Revolución, periodismo y disidencia

Por: Ricardo Ronquillo

Por alguna razón, tal vez por vergüenza ajena, no se borran de la memoria las imágenes y notas que seguí de un show electorero y plattista de hace unos cinco años en la Florida, con Donald Trump como principal en el reparto, junto a los vergonzosos utileros de la tramoya: los cubanos que le hacen la pala a su arremetida obsesiva contra Cuba desde entonces y hasta hoy.

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Benita Romero de Finol

A sus 94 años continúa dando cátedra de Revolución

Por: Nirman Lucía

Venezuela cuna de próceres, es un país con un gran potencial humano que brega por un mundo de igualdad y justicia social, donde construir una sociedad de la mayor suma de felicidad posible es imperativo, que trabaja para desterrar la violencia de género, así como para consolidar los avances y defensa por los derechos humanos de las mujeres.

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Ernesto Che Guevara en el siglo XXI

Por: Gilberto López y Rivas

Las ideas de Ernesto Che Guevara tienen una vigencia imprescindible para el análisis y los debates de nuestra realidad actual. A partir de sus escritos, su trayectoria revolucionaria, los rasgos de su personalidad y su carácter, su actuación como ministro y dirigente político del Estado cubano, su paso por África en tareas internacionalistas y su prematura muerte en Bolivia, –asesinado por la CIA y sus cómplices bolivianos–, podemos escudriñar y seguir aprendiendo de sus enseñanzas para orientar el accionar político de la izquierda emancipatoria, ante la complejidad de las luchas de resistencia al capitalismo neoliberal del siglo XXI. No se requieren iconos en altares reverenciales ni camisetas y carteles con su imagen manipulada y vaciada de todo contenido por la cultura mediática del consumo masivo. Requerimos comprender la esencia de su constante caminar, las coordenadas que guiaron su vida, para coadyuvar y continuar las luchas de liberación de nuestros pueblos.

Uno de los principios fundamentales que rigieron los destinos del Che fue el internacionalismo, uno de los legados definitorios de la revolución cubana hasta hoy, práctica en la que el Che surge como dirigente y se forma como teórico de un socialismo marcado por una perspectiva ajena al localismo de los afanes de trasformación social. En uno de sus escritos más destacados, El socialismo y el hombre en Cuba, sostiene que: El revolucionario, motor ideológico de la revolución, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción del socialismo se logre en escala mundial. Continúa: Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realizadas a escala local y se olvida del internacionalismo proletario, la revolución que dirige deja de ser una fuerza impulsora y se sume en una cómoda modorra, aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables, el imperialismo, que gana terreno. Concluye de manera tajante: El internacionalismo proletario es un deber pero también una necesidad revolucionaria. Aquí se originan interrogantes ineludibles: ¿cómo compaginar la consolidación de un proceso revolucionario en el ámbito nacional, con la exigencia de los principios internacionalistas? Especialmente cuando, sin excepción, se establece un cerco económico-político-militar de las potencias imperialistas a los países que logran romper con la dominación de las clases dominantes capitalistas.

En la ruta del Che examinamos sus tres incursiones como combatiente y dirigente revolucionario: la cubana, la de África y la de Bolivia. En Cuba la revolución constituye un proceso firmemente enraizado en la realidad y la historia nacional. El Movimiento 26 de Julio supo apropiarse de la herencia martiana y aplicarla a una lucha antidictatorial con fuertes ramificaciones y articulaciones en organizaciones obreras, campesinas, y estudiantiles, y con una intelectualidad al servicio del proceso insurreccional. La llegada de los sobrevivientes del Granma a la Sierra Maestra no es la implantación de un foco guerrillero, sino la continuación de una lucha de años y el establecimiento en tierra fértil de una fuerza política nativa que fructifica y se desarrolla entre el campesinado, y en vinculación con frentes urbanos trabajando para que acontezca de esa manera. En Congo y en Bolivia, en cambio, hay una suerte de incursión foránea, con débiles apoyos y relaciones con los grupos locales, con el movimiento obrero y campesino, incluso cierta hostilidad y mezquindad por la presencia del Che en tierra boliviana. Recordemos las posiciones del Partido Comunista de Bolivia de entonces.

