PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ECONÓMICO (en abril de 2025)

Por. Eduardo Guzmán: En cualquier lugar del mundo, pero especialmente en los muchos países de Occidente muy estancados desde hace ya decenios, hay que plantear el problema económico partiendo, al menos, de las siguientes premisas:

  • El sistema capitalista financiero ha alcanzado hace ya decenios su límite de viabilidad histórica, y estamos viviendo en todo el mundo, en especial desde 2020 (Operación Covid), un intento, por parte de sus mayores beneficiarios, de mantener o renovar privilegios que son insostenibles. Puede ya llamarse sistema de Dinero Absurdo.
  • Es este sistema, que tiene en su centro el crédito privado interesado como mecanismo predominante de creación del dinero o medio de cambio, lo que alimenta la guerra y otras operaciones de discordia o desorden internacionales que venimos padeciendo y se siguen anunciando (pandemias, cibercrisis, controvertidas agendas internacionales, etc.) El crédito privado interesado es usurario, pues el acreedor no ha puesto nada suyo para endeudar al deudor, y como mecanismo de creación de dinero es absurdo, pues finalizada la operación suele quedar en la realidad (economía real) menos dinero del que había antes de hacerla: los intereses pasan a las acumulaciones financieras, fondos de inversión, bolsas etc., que están fuera d ella economía real; son, estrictamente hablando, el casino de los números de los financieros.
  • Así se ve cómo los financieros (usureros) contemporáneos hacen uso esclusivamente de los números naturales, ligados a su privilegio (la ficha o licencia bancaria) para imponer y acrecentar su poder sobre la sociedad. Sus primeros siervos o tributarios son justamente los empresarios de toda la vida (empresas reales o no financieras), quienes desconocen el enorme coste económico que tiene el sistema financiero sobre sus propias actividades empresariales.
  • La escasez de dinero afectando a una parte significativa de la población es artificial y depende en gran medida del funcionamiento del sector financiero. Se puede y debe corregir sin dificultad creando el medio de cambio preciso y vigilando su asignación (adónde se dirige el crédito).
  • Crear medio de cambio en cantidad suficiente es algo que todavía puede hacer cualquier Estado utilizando el crédito y su moneda nacional, que es elemento esencial de la soberanía. Si se crea la cantidad de dinero suficiente en la moneda nacional y se vigila su asignación, para que no se dirija mayoritariamente al consumo y la especulación (en especial la cambiaria), no hay por qué temer inflación ni dolarización, que se producen porque no hay un dinero nacional que esté llegando a donde tiene que llegar, y al contrario: porque el crédito se está destinando, directa o indirectamente, a comprar dólares provocando la depreciación de la moneda y la inflación.
  • En esta etapa, en que la moneda del llamado ‘Imperio’ estadounidense se desmorona como consecuencia de decenios de abuso de su posición de fuerza o imposición como moneda de reserva internacional, el poder financiero, con la colaboración de la red de bancos centrales nacionales, está abusando del crédito (creación de dinero en cada una de las monedas nacionales) para crear inflación y espirales de despreciación cambiaria que conducen a dolarizar las economías nacionales y, por esa vía, seguir salvando la desesperada situación presupuestaria y monetaria estadounidense. De esta labor se encarga el sistema financiero, que está fuera del control de los gobiernos nacionales en virtud del principio de la independencia o autonomía del banco central consagrado en todas las constituciones nacionales y en la legislación pertinente (ley reguladora del banco central en cada Estado).
  • Estados Unidos no está en manos de los estadounidenses, de la misma manera que, por todo Occidente, los sistemas monetarios y financieros nacionales no están bajo el control de los gobiernos nacionales: el poder financiero determina las oportunidades de acción de los gobiernos y no se somete a ninguno de ellos, puesto que lo más determinante que queda bajo aparente control de los gobiernos nacionales (la fuerza, los ejércitos) está sometido hace ya mucho al principio económico: desde el momento en que la fabricación y entrada en servicio de las armas es un negocio privado más (como lo veía Eisenhower en los años cincuenta del siglo XX), “el que paga manda” también en ese sector. La reciente entrada del ayer secretario general de la OTAN en la dirección del Foro de Davos, agencia de relaciones públicas de la banca internacional, vale más que mil palabras.
  • Todas las economías de rápido crecimiento en distintos periodos del último siglo se han caracterizado por dirigir o controlar el crédito, con redes o mecanismos institucionales de crédito público o desinteresado preponderantes sobre el crédito de interés privado. Se distinguen por su eficacia las economías del Sureste Asiático, China y, en Europa, la de Alemania, país que hasta hace muy poco era el primer exportador del mundo en términos de volumen de exportaciones por habitante. Alemania posee aún la red de banca municipal sin ánimo de lucro (sobre todo las cooperativas de crédito, cajas de ahorros o Sparkassen) más grande del mundo, representando cerca del 80% del crédito en ese país. Entiéndase bien: Cada uno de esos banqueros que han convertido a Alemania en primera potencia económica de Europa desde las hambrunas de mediados del siglo XIX es un vecino más en cada municipio, y además de no representar así una carga para la sociedad (como lo son los usureros de todo el mundo), no pueden invertir fuera de sus respectivas comunidades locales, que resultan así enriquecidas en cada operación de crédito. Igual que China es el modelo actual de dinero público honesto y (por eso mismo) eficaz, Alemania es el modelo mundial de dinero de la gente, de banca del pueblo.
