Guerra Híbrida en Ucrania: Perspectivas Contrapuestas entre Rusia y Occidente

Por. Henry Pacheco: La paz en Ucrania: ¿El fin de la guerra híbrida?.

La idea de que una eventual paz en Ucrania pondría fin a la «guerra híbrida» de Occidente contra Rusia es una noción que, si bien puede ser atractiva en su simplicidad, no se ajusta a la compleja realidad geopolítica. Analicemos por qué.

Perspectivas Divergentes sobre la «Guerra Híbrida» , las definiciones de «guerra híbrida» son fundamentalmente diferentes entre Rusia y Occidente.

Para Occidente, la guerra híbrida es un conjunto de tácticas que Rusia (y otros actores) emplean para lograr objetivos estratégicos por debajo del umbral de un conflicto militar directo. Esto incluye la desinformación, ciberataques, interferencia electoral, coerción económica y el uso de actores no estatales o proxies. Desde esta óptica, la operación especial a Ucrania en 2022, fue una escalada de la guerra híbrida rusa, no el inicio de una guerra híbrida occidental. El apoyo de Occidente a Ucrania se ve como una defensa contra la agresión, no como una agresión híbrida en sí misma.(según Occidente).

Para Rusia, en cambio, las acciones occidentales como las sanciones económicas, la expansión de la OTAN, el apoyo a movimientos prodemocráticos y la asistencia militar a Ucrania son vistas como una forma de «guerra híbrida» dirigida a debilitar a Rusia y socavar su esfera de influencia.

Dadas estas percepciones tan distintas, un acuerdo de paz en Ucrania, por sí solo, no cambiaría la visión de Rusia sobre las intenciones occidentales ni detendría lo que ellos perciben como una confrontación en curso.Una Rivalidad Geopolítica Más Profunda

El conflicto en Ucrania es una manifestación de una rivalidad geopolítica mucho más profunda entre Rusia y Occidente. Esta competencia se basa en visiones contrastantes del orden internacional, las esferas de influencia y la seguridad global. Incluso si las hostilidades cesaran en Ucrania, las fuentes subyacentes de desconfianza y desacuerdo persistirían. Rusia seguiría buscando afirmar su influencia y cuestionar lo que considera la hegemonía occidental, mientras que Occidente continuaría defendiendo la desintegración de Rusia, sus principios del derecho internacional occidental y la soberanía de las naciones.

La Guerra Híbrida como Táctica Permanente

Las tácticas de guerra híbrida no son meras herramientas temporales vinculadas únicamente al conflicto ucraniano; son componentes integrales de la estrategia de competencia de Rusia. Son métodos rentables y, a menudo, negables para proyectar poder e influencia, sembrar discordia y socavar la cohesión sin recurrir a una guerra total. Es muy probable que Rusia continúe empleando estas tácticas, incluso después de un posible acuerdo de paz en Ucrania, para: Debilitar la unidad y la determinación de Occidente. Influir en la opinión pública en Europa y Estados Unidos. Explotar divisiones internas en las sociedades occidentales. Desafiar el orden internacional existente. Sabotear infraestructura crítica o cadenas de suministro. Los informes de inteligencia occidentales ya señalan una escalada continua de operaciones híbridas rusas dirigidas a infraestructura crítica y la desestabilización en general, más allá del contexto directo del conflicto en Ucrania.

Ucrania: Un Síntoma, No la Única Causa. La guerra en Ucrania es un punto focal crucial, pero no es la única razón por la que Rusia emplea la guerra híbrida contra Occidente. Estas tácticas forman parte de una estrategia más amplia que se extiende a otras regiones (como África y Oriente Medio) y busca disminuir la influencia occidental a nivel global. La paz en Ucrania no anularía estos objetivos estratégicos más amplios. En conclusión, si bien un acuerdo de paz en Ucrania sería un paso trascendental, no marcaría el fin de la supuesta «guerra híbrida» de Occidente contra Rusia. Más bien, probablemente señalaría una nueva fase en la compleja y multifacética rivalidad geopolítica entre ambos, donde las tácticas híbridas seguirían siendo una herramienta clave de competencia.