La trascendencia del Che para el análisis de los actuales procesos de resistencia es su congruencia ética, su abnegación y entrega a la causa de la revolución, su posición ante el poder, y sus perspectivas sobre el impacto de estos factores en el desarrollo y consolidación de un proceso revolucionario. Como hombre de Estado fue muy estricto en el uso del poder, cuidadoso de una utilización patrimonialista de los recursos estatales, sin privilegios, lujos o derroches, no exigiendo a los demás lo que se exigía a sí mismo, otorgándole mucha importancia al trabajo voluntario, a los estímulos morales sobre los materiales. Su respeto y lealtad a las instituciones revolucionarias en formación, a los grados y jerarquías que se forjan en el principio de autoridad concebido con base en las cualidades morales, el valor personal, el cuidado estricto de los principios y el respeto a la amistad y la camaradería que se expresa en el carácter fraterno de las relaciones sostenidas entre Fidel y el Che. También, el comandante Guevara es un caso excepcional en que un dirigente abandona sus altos cargos en el Estado para iniciar o apoyar procesos revolucionarios en otras latitudes.

Cuánta razón asiste a las generaciones de educandos en el juramento: ¡Seremos como el Che!

(Tomado de REDH)Las ideas de Ernesto Che Guevara tienen una vigencia imprescindible para el análisis y los debates de nuestra realidad actual. A partir de sus escritos, su trayectoria revolucionaria, los rasgos de su personalidad y su carácter, su actuación como ministro y dirigente político del Estado cubano, su paso por África en tareas internacionalistas y su prematura muerte en Bolivia, –asesinado por la CIA y sus cómplices bolivianos–, podemos escudriñar y seguir aprendiendo de sus enseñanzas para orientar el accionar político de la izquierda emancipatoria, ante la complejidad de las luchas de resistencia al capitalismo neoliberal del siglo XXI. No se requieren iconos en altares reverenciales ni camisetas y carteles con su imagen manipulada y vaciada de todo contenido por la cultura mediática del consumo masivo. Requerimos comprender la esencia de su constante caminar, las coordenadas que guiaron su vida, para coadyuvar y continuar las luchas de liberación de nuestros pueblos.

Uno de los principios fundamentales que rigieron los destinos del Che fue el internacionalismo, uno de los legados definitorios de la revolución cubana hasta hoy, práctica en la que el Che surge como dirigente y se forma como teórico de un socialismo marcado por una perspectiva ajena al localismo de los afanes de trasformación social. En uno de sus escritos más destacados, El socialismo y el hombre en Cuba, sostiene que: El revolucionario, motor ideológico de la revolución, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción del socialismo se logre en escala mundial. Continúa: Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realizadas a escala local y se olvida del internacionalismo proletario, la revolución que dirige deja de ser una fuerza impulsora y se sume en una cómoda modorra, aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables, el imperialismo, que gana terreno. Concluye de manera tajante: El internacionalismo proletario es un deber pero también una necesidad revolucionaria. Aquí se originan interrogantes ineludibles: ¿cómo compaginar la consolidación de un proceso revolucionario en el ámbito nacional, con la exigencia de los principios internacionalistas? Especialmente cuando, sin excepción, se establece un cerco económico-político-militar de las potencias imperialistas a los países que logran romper con la dominación de las clases dominantes capitalistas.

En la ruta del Che examinamos sus tres incursiones como combatiente y dirigente revolucionario: la cubana, la de África y la de Bolivia. En Cuba la revolución constituye un proceso firmemente enraizado en la realidad y la historia nacional. El Movimiento 26 de Julio supo apropiarse de la herencia martiana y aplicarla a una lucha antidictatorial con fuertes ramificaciones y articulaciones en organizaciones obreras, campesinas, y estudiantiles, y con una intelectualidad al servicio del proceso insurreccional. La llegada de los sobrevivientes del Granma a la Sierra Maestra no es la implantación de un foco guerrillero, sino la continuación de una lucha de años y el establecimiento en tierra fértil de una fuerza política nativa que fructifica y se desarrolla entre el campesinado, y en vinculación con frentes urbanos trabajando para que acontezca de esa manera. En Congo y en Bolivia, en cambio, hay una suerte de incursión foránea, con débiles apoyos y relaciones con los grupos locales, con el movimiento obrero y campesino, incluso cierta hostilidad y mezquindad por la presencia del Che en tierra boliviana. Recordemos las posiciones del Partido Comunista de Bolivia de entonces.

La trascendencia del Che para el análisis de los actuales procesos de resistencia es su congruencia ética, su abnegación y entrega a la causa de la revolución, su posición ante el poder, y sus perspectivas sobre el impacto de estos factores en el desarrollo y consolidación de un proceso revolucionario. Como hombre de Estado fue muy estricto en el uso del poder, cuidadoso de una utilización patrimonialista de los recursos estatales, sin privilegios, lujos o derroches, no exigiendo a los demás lo que se exigía a sí mismo, otorgándole mucha importancia al trabajo voluntario, a