  • Y es que la creación del medio de cambio de toda la comunidad por unos pocos privilegiados, hoy día controlados por la banca internacional (occidental), es incompatible con la democracia y la soberanía. No es difícil demostrar el carácter fraudulento, con arreglo a cualquier legislación penal, de la operación de crédito privado interesado que es el principal mecanismo de creación de dinero en Occidente. El crédito (financiero) privado interesado es una estafa con arreglo a cualquier código penal, y vulnera muchos de los llamados ‘principios generales del Derecho’, que son anteriores a las mismas constituciones democráticas. Como el nuevo dinero determina el rumbo de la economía, son los estafadores quienes llevan el timón.
  • La función de acumulación del dinero no puede prevalecer sobre la de intercambio, lo que quiere decir que hay que limitar las acumulaciones. Es absurdo que en un mundo tan caracterizado por la desigualdad en niveles de vida se mantenga el carácter ilimitado del derecho de propiedad individual, ya sea de cosas o de dinero. El capitalismo o reino de la propiedad sin fin (ese olvido de los revolucionarios burgueses) está derrumbándose ante nuestros ojos, y tenemos que darnos cuenta de que los mecanismos de acumulación aún vigentes, al darles el poder, hacen que sean los mayores acumuladores (es decir: ladrones) de la historia quienes establezcan las reglas de las futuras limitaciones del sagrado derecho de propiedad.
  • La libre circulación internacional del dinero, que ha sido utilizada con una red de paraísos fiscales para producir y conservar las acumulaciones financieras enriqueciendo a unos pocos, que amparan todos los restantes negocios ilegales, y empobreciendo a la mayoría, aún puede y debe ser objeto de firmes restricciones en la esfera nacional para defender al Estado y la soberanía nacional, último bastión de la libertad.
  • La cercanía de la función de creación del medio de cambio (crédito) a la comunidad favorece su eficacia, como lo viene demostrando, en especial, Alemania desde el siglo XIX.
  • Las ingentes acumulaciones creadas en los últimos años por los sistemas financieros occidentales, en especial desde 2020 con el pretexto de subsanar las consecuencias de las medidas anti-Covid, constituyen una amenaza contra la equidad y la estabilidad de las economías afectadas, y por ello, su ‘descenso’ a la economía real debe ser vigilado. Eso quiere decir que es necesario un control de cambios estricto.
  • Hay que acabar con la actual preponderancia de lo financiero sobre lo real (que equivale a decir: el predominio de los números sobre las cosas), y del interés privado sobre el público o común. Esto implica romper cuanto antes con la disciplina financiera internacional y privada impuesta desde el Banco de Pagos Internacionales (pilares o acuerdos de Basilea).
  • En cuanto a las deudas bancarias existentes (dejando de lado las operaciones hechas con la banca pública nacional), el principio general debe ser el repudio o la condonación de todas ellas, puesto que, en su mayor parte, el coste de esas deudas para los financieros ha sido igual a cero: nadie le debe nada a quien nada ha puesto.
  • La digitalización a marchas forzadas de la sociedad y, en particular, de la actividad bancaria persigue fines de control social para consolidar privilegios. Se trata de disfrazar el dinero privado bajo el manto público de los bancos centrales (CBDC, Central Bank Digital Currency), para conservar en ellos el privilegio privatísimo y, a la vez, sumar el dinero digitalizado, como token, a los medios de control social: la vacunación o inoculación forzosa, la restricción de movimientos, la sumisión general a los planes de renovación energética u otros del poder financiero internacional, la imposición de pautas de consumo en interés de unos pocos, la aceptación del chip subcutáneo a cambio de una renta básica para el pienso cotidiano, etc. todo ello está ya muy avanzado entre los planes del globalismo (que es la continuación del sionismo una vez consolidada Sión en el Estado de Israel), y todo ello encuentra en la nueva moneda digital de bancos centrales, internacional a la vez que nacional por ser ‘interoperable’ (léanse los papeles sobre ‘Future Money del BIS, legislador internacional de facto de la mano de sus más discretos consocios del Bank of England y la Reserva Federal de Estados Unidos’), un medio de imposición eficaz y pronto incomprensible. Los algoritmos serán quienes decidan y por la programación de los algoritmos no habrá quién responda, una vez que los gobiernos nacionales, perfectamente integrados en una estructura mundial de control, no sean sino agentes igualmente sometidos a esta ley del dinero privado. La otra cara de este escenario distópico que resulta de los pasos que van dando y los documentos que van publicando, e sclaramente esperanzadora: Los medios técnicos disponibles (blockchain o cadena de bloques, esa misma ‘tokenización’ del dinero, bien entendida) permiten organizar la creación y circulación del medio de cambio de manera racional, segura y transparente.
  • La enseñanza de la economía en colegios, escuelas profesionales y universidades, a todos los niveles, tiene que empezar por la obra del economista contemporáneo Richard A. Werner (www.professorwerner.org), a quien debemos haber vuelto a poner en claro el funcionamiento del dinero, que había quedado oscurecido en la llamada ‘ciencia económica’. Desde el punto de vista histórico, otro autor esencial para entender el dinero es Silvio Gesell.