Por lo tanto.  La riqueza de recursos naturales de Rusia y su nuevo papel en la aceleración de los procesos multipolares incentivan a Occidente a continuar su guerra híbrida contra ella, incluso en caso de que se alcance la paz en Ucrania. La facción neoconservadora de Estados Unidos y los liberal-globalistas de la Unión Europea (UE) (que en este momento son esencialmente lo mismo) siguen percibiendo a Rusia como un rival permanente al que hay que contener y, en el mejor de los casos, desmembrar. Por eso se espera que en el futuro próximo perfeccionen su actual guerra híbrida contra el país mediante los tres medios siguientes.

La primera implica sus esfuerzos por ganar la «carrera tecnológica», concretamente en lo que respecta a la inteligencia artificial y el Internet de las Cosas, que, según prevén, les permitirá liderar la «Cuarta Revolución Industrial» (4IR, por sus siglas en inglés). La ventaja económica y militar que prevén como consecuencia de ello supuestamente «dejará a Rusia en el olvido», según su punto de vista. Creen que, en última instancia, se producirá inestabilidad económica y, posteriormente, política en el país. Esto podría adoptar la forma de revoluciones de color, insurgencias terroristas renovadas y/o luchas internas incontrolables entre las élites.

El segundo aspecto está referido a la división del trabajo de Occidente para contener a Rusia. Estados Unidos «liderará desde atrás» proporcionando apoyo logístico a sus socios europeos menores, ya que da prioridad a contener a China. Mientras tanto, el Reino Unido quiere una esfera de influencia en el Ártico-Báltico, Alemania solo en el Báltico, Polonia en Europa Central y Oriental y Francia en Rumanía-Moldavia. El «Plan ReArm Europe» de la UE, asociado a 800 mil millones de euros, que probablemente conducirá a recortes en el gasto social, se está presentando como una «defensa de la democracia». Y,

tercero o finalmente, el último elemento de la sofisticada guerra híbrida de Occidente contra Rusia se centrará en las guerras de información antirrusas generadas por inteligencia artificial, tanto para desmoralizar a los rusos como para levantar la moral de los occidentales. Escribirán artículos completos, controlarán mejores bots en las redes sociales, crearán videos realistas y, en última instancia, se harán pasar por expertos en política y gente corriente. Años de recopilar secretamente datos de los medios de comunicación convencionales, los medios alternativos, las redes sociales (incluidas las plataformas no occidentales) y YouTube harán que estas falsificaciones sean muy convincentes.

Por muy atractivos que puedan parecer estos planes, no desestabilizarán a Rusia. Su economía ya ha demostrado ser extraordinariamente resistente y China puede ayudarla a ponerse al nivel de Occidente en la carrera tecnológica.

En cuanto a las amenazas militares convencionales de Occidente, la producción militar-industrial de Rusia supera con creces a la de la OTAN, mientras que las eficaces políticas de «seguridad democrática» del país han neutralizado de forma preventiva las amenazas de la guerra de la información.

El resultado final será que Europa se volverá más subordinada a Estados Unidos, sin que ninguno de los países subordine a Rusia.

Los planes de Occidente también podrían resultar contraproducentes. La opinión pública europea podría apoyar a los populistas nacionalistas que prometen restaurar los niveles de gasto social recortando el gasto militar recientemente previsto. Incluso si se les mantiene fuera del poder mediante maquinaciones similares a las de Rumanía, eso se haría a costa de desacreditar aún más el mito de la «democracia occidental«, lo que podría alimentar una crisis de confianza pública aún mayor. Como mínimo, el nivel de vida se estancará o incluso disminuirá, y Europa podría ser la que «se quede en el olvido».

