Por Redacción del sitio
La operación Verdadera Promesa III, lanzada por Irán en represalia a los ataques israelíes, ha marcado un punto de inflexión. No solo ha desafiado la narrativa de supremacía militar israelí, sino que ha expuesto las grietas en su propaganda de invulnerabilidad. Con misiles iraníes impactando el corazón del complejo militar Kirya en Tel Aviv y vulnerando los afamados sistemas de defensa antiaérea, como la Cúpula de Hierro, Irán ha enviado un mensaje claro: la arrogancia sionista tiene un límite, y la historia está cambiando de rumbo.
El complejo Kirya, sede del Mando Central del Ejército y del Ministerio de Defensa de Israel, es más que un centro militar: es el símbolo del «poder coercitivo» sionista. Según reportes de la agencia iraní IRNA, los misiles alcanzaron el edificio del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Tel Aviv en dos ocasiones. La Torre Marganit, un emblema de la infraestructura militar israelí, quedó envuelta en humo, marcando un golpe no solo físico, sino simbólico. Este ataque directo al “Pentágono de Israel” desmorona el relato de una fortaleza intocable. El impacto en Kirya no es solo una pérdida material, sino una afrenta al mito sionista de superioridad absoluta.
La Cúpula de Hierro, promocionada como un escudo impenetrable contra amenazas aéreas, ha sido un pilar de la propaganda israelí. Sin embargo, los misiles balísticos iraníes lograron sortear una vez más este sistema, junto con otros sofisticados mecanismos antiaéreos como los Arrow y David’s Sling. Reportes indican que Irán lanzó entre 150 y 200 misiles, muchos de los cuales alcanzaron objetivos clave, incluyendo la base aérea de Nevatim, hogar de los cazas F-35, F-16 y F-15, exponiendo las limitaciones de un sistema diseñado para contrarrestar «cohetes palestinos fabricados en un garaje», pero incapaz de contener la arquitectura militar persa.
Uno de los aspectos más significativos es la afirmación iraní de haber derribado dos cazas F-35I Adir, considerados la joya de la corona de la Fuerza Aérea Israelí y los aviones de combate de quinta generación más avanzados del mundo según vende la propaganda estadounidense. Medios iraníes como IRIB y Tasnim aseguran que la Fuerza de Defensa Aérea de Irán logró interceptar y destruir estos cazas furtivos, un hecho que, de confirmarse, marcaría un hito histórico: Irán sería la primera nación en derribar los “súper aviones” yanquis, promocionados como prácticamente indetectables e invulnerables. La falta de confirmación oficial por parte de Israel, junto con el silencio de las FDI, alimenta la especulación, pero el solo hecho de que Irán haya desafiado la tecnología stealth de los F-35 representa un golpe devastador a Israel y sus aliados.
La operación Verdadera Promesa III no puede entenderse sin el contexto del genocidio en Gaza, donde Israel ha perpetrado una campaña de violencia sistemática contra la población palestina. Los ataques iraníes, dirigidos a objetivos militares y territorios ocupados, se presentan como una respuesta a las agresiones israelíes, que incluyen bombardeos extraterritoriales, asesinatos selectivos y la devastación de Gaza, con decenas de miles de muertos y una infraestructura totalmente destruida. Irán, al golpear el corazón del aparato militar sionista, responde a la ilegítima opresión y al expansionismo israelí, que ha actuado con arrogancia durante décadas amparado en la impunidad que le garantiza Washington.
La propaganda israelí ha descansado en tres pilares: superioridad militar, invulnerabilidad tecnológica y una narrativa moral que presenta a Israel como una víctima perpetua. Irán ha expuesto la arrogancia sionista como una debilidad estratégica, mostrando que la justicia, encarnada en la lucha contra el genocidio en Gaza y la agresión regional, está del lado iraní.
Por Redacción del sitioLa operación Verdadera Promesa III, lanzada por Irán en represalia a los ataques israelíes, ha marcado un punto de inflexión. No solo ha desafiado la narrativa de supremacía militar israelí, sino que ha expuesto las grietas en su propaganda de invulnerabilidad. Con misiles iraníes impactando el corazón del complejo militar Kirya en Tel Aviv y vulnerando los afamados sistemas de defensa antiaérea, como la Cúpula de Hierro, Irán ha enviado un mensaje claro: la arrogancia sionista tiene un límite, y la historia está cambiando de rumbo.
El complejo Kirya, sede del Mando Central del Ejército y del Ministerio de Defensa de Israel, es más que un centro militar: es el símbolo del «poder coercitivo» sionista. Según reportes de la agencia iraní IRNA, los misiles alcanzaron el edificio del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Tel Aviv en dos ocasiones. La Torre Marganit, un emblema de la infraestructura militar israelí, quedó envuelta en humo, marcando un golpe no solo físico, sino simbólico. Este ataque directo al “Pentágono de Israel” desmorona el relato de una fortaleza intocable. El impacto en Kirya no es solo una pérdida material, sino una afrenta al mito sionista de superioridad absoluta.
La Cúpula de Hierro, promocionada como un escudo impenetrable contra amenazas aéreas, ha sido un pilar de la propaganda israelí. Sin embargo, los misiles balísticos iraníes lograron sortear una vez más este sistema, junto con otros sofisticados mecanismos antiaéreos como los Arrow y David’s Sling. Reportes indican que Irán lanzó entre 150 y 200 misiles, muchos de los cuales alcanzaron objetivos clave, incluyendo la base aérea de Nevatim, hogar de los cazas F-35, F-16 y F-15, exponiendo las limitaciones de un sistema diseñado para contrarrestar «cohetes palestinos fabricados en un garaje», pero incapaz de contener la arquitectura militar persa.
Uno de los aspectos más significativos es la afirmación iraní de haber derribado dos cazas F-35I Adir, considerados la joya de la corona de la Fuerza Aérea Israelí y los aviones de combate de quinta generación más avanzados del mundo según vende la propaganda estadounidense. Medios iraníes como IRIB y Tasnim aseguran que la Fuerza de Defensa Aérea de Irán logró interceptar y destruir estos cazas furtivos, un hecho que, de confirmarse, marcaría un hito histórico: Irán sería la primera nación en derribar los “súper aviones” yanquis, promocionados como prácticamente indetectables e invulnerables. La falta de confirmación oficial por parte de Israel, junto con el silencio de las FDI, alimenta la especulación, pero el solo hecho de que Irán haya desafiado la tecnología stealth de los F-35 representa un golpe devastador a Israel y sus aliados.
La operación Verdadera Promesa III no puede entenderse sin el contexto del genocidio en Gaza, donde Israel ha perpetrado una campaña de violencia sistemática contra la población palestina. Los ataques iraníes, dirigidos a objetivos militares y territorios ocupados, se presentan como una respuesta a las agresiones israelíes, que incluyen bombardeos extraterritoriales, asesinatos selectivos y la devastación de Gaza, con decenas de miles de muertos y una infraestructura totalmente destruida. Irán, al golpear el corazón del aparato militar sionista, responde a la ilegítima opresión y al expansionismo israelí, que ha actuado con arrogancia durante décadas amparado en la impunidad que le garantiza Washington.
La propaganda israelí ha descansado en tres pilares: superioridad militar, invulnerabilidad tecnológica y una narrativa moral que presenta a Israel como una víctima perpetua. Irán ha expuesto la arrogancia sionista como una debilidad estratégica, mostrando que la justicia, encarnada en la lucha contra el genocidio en Gaza y la agresión regional, está del lado iraní.
micubaporsiempre.wordpress.com
Foto: web
