A través de sus agencias EEUU entrega financiamiento a ONG del país que realizan festivales musicales con fines políticos.
Por: Victor Lara
«Las elecciones primarias de la oposición venezolana las pagó la Usaid, y mintieron sobre el mecanismo que estaban haciendo. Se lo vamos a mostrar, le vamos a mostrar a quiénes financiaron, a los Súmate, a los Provea y hasta a bandas de rock», para agredir a la Revolución Bolivariana, fue la denuncia realizada en rueda de prensa el pasado 3 de febrero por el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello.
¿Bandas de rock? Pero ¿de qué habla Diosdado Cabello cuando habla de las bandas de rock? Aquí está la historia.
Ya en varias oportunidades el gobierno venezolano ha denunciado que, a través de distintas ONG que son financiadas por organismos fachadas de los gobiernos de Estados Unidos y Europa, se han logrado producir eventos y captar personalidades del mundo de la cultura, en el que este género musical no es una excepción.
Dos apéndices de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU serían las más activas en promover estos planes desestabilizadores. Uno de ellos es la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés).
Guerra Fría cultural
Veamos que esta práctica no es novedosa. Desde su creación en 1947 la CIA comenzó a realizar operaciones sicológicas utilizando la cultura, y a muchos de sus referentes, especialmente en Europa, para implantar el pensamiento anticomunista y facilitar la consecución de los intereses de la política exterior estadounidense en el extranjero.
En pleno periodo de la «Guerra Fría» (post Segunda Guerra Mundial), cuando el bloque soviético hacía más fuerte su presencia en Europa, el campo de batalla pasó de las trincheras a la mente, con la finalidad de imponer una ideología dominante que provenía de la pugna entre los dos bloques que se disputaban la nueva geopolítica mundial.
Entonces, Washington promovía tanto la Doctrina Truman y el tan conocido «Plan Marshall», que serviría a Europa para su «reconstrucción» luego de la devastación dejada por el enfrentamiento bélico. Sin embargo, las acciones emprendidas desde Washington no sólo tendría esas pretensiones altruistas.
«En secreto, de estos países también se esperaba que asumiesen otro tipo de responsabilidades ‘en apoyo de la guerra fría’, y con este propósito, los fondos del Plan Marshall no tardaron en destinarse a promover la lucha cultural en Occidente», se lee en el libro La CIA y la guerra fría cultural de Frances Stonor Saunders.
La táctica era simple, usar «acciones encubiertas» que eran definidas, cita el texto, como toda «actividad clandestina con el fin de influir en gobiernos extranjeros, acontecimientos, organizaciones o personas, en apoyo a la política exterior de Estados Unidos, realizada de tal forma que no se advierta la participación de Estados Unidos».
La CIA, a través de la Oficina de Coordinación de Políticas (OPC, por sus siglas en inglés), creó múltiples organismos fachadas para financiar las puntas de lanza de la «Guerra Fría Cultural».
De allí nació el llamado Congreso por la Libertad Cultural, instancia que fue la promotora de grandes eventos en Europa como el festival de las Obras Maestras del Siglo XX, realizado en París (Francia) en 1952. «Durante los siguientes treinta días, el Congreso por la Libertad Cultural colmó a París con cientos de sinfonías, conciertos, óperas y ballets de setenta compositores del siglo XX», dice el texto antes citado.
Pero dicho evento produjo lo que a la postre sería el globo de ensayo de lo que actualmente hacen las ONG. La Fundación Farfield (fachada de la CIA) se posicionó «como respaldo aparentemente creíble del Congreso», con ayuda del multimillonario Julius Junkie Fleischmann, quien fuera el primer presidente de la Fundación, que aglutinó grandes capitales para los fines antes mencionados.
«Su fortuna personal y sus diversos mecenazgos artísticos le convertían en perfecta y creíble fachada para la CIA en el Congreso por la Libertad Cultural», dice el libro, que además cita una entrevista al ex agente de la CIA Tom Branden donde asegura que «Utilizábamos los nombres de las fundaciones para muchos fines, pero la fundación sólo existía sobre el papel».
