Por. Henry Pacheco: La Rebelión de los Comuneros en 1781 en la Nueva Granada (actual Colombia) no fue un evento de contrainsurgencia en sí mismo, sino un levantamiento popular contra el régimen colonial español que posteriormente desencadenó medidas de contrainsurgencia. La chispa inicial fue la protesta contra nuevos impuestos, liderada por Manuela Beltrán en El Socorro, y rápidamente se extendió por la región. Aunque el movimiento, inicialmente, no buscaba la independencia, sino reformas, la reacción de las autoridades virreinales, incluyendo la represión y ejecución de líderes como José Antonio Galán, marcó el inicio de una fase de contrainsurgencia.
Aquello que comenzó como un tumulto armado con palos y piedras en un día de mercado se convirtió en un ejército organizado de 15 mil hombres y 5 mil mujeres que llegaron hasta Zipaquirá e hicieron firmar a los representantes de aquel imperio capitulaciones que después desconocerían. Los motivos de los blancos criollos eran muy diferentes a los de negros, indios y mestizos que participaron junto a ellos en la rebelión, por lo que el mestizo José Antonio Galán Zorro nacido en Charalá, que ya antes había sido detenido por despojar de armas y mando a los realistas de Nemocon, decidió mantener el conflicto y se mantuvo hasta el final, considerando este desconocimiento como una traición.
En sus incursiones destruyó instrumentos para la tortura de los esclavos, resistió con muy pocas armas de fuego pero con muchas lanzas y machetes, liberó esclavos cacaoteros en sus territorios, enfrentó al poderoso imperio de aquel momento con su estandarte y consigna “Unión de los oprimidos frente a los opresores” defendiendo indios, negros y blancos pobres en la lucha por aquellos comunes que soportaban el trabajo forzado en la época colonial. Finalmente cayó acosado por la unión de las fuerzas españolas y criollas, su castigo fue semejante al de Tupac Amaru en Perú porque el imperio necesitaba cobrar su afrenta, había desafiado a quienes pocos se atrevían. A la valentía de Galán se le atribuyen las siguientes palabras: Si es pecado defender la justicia y la libertad! Acepto el infierno y no hablemos más!
Galán fue detenido, juzgado y sentenciado el 30 de enero de 1782, condenado a ser arrastrado, colgado y descuartizado. En el momento recibió ejecución con arcabuz, partes de su cuerpo serían quemadas y otras exhibidas como castigo ejemplar, poniendo en desgracia su casa y su descendencia para intentar silenciar por siempre esta historia de rebelión, así como otras tantas que sucedieron al mismo tiempo empujando entonces la independencia de América.
Los compañeros más cercanos fueron ejecutados, comuneros y comuneras sufrieron castigos, unos confiscados sus bienes, otros desterrados y el resto se unió a la amnistía general. La sentencia ejemplarizante se leyó repetidamente por las calles “…su cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos; la mano derecha puesta en la plaza del Socorro, la izquierda en la villa de San Gil; el pie derecho en Charalá, lugar de su nacimiento, y el pie izquierdo en el lugar de Mogotes; declarada por infame su descendencia, ocupados todos sus bienes y aplicados al fisco; asolada su casa y sembrada de sal, para que de esa manera se dé olvido a su infame nombre”, mientras tanto se reimplantaron la mayoría de los impuestos.
Reivindicamos sus luchas traicionadas que se extendieron hasta la provincia Mérida-Maracaibo impulsando el levantamiento de los comuneros de los Andes venezolanos, gesta precursora del movimiento libertario comunero de las colonias que en aquel entonces aspiró a tomar Caracas y que doscientos años después ha regresado para defender nuestra patria del imperio de estos días.
Desarrollo del conflicto:
Estallido: La rebelión comenzó en marzo de 1781, con la protesta en El Socorro contra nuevos impuestos y el mal gobierno.
Extensión: El movimiento se propagó rápidamente por diversas poblaciones, incluyendo San Gil, Barichara, Tunja y otras.
Liderazgo: Juan Francisco Berbeo asumió el liderazgo principal del movimiento, aunque surgieron otros líderes como José Antonio Galán, Manuela Beltrán.
Negociaciones y acuerdos: Se llevaron a cabo negociaciones con las autoridades virreinales, resultando en acuerdos como las Capitulaciones de Zipaquirá, que prometían la reducción de impuestos.
