Impacto de las Deportaciones en la Economía de EE. UU.

Por. Henry Pacheco: Las deportaciones masivas destrozaron la base que sostenía la economía de Estados Unidos. Obras paralizadas, cosechas abandonadas y negocios sin personal son la nueva postal de un país que creyó que podía prescindir de quienes mantenían encendido su motor diario. El efecto es brutal. Menos casas construidas, menos alimentos en los mercados y precios que se disparan sin control. La mano de obra que expulsaron no se reemplazó y la potencia quedó desnuda. sin engranajes que la hagan funcionar.

Las deportaciones han golpeado como un martillo a la economía Estadounidense.  Basta con observar lo que ocurre en los sectores que mantienen en pie la rutina nacional.

La construcción que levanta hogares, el campo que garantiza los alimentos y los servicios que sostienen el movimiento urbano. No es una exageración de titulares ni un argumento vacío.  Son obras detenidas a medio camino, cosechas arruinadas y locales de comida que ya no encuentran quién los atienda.

Cuando esos pilares se resquebrajan, los precios se disparan, los ingresos se estancan y la confianza económica se desploma.

Para entenderlo, sin tecnicismos, la escena es clara. Sin obreros, una casa tarda el doble y se encarece. Sin manos en el campo, la verdura se pierde y llega a precios inflados. Sin meseros, los restaurantes reducen horarios o aumentan lo que cobran.

La política migratoria de Donald Trump no solo levantó murallas de cemento y trámites interminables, también sembró muros invisibles en el engranaje productivo y esas trabas multiplicadas cada jornada se reflejaron en menor producción, empleos evaporados y un repunte del costo de vida.

El golpe más contundente está reflejado en datos y voces recogidas por una investigación pública el  de agosto por la red de investigación en ciencias Sociales. No es discurso ideológico, son cifras de empleo, permisos , truncaos y precios cruzados con testimonios de empresas sin trabajadores.

Michael Etlinger de la Universidad de New Hampshire, Robert Lynch Washington College y Emma Cifre del Instituto de Impuestos y Política Económica lo resumieron sin adornos. dijeron, si bien las deportaciones actuales apenas ahora están aumentando a los niveles amenazados durante la campaña presidencial de 2024 , en los últimos meses hemos comenzado a ver tantos informes anecdóticos generalizados como señales de advertencia verificables en los datos de que los daños económicos previstos se están materializando.

El blindaje de la frontera con México terminó haciendo gasolina para el incendio. No solo se trató de expulsar, sino de bloquear el reemplazo natural de trabajadores. Al cortarse ese flujo, el vacío se profundizó y ninguna alternativa logró cubrirlo. El diagnóstico quedó escrito sin espacio a dudas, afirmaron. Una razón por la que el daño económico comenzó antes de que se expandiera significativamente las deportaciones es que las sustanciales restricciones fronterizas impuestas anteriormente han estado reduciendo la afluencia de trabajadores inmigrantes. Dicho en otras palabras, la herida ya estaba abierta antes de la gran redada. El análisis reveló el punto débil del sistema laboral. Lo dijeron sin titubeos. Se ha interrumpido el ciclo de inmigrantes que abandonan el país y son reemplazados en la fuerza laboral por otros que llegan.

Esa rotación era la pieza que sostenía miles de trabajos que pocos aceptan asumir. En la práctica, la fractura se siente de inmediato. El contratista, que antes reemplazaba a un pintor en días, ahora espera meses. La granja, que dependía de  manos temporales, solo consigue cuatro y los hoteles que reclutaban cada temporada ya no logran completar sus equipos.

El estudio también expuso el factor psicológico como un golpe silencioso.  Miles de inmigrantes, con o sin  Documentos, optaron por quedarse en casa por miedo a las redadas del ISE, incluso con papeles vigentes. El temor pesa y el ausentismo deja cocinas vacías y andamios sin cubrir.

El resultado es predecible y devastador. Con el trabajo paralizado, la cadena se quiebra. menos producción, menos recaudación, menos inversión.  Los investigadores lo advirtieron claramente.