Desde entonces dichas prácticas no han cesado y son varios los cambios de gobierno que en todo el mundo se han promovido a través de esta estrategia. Es por ello que desde el gobierno norteamericano y sus satélites europeos también han impulsado dichas acciones desde la llegada de la Revolución Bolivariana en 1999.
Primeros intentos en Venezuela
Las actuaciones de Estados Unidos en este sentido se han visto desde el inicio de lo que se ha denominado la V República, utilizando para ello a su personal diplomático.
En marzo de 2008, el entonces embajador de EEUU en el país Patrick Duddy había solicitado financiación a la USAID y al Departamento de Defensa de los Estados Unidos para realizar «conciertos de rock y festivales de música».
Un año después, en el mes de septiembre, el Centro Venezolano Americano del Zulia serviría de epicentro para realizar el Cevaz Rock & Pop Festival en las instalaciones del Sambil en Maracaibo.
El evento tendría como finalidad «recaudar fondos en apoyo a los programas de becas que ofrece el centro cultural binacional», según dice una publicación de CEVAZ review.
Duddy, quien en 2008 fue acusado de formar parte de la conspiración contra el gobierno de Evo Morales en Bolivia, fue expulsado por el Comandante Hugo Chávez con la mítica frase «Váyanse al carajo, yanquis de mierda!» en 2008.
Sin embargo, cuando llega Barack Obama a la Casa Blanca en 2009, Venezuela levanta la medida de veto a Duddy y es nuevamente enviado como embajador a Venezuela hasta el 16 de julio de 2010.
Revolución de colores
En 2011 ocurriría una nueva eventualidad en la que se ve reflejado la labor del gobierno de EEUU para derrocar al presidente Hugo Chávez utilizando eventos y bandas de rock como fachada.
Esta trama fue revelada el 27 de mayo de 2020, por el profesor de sociología en la Universidad de Carolina del Norte (EEUU) Tim Gil, tras lograr obtener documentos desclasificados mediante la Ley de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés).
El catedrático, a través de un mensaje en su cuenta en la red social X, muestra los nexos entre la NED y el financiamiento de grupos de rock venezolanos para estos fines.
«En 2011, Estados Unidos, a través del Fondo Nacional para la Democracia, financió a grupos de rock en Venezuela para que escribieran canciones sobre la libertad de expresión. Contrató a un productor, grabó las canciones y las distribuyó», dice el mensaje escrito en la red social.
El propio Gill en un artículo explica que, según los términos del acuerdo, las bandas venezolanas competirían entre sí en un concurso nacional, y los ganadores realizarían un concierto final en Caracas.
En este acuerdo en particular, agrega el investigador, la NED menciona como objetivos del proyecto «promover una mayor reflexión entre los jóvenes venezolanos sobre la libertad de expresión, su conexión con la democracia y el estado de la democracia en el país».
El mismo sería financiado con 22.970 dólares, recursos que debían ser utilizados para la producción de canciones y la organización de conciertos con bandas emergentes.
Haciendo un pequeño arqueo por internet, se puede evidenciar que para el 2011 en el país se realizaron varios festivales de música urbana, incluyendo el rock, en diversas partes del país.
Entre los más conocidos se pueden mencionar WTFest (Anzoatégui y Caracas), Ni Tan Nuevas Bandas (cuya última edición fue 9 de julio del año 2011 con 9 bandas de rock locales), Festival de Rock 100% Venezolano (Carabobo), Música Sin Mordaza (varios estados del país) y Unión Rock Show (Miranda).
Sin Mordaza al ataque
Sin embargo, el propio Gill, en su texto, revela que la NED utilizaría para estos fines desestabilizadores a la ONG Un Mundo Sin Mordaza, que nació en 2009 y que, según dice su página web, «A lo largo de sus 10 años de funcionamiento, la organización ha crecido más allá de sus fronteras, con voluntarios en todo el país y el mundo, para coordinar campañas utilizando música, arte, eventos culturales, nuevas tecnologías y activismo en línea para promover los derechos humanos y los valores democráticos en Venezuela».
La organización es liderada por Rodrigo Diamanti, quien ha estado detrás de diversas campañas desestabilizadoras contra la Revolución Bolivariana. Es egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y fue parte de la «Manitos Blancas», tropicalización del movimiento de la «Revolución de colores» conocido como Otpor que derrocó gobiernos en Europa del Este. Además formó parte del autodenominado «Movimiento Estudiantil», formado por el gobierno de Estados Unidos.

«Desde 2005, Washington ha estado reorientando recursos a través de la NED y la USAID hacia el sector estudiantil en Venezuela. De los 15 millones de dólares invertidos y canalizados por estas agencias estadounidenses en Venezuela, más de 32% está dirigido a los jóvenes», recuerda un texto publicado en la página Rebelión titulado Washington organiza red estudiantil contra Venezuela, Cuba e Irán.
Este trabajo lo harían bajo la fachada de Freedom House, un tanque de pensamiento (think tank) anticomunista fundado desde 1941, especializado en la guerra sicológica, y que llegó a Venezuela en 2005 con financiamiento de la Usaid «para asesorar y financiar a varios grupos, surgentes ONGs y proyectos de la oposición».
Diamanti, quien en ese momento representaba a la organización Futuro Presente creada por el extremista Yon Goicochea y dedicada «a la formación de jóvenes líderes políticos», participaría en 2010 en un encuentro denominado «activistas por la libertad y los derechos humanos» realizado en Dallas, Texas, por Freedom House y el Instituto George W. Bush.
En 2015, año en el que Obama iba a oficializar su decreto en donde se catalogaba a Venezuela como «una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de EEUU», Un Mundo Sin Mordaza junto al cantante de la banda venezolana de rock Viniloversus, Rodrigo Gonsalves, lanzaron un proyecto conjunto«que vincula el arte con los derechos humanos».

Diamanti explicó que la finalidad del mismo es que los venezolanos “se sientan acompañados por la música en estos tiempos tan difíciles”, mientras que el artista justificaba la unión asegurando que el «Gobierno atenta contra los derechos humanos» de la población.

Cuatro años después, el presidente de la ONG de derecha también fue uno de los productores del concierto «Aid Live» en Cúcuta, Colombia, que fue promocionado por el magnate británico Richard Branson.
«Cuando más necesitábamos ayuda Richard Branson estuvo a la altura de la circunstancia», dijo el presidente de Un Mundo Sin Mordaza en un mensaje colgado en su Instagram el 23 de febrero de 2019.
Hay que recordar que este espectáculo serviría como fachada para la invasión promovida por Juan Guaidó y otros dirigentes de extrema derecha de Venezuela y América Latina al país, con la excusa de traer «ayuda humanitaria» que estuvo financiado por la Usaid.
Ambos ya se conocían desde el 2014 durante el Foro Económico Mundial de Davos. Allí, Diamanti colgó un mensaje en su red social Instagram que aseguraba que Branson era «una de sus personas favoritas en el mundo».
Rock antichavista
La estrategia de EEUU no era casual, ya que formaba parte de una respuesta a eventos como el GillmanFest, un referente del rock revolucionario en el país, que en 2011 se efectuó en seis estados y aglutinaba gran cantidad de público.
«Estamos hablando de eventos que tenía 15 mil personas, 20 mil personas, más que todos jóvenes», dijo a Últimas Noticias el periodista e investigador especializado en el rock y metal en Venezuela Ennio Di Marcantonio.

El especialista recordó que el rock, como género musical, nació de los esclavos traídos de África que trabajaban en las plantaciones, durante el siglo XIX, en suelo estadounidense, creando en primera instancia el blues y evolucionando hacia lo que hoy conocemos.
«Parece que EEUU estaba realmente indignado, porque como puede ser posible que en Venezuela el rock nacional, hecho en Venezuela por venezolanas y venezolanos, tenga más público y tenga más gente hacia la causa de apoyo a la Revolución Bolivariana que nada del lado contrario que era la idea de crear un rock antichavista, no había bandas para ello», enfatizó.
Es por ello que el investigador se pregunta cómo es que en el país se hacían grandes eventos, como los realizados por la fundación Unión Rock Show, en los que las personas podían asistir de manera gratuita, pero que el patrocinio no era tan evidente, por lo que podría provenir de afuera.
KAS también entra en el juego
Una de estas instituciones, recordó Di Marcantonio, es el Instituto Goethe de Alemania, quienes han promovido diversos eventos para lograr un supuesto intercambio cultural entre bandas de rock venezolanas y del país europeo.
El investigador explicó que dicho instituto forma parte del Konrad Adenauer Stiftung (KAS) que ha sido denunciada por las autoridades venezolanas por proveer financiamiento a grupos subversivos.
«Ellos financiaron la guarimbas aquí en Venezuela con otras organizaciones como la Open Society Institute de Goerge Soros, que es uno de los grandes desestabilizadores de democracias y de gobiernos a nivel mundial. Son grupos que trabajan para las derechas mundiales para derrocar gobiernos progresistas, de izquierda, que estén en contra de los intereses de Estados Unidos», acotó.
La KAS ha estado vinculado al grupo extremista de Primero Justicia (PJ), según explica un artículo denominado El tercer sector como imperialismo “soft”: injerencia de la Kondrad Adenauer Stiftung (KAS) en política interna de América Latina y el Caribe (ALC).
Además, es financista del Instituto de Estudios Políticos y Sociales, Formación y Acción (FORMA), que en junio de 2024 realizó un evento con los dirigentes del grupo ultraderechista de Vente Venezuela María Corina Machado y Edmundo González de cara a las elecciones presidenciales.
Provea y Festival Nuevas Bandas
Otra de las ONG venezolanas que se ha visto muy activa en el financiamiento a eventos y grupos de rock en el país, es Provea, la cual asegura ser una organización que lucha por los derechos humanos, pero que ha sido cuestionada por su accionar para desestabilizar el país.
«No es Provea es ProCIA, porque Provea trabaja para la CIA desde los años 90», denunció el 2024 el presidente de la República, Nicolás Maduro, durante un acto por la Jornada de Salud y Reinauguración del Centro Diagnóstico Integral Las Brisas de Charallave en el estado Miranda.
Y aunque el coordinador general de esta ONG, Rafael Uzcátegui, ha rechazado muchas veces haber recibido financiamiento de algún organismo dependiente del Departamento de Estado de Estados Unidos «por el alto costo político», sí ha mencionado que sus recursos «provienen del gobierno alemán y la fundación Open Society Institute que está en los Estados Unidos».
Provea ha estado detrás de muchos eventos de rock pop, especialmente trabajando de la mano con la Fundación Nuevas Bandas, una de las organizaciones que lleva desde principios de los 90 del siglo pasado promocionando a bandas emergentes.
Esta última organización es liderada por Felix Allueva, quien en algunas entrevistas ha calificado al gobierno revolucionario de «autoritario y populista», así como de solo apoyar a bandas que él cataloga de izquierda.
En el 2018 la ONG Provea anunciaba el disco «Rock contra la dictadura», el cual contenía los temas de 16 bandas musicales, el cual fue distribuido de forma gratuita en el marco de la Cumbre de las Américas que se realizó en Lima, Perú.
Pero en esta alianza con la Fundación Nuevas Bandas también participó el Goethe-Institut, quienes en 2020 estaban promocionando el evento que fue denunciado en el antes mencionado comunicado emitido por la Fundación Corazón Rokero.
Según el escrito, la actividad, buscaba comprar grupos de rock y metal para un supuesto «recopilatorio de rock por medicinas», haciéndoles hacer música por encargo contra su propio país.
Ya en 2019 la Fundación Nuevas Bandas y el instituto alemán trabajaron conjuntamente para realizar una serie de eventos, entre el 25 y 28 de abril, para conmemorar un aniversario más de la Caída del Muro de Berlín.

También es curioso como bandas emblemáticas como Caramelos de Cianuro, participante del Nuevas Bandas 1992, durante el confinamiento por la pandemia del Covid 19 participaron en eventos de calle en los municipios Chacao, Baruta y El Hatillo del estado Miranda, señados de poder habido provocar focos de contagios en esos municipios.

Así Venezuela ha formado parte de los países en la que la estrategia de financiar agrupaciones musicales se ha puesto en práctica, tal como se hizo en Cuba con el hip hop, según reveló la agencia estadounidense Associated Press. Sin embargo, en ambos casos, dichas acciones no han logrado su objetivo final, que es el de ayudar a desestabilizar el país y lograr el cambio de gobierno.


