesidad de adaptarse a nuevas amenazas y dinámicas de poder, buscando un equilibrio en el reparto de la carga y el desarrollo de capacidades autónomas, especialmente por parte de Europa.
en el 2025 con la llegada del presidente Trump.
La Cumbre de la OTAN en 2025, si se aprueba un compromiso del 5% del PIB de las naciones para el gasto en defensa, marcaría un cambio sísmico en la política de seguridad global. Es una cifra que no se ha visto ni siquiera en las fases más intensas de la Guerra Fría y tendría consecuencias profundas. Aquí hay un desglose de lo que es probable que ocurra:
1. Militarización sin precedentes y reorientación de prioridades nacionales:
Duplicar o triplicar el gasto: Para la mayoría de los países europeos, alcanzar el 5% del PIB en defensa significaría duplicar o incluso triplicar sus presupuestos militares actuales. Esto implicaría una reasignación masiva de recursos que, hasta ahora, se destinan a otras áreas cruciales como la salud, la educación, la ayuda humanitaria, la infraestructura civil o las políticas sociales.
Economías de guerra: Las economías de las naciones de la OTAN, especialmente en Europa, empezarían a operar en una lógica más cercana a la de una economía de guerra. La producción de armamento y equipamiento militar se dispararía, beneficiando enormemente a la industria de defensa.
Impacto en la vida cotidiana: La presión fiscal sobre los ciudadanos aumentaría para financiar este gasto. Podría haber recortes en otros servicios públicos y una sensación generalizada de «militarización» de la sociedad.
2. Fortalecimiento militar masivo y capacidad de disuasión:
Aumento de capacidades: La OTAN vería un incremento exponencial en sus capacidades militares. Se invertiría masivamente en todo tipo de armamento: defensa aérea, misiles de largo alcance, formaciones terrestres, capacidades cibernéticas, vigilancia, guerra de información, y tecnologías emergentes y disruptivas.
Disuasión creíble: La capacidad de disuasión de la OTAN contra cualquier agresor, especialmente Rusia, se volvería abrumadoramente poderosa. Esto podría, en teoría, reducir el riesgo de un conflicto directo, ya que el coste de la agresión sería insostenible.
Mayor presencia y despliegue: Se esperaría un aumento significativo en la presencia de tropas, equipos y bases militares en el flanco oriental de la OTAN y en otras áreas estratégicas.
3. Cohesión de la OTAN y las relaciones transatlánticas:
Satisfacción de EE. UU.: Para Estados Unidos, especialmente si Donald Trump está en la Casa Blanca, la aprobación del 5% sería una victoria rotunda, ya que ha sido un reclamo constante la «carga compartida» en la defensa.
¿Menos dependencia de EE. UU. a largo plazo? Irónicamente, al aumentar su propio gasto, los países europeos podrían, a la larga, desarrollar una mayor autonomía estratégica. Si bien la demanda de equipos estadounidenses aumentaría, con el tiempo, la industria de defensa europea podría fortalecerse y depender menos de EE. UU. para ciertas capacidades.
Posibles tensiones internas: Aunque la mayoría de los ministros de Defensa de la OTAN han mostrado apoyo a la idea del 5%, la implementación real podría generar tensiones, especialmente en países con economías más débiles o con fuertes movimientos pacifistas. Algunos países, como España, ya han expresado sus reservas.
4. Implicaciones geopolíticas y la «nueva normalidad»:
Aceleración de la carrera armamentística: Un compromiso de la OTAN del 5% del PIB sería percibido por Rusia y China como una escalada significativa, lo que probablemente aceleraría la carrera armamentística a nivel global.
Foco en la confrontación: Esto enviaría una señal clara de que la política internacional se está resignando a la confrontación, y que la militarización se convierte en la nueva norma, dejando atrás cualquier lógica de gasto limitado o proporcional.
Marginalización de otras formas de cooperación: Si el gasto militar se convierte en la principal medida del compromiso internacional, otras formas de cooperación como la ayuda humanitaria, el desarrollo sostenible o la diplomacia podrían ser marginadas.
Un mundo más polarizado: Se consolidaría una visión de un mundo más polarizado, con bloques militares bien definidos y una menor inversión en los mecanismos de cooperación y resolución pacífica de conflictos.
