Por: Eduardo Guzmán*

Sólo falta someter al BCV a control, acabando con su autonomía y la disciplina del FMI y el BIS; control de cambios e impuesto a las compras de dólares para que acabe la sangría organizada y la dolarización; dotar a la banca comunal del poder de creación de dinero que tiene la banca privada; empezar a recomponer el peso del dinero público y privado (desinteresado y egoísta) en la economía nacional; destinar el crédito comunal y el otro, desde el BCV hasta abajo, a proyectos productivos de envergadura y aportaciones tecnológicas estratégicas;…

En definitiva, usar los recursos materiales y humanos disponibles, y los conocimientos existentes, para empezar a defender a Venezuela del ataque que, más o menos desde 2014, le ha organizado la oligarquía occidental, aliada de la banca privada y la gran empresa latinoamericana, con el objetivo evidente de acabar con las aspiraciones a la abundancia y la justicia social que llevaba en su seno la Revolución Bolivariana. Con un poco de suerte, pronto hablaremos de estos asuntos en el 23 de enero, donde parece que hay gente decidida a impedir que vuelvan a meter a Venezuela en el patio trasero de los Cuarenta Ladrones

*Refugiado en Venezuela