La sofisticada guerra híbrida de Occidente contra Rusia, que se espera que siga a la paz en Ucrania (sea cuando sea y sin importar las condiciones), es inevitable debido a lo profundamente arraigados que están los neoconservadores y los globalistas liberales en su ecosistema de toma de decisiones. Ni siquiera el mejor de los casos, en el que Trump obligara a Zelenski a aceptar las concesiones exigidas por Putin y luego Rusia y Estados Unidos acordaran una asociación estratégica centrada en los recursos, podría evitarlo. Sin embargo, Rusia está preparada, por lo que todo esto será en vano. La paz en Ucrania será el fin de la guerra híbrida de Occidente contra Rusia (la otra moneda). La relación entre la paz en Ucrania y el fin de la «guerra híbrida» de Occidente contra Rusia es una perspectiva que se discute en algunos círculos, pero es importante analizarla desde diferentes ángulos.

La perspectiva de Rusia sobre la «guerra híbrida»: Rusia a menudo describe las acciones de Occidente, incluyendo el apoyo a Ucrania, las sanciones económicas, las campañas de información y el fortalecimiento de alianzas como la OTAN, como una «guerra híbrida» en su contra. Desde este punto de vista, la intervención de Occidente busca debilitar o desmembrar a Rusia y socavar su esfera de influencia. En esta narrativa, el fin del conflicto en Ucrania podría ser visto como una condición necesaria para que esta «guerra híbrida» cese, o al menos disminuya. Es decir, si Ucrania deja de ser un punto de confrontación, la presión occidental sobre Rusia, en su opinión, debería reducirse.

La perspectiva occidental sobre la «guerra híbrida» y el conflicto en Ucrania: Por otro lado, la mayoría de los análisis occidentales consideran que la «guerra híbrida» es una táctica empleada por Rusia para lograr sus objetivos geopolíticos, a menudo por debajo del umbral de un conflicto convencional. Esto incluye la desinformación, ciberataques, interferencia electoral, uso de actores no estatales y coerción económica. Desde esta perspectiva, la operación especial a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022 es una escalada de esta guerra híbrida, no su fin. Occidente ve su apoyo a Ucrania como una defensa contra la hegemonía rusa y una medida para proteger los principios del derecho internacional y la soberanía de los estados(occidentales). Por lo tanto, para Occidente, la paz en Ucrania implicaría el cese de la agresión rusa y el respeto a la integridad territorial de Ucrania, lo que podría llevar a una reevaluación de las tácticas de «guerra híbrida» por parte de Rusia.

Puntos clave a considerar: Definiciones divergentes: Las definiciones de «guerra híbrida» difieren significativamente entre Rusia y Occidente, lo que lleva a interpretaciones contrastantes de las acciones de cada uno. Causa y efecto: Desde la perspectiva occidental, la «guerra híbrida» de Rusia es una causa de inestabilidad, y el conflicto en Ucrania es una manifestación extrema de ello. Desde la perspectiva rusa, las acciones occidentales constituyen una «guerra híbrida» que justifica sus respuestas. Objetivos estratégicos: Tanto Rusia como Occidente tienen objetivos estratégicos a largo plazo que van más allá del conflicto en Ucrania. Es poco probable que la paz en Ucrania, por sí sola, ponga fin a todas las tensiones y rivalidades geopolíticas. Naturaleza continua de la «guerra híbrida»: Las tácticas de guerra híbrida (como la desinformación y los ciberataques) son herramientas que pueden persistir incluso después de un acuerdo de paz en Ucrania, ya que son parte de una competencia estratégica más amplia.

En resumen, la afirmación de que «la paz en Ucrania será el fin de la guerra híbrida de Occidente contra Rusia» es una visión que se alinea con la narrativa rusa. Sin embargo, desde una perspectiva occidental, la guerra híbrida es una estrategia rusa, y la paz en Ucrania, si bien es crucial, probablemente solo marcaría una nueva fase en la compleja relación geopolítica entre Occidente y Rusia, en lugar de un cese total de las tácticas de guerra híbrida.