En conclusión, la aprobación de un 5% del PIB para defensa en la Cumbre de la OTAN de 2025 sería una declaración de intenciones sin precedentes. Crearía una OTAN militarmente formidable, pero también transformaría las prioridades nacionales de sus miembros, redefiniría las relaciones internacionales y consolidaría una era de confrontación y militarización a escala global.
y esto puede ocurrir después de la cumbre.
La OTAN tiene su cuartel general político en Bruselas, Bélgica, y su cuartel general de operaciones (SHAPE) en Mons, también en Bélgica. En caso de conflicto, las decisiones militares y políticas se coordinarían desde estas ubicaciones,
Polonia podría asumir un rol más preponderante o simbólico como centro neurálgico de la OTAN en un escenario de conflicto, especialmente en el flanco oriental, frente a Alemania, hay argumentos que podrían explorarse:
¿Por qué Polonia podría tener un rol central?
Proximidad a la Amenaza: Polonia comparte frontera con Ucrania, Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado. Su posición geográfica la sitúa en la primera línea de defensa de la OTAN ante cualquier agresión rusa. Esto la convierte en un punto vital para la logística, el despliegue de tropas y el mando y control en un escenario de conflicto.
Aumento del Gasto en Defensa: Polonia ha sido uno de los países que más ha aumentado su gasto en defensa, superando con creces el 2% del PIB y comprometiéndose a seguir elevándolo. Este compromiso financiero y militar es una señal clara de su seriedad en la defensa colectiva.
Modernización Militar: El ejército polaco está experimentando una rápida modernización y expansión, adquiriendo armamento de última generación de Estados Unidos y Corea del Sur. Esto le otorga una capacidad militar creciente.
Firmeza Política: Polonia ha adoptado una postura muy firme y activa en el apoyo a Ucrania y en la crítica a la agresión rusa, lo que la alinea estrechamente con la estrategia de disuasión de la OTAN. Su liderazgo en esta área es reconocido.
Presencia de Tropas de la OTAN: Ya hay una considerable presencia de fuerzas de la OTAN, incluidas tropas estadounidenses, estacionadas en Polonia como parte de la disuasión y defensa del flanco oriental.
¿Por qué Alemania seguiría siendo crucial?
Capacidad Logística y Geográfica: A pesar de su distancia del frente oriental, Alemania sigue siendo un centro logístico crucial para la OTAN. Su infraestructura de transporte (carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos) es fundamental para el movimiento de tropas y equipos desde Estados Unidos y otras partes de Europa hacia el este. Ramstein Air Base, en Alemania, es una de las bases aéreas más importantes de EE. UU. en Europa.
Potencial Económico e Industrial: Alemania posee la mayor economía de Europa y una robusta base industrial que es vital para la producción de material de defensa a gran escala. Aunque ha tardado en aumentar su gasto en defensa, su potencial de inversión y producción es inmenso.
Liderazgo Político y Financiero: Alemania, como peso pesado económico de la UE y la OTAN, ejerce una influencia política y financiera considerable en la Alianza. Sus decisiones tienen un gran impacto en la cohesión y dirección de la OTAN.
Infraestructura Existente: La OTAN ya tiene una infraestructura establecida y de larga data en Alemania, que ha sido fundamental para las operaciones de la Alianza durante décadas.
Conclusión
En un escenario de conflicto, Polonia probablemente asumiría un rol operativo de primera línea mucho más destacado en la coordinación de la defensa en el flanco oriental. Su ubicación, inversión militar y determinación política la convertirían en un eje central para el despliegue y la respuesta inmediata.
Sin embargo, Alemania seguiría siendo indispensable como la columna vertebral logística y económica de la OTAN en Europa. Actuaría como el principal centro de apoyo, reabastecimiento y punto de tránsito para las fuerzas aliadas que se dirijan al este.
No se trata tanto de que un país reemplace al otro como «capital de guerra», sino de que ambos países jugarían roles complementarios y cruciales en diferentes aspectos de una respuesta de la OTAN. Polonia estaría en el frente, mientras que Alemania sería la retaguardia vital que permitiría la proyección de poder.