Esto a su vez conducirá a la pérdida de empleos y al estancamiento de los salarios de los trabajadores nativos, escasez de bienes y servicios y aumento de precios. Dentro de los sectores, la construcción se lleva a la peor parte.  Es intensiva en mano de obra, depende de tiempos ajustados y arrastra a decenas de industrias que dependen de su movimiento. Cuando allí faltan trabajadores, el golpe se expande en todas direcciones. Las cifras ya lo dejaron en evidencia. En varios estados, Alabama, California, Florida, Mississippi y Washington registraron retrasos, obras detenidas y presupuestos inflados. Entre junio de 2024 y junio de 2025 , el empleo en construcción descendió, 0.3 %, un retroceso que arrastró al sector entero.

Ese aparente mínimo en la realidad es un agujero enorme. En un rubro gigantesco, una décima implica miles de jornales evaporados, proyectos demorados y penalidades millonarias.

Es el electricista que no entra porque el encofrado no está listo o la familia que paga meses extra de hipoteca esperando su casa. Los permisos de construcción residencial confirmaron la tendencia con dureza. Los investigadores no usaron filtros, aunque los datos de permisos de construcción, solo están disponibles por región. Es sorprendente que la emisión de permisos de construcción residencial haya disminuido significativamente en las regiones con una mayor proporción de trabajadores no autorizados, pero aumentado en la región con la menor proporción de trabajadores no autorizados.

En las estadísticas quedó grabado un panorama alarmante. Durante los últimos 12 meses, dos permisos de construcción retrocedieron 18% en el noreste, 5% en el oeste y 4% en el sur. Justamente en las zonas donde los inmigrantes indocumentados superan el, 7 % de la fuerza laboral.

El impacto en cadena no necesita demasiadas explicaciones. Con menos permisos hoy, habrá menos viviendas nuevas mañana, lo que endurece los alquileres y empuja los precios al alza. Además, se reducen locales comerciales, oficinas habilitadas y toda la actividad secundaria que mueve proveedores y servicios. Trasladado a la vida de cualquier familia, el cuadro es aún más claro.

Si la construcción de viviendas se frena, los alquileres suben. Al subir los alquileres, los comercios venden menos, con menos ventas contratan menos y así la rueda se detiene, cargando el peso directo sobre el bolsillo.

El sector agrícola refleja otra verdad imposible de maquillar. Allí los inmigrantes no autorizados representan el 45 % de los contratados y al menos una cuarta parte de toda la mano de obra. Sacar esa base no la reduce, la derrumba. La matemática del campo no admite parches. El caso de California lo confirma con crudeza, el informe lo plasma sin rodeos. En California, las redadas de inmigración están agotando la mano de obra agrícola y dejando cultivos sin cosechar. Una cosecha que no se recoge a tiempo, simplemente se pierde junto con los ingresos. La situación se repite en un corredor que va de Nuevo México a Washington y de Nueva York a Texas. Las redadas expulsan trabajadores, las empresas agrícolas recortan jornadas y las plantas de empaque operan a medias. El resultado fue claro. Entre marzo y julio se desplomaron ,7 % los empleos agrícolas, unas 150.000 plazas.

Las consecuencias también se reflejaron en el costo de los alimentos.  Entre abril y julio, las verduras frescas aumentaron 3 % mientras la carne de vacuno y cerdo subió 2 ,%. No son saltos especuladores, pero sí constantes. Y su origen está en los campos y corrales, no en los supermercados.

El sistema económico puede absorber tropiezos si hay rectificación, pero no soporta decisiones que estrangulan su oxígeno diario. La advertencia está a la vista, respaldada por cifras, territorios y testimonios. Ignorarla es perpetuar el daño.

El informe remata con un mensaje claro.

 No se trata de ideología, sino de una fuerza laboral quebrada que reduce la producción y eleva los precios. Y sin trabajadores suficientes, la potencia queda reducida a una ilusión. Eso es Declive y ya comenzó.