Represión y contraofensiva: La Corona española, al no aceptar las Capitulaciones, envió tropas y reprimió a los comuneros. José Antonio Galán continuó la lucha en algunas regiones, pero fue capturado y ejecutado.
Legado: Aunque la rebelión fue sofocada, se considera un antecedente importante de la posterior lucha por la independencia de Colombia, mostrando el descontento popular contra el régimen colonial.
La contrainsurgencia: La respuesta del virreinato a la rebelión comunera incluyó:
Represión militar: El envío de tropas para sofocar la revuelta y capturar a los líderes.
Ejecuciones y castigos ejemplares: La ejecución de líderes como José Antonio Galán y el castigo de sus seguidores con destierro y otras penas.
Anulación de las Capitulaciones: La retractación de los acuerdos alcanzados con los comuneros.
Propaganda y control ideológico: Se utilizaron sermones religiosos para infundir miedo y deslegitimar la rebelión, presentándola como una ofensa al rey.
En resumen, la Rebelión de los Comuneros fue un movimiento popular que desencadenó una respuesta de contrainsurgencia por parte de las autoridades coloniales, marcando un hito en la historia de Colombia y en la lucha por la independencia.
Manuela Beltrán jugó un papel crucial en el inicio de la Revolución de los Comuneros en la Nueva Granada (actual Colombia) en 1781. Su acto de rebeldía fue la chispa que encendió el levantamiento.
El 16 de marzo de 1781, en la ciudad de Socorro, Santander, Manuela Beltrán, una mujer de origen humilde, protestó enérgicamente contra los nuevos y elevados impuestos decretados por el visitador-regente Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, en el marco de las Reformas Borbónicas. Estos impuestos, especialmente el de «Armada y Barlovento» (que afectaba el comercio) y otros gravámenes sobre productos básicos como la sal y el tabaco, eran considerados excesivos y abusivos por la población.
Según los relatos, Manuela Beltrán rompió públicamente el edicto que anunciaba estos nuevos tributos, lanzándolo al viento mientras proclamaba «¡Viva el Rey y muera el mal gobierno!». Este acto simbólico de desafío, sumado a sus arengas, encendió la indignación popular y provocó un motín masivo. Más de dos mil manifestantes se agolparon frente a la residencia del alcalde, y su gesto de valentía fue el detonante que desató la rebelión de los Comuneros.
Aunque se sabe poco de su vida posterior al evento, Manuela Beltrán es reconocida como la primera heroína de la lucha de independencia en Colombia y una figura fundamental que impulsó el movimiento comunero, el cual, aunque finalmente fue sofocado, sentó un precedente importante para las futuras luchas por la independencia del dominio español.
José Antonio Galán Zorro fue una figura central y radical en la Rebelión de los Comuneros en la Nueva Granada en 1781. Aunque inicialmente fue un subalterno del comandante general Juan Francisco Berbeo, Galán se convirtió en el líder más reconocido y popular del movimiento, especialmente por su defensa de los sectores más desfavorecidos y su postura intransigente frente a las autoridades españolas.
Su papel incluyó: Expansión y radicalización del movimiento: Mientras que los líderes criollos negociaban con las autoridades españolas en Zipaquirá (firmando las «Capitulaciones de Zipaquirá»), Galán consideró estas capitulaciones como un engaño y continuó la lucha. Llevó la rebelión a nuevas regiones, especialmente por el valle del río Magdalena.
Defensa de los derechos populares: Galán fue un defensor acérrimo de los indígenas, declarando libres de tributos a algunos grupos. También liberó a esclavos y promovió el reparto de tierras y la sustitución de autoridades coloniales por líderes locales. Estas acciones le ganaron el apoyo de amplios sectores populares.
Liderazgo militar: Organizó y lideró batallones de comuneros, logrando victorias contra las fuerzas reales y demostrando pericia y astucia militar.
Símbolo de resistencia: A pesar de que la rebelión fue finalmente sofocada y Galán fue capturado y ejecutado en 1782 (su cuerpo fue descuartizado y exhibido públicamente como escarmiento), su memoria se perpetuó como un símbolo de la lucha contra la injusticia y la opresión, especialmente entre los grupos sociales más vulnerables.
En conclusión, José Antonio Galán Zorro fue el motor más radical de la Rebelión de los Comuneros, llevando el movimiento más allá de las demandas tributarias iniciales para incluir reivindicaciones sociales y étnicas más profundas.
¡Hoy somos los mismos y las mismas, somos los y las comuna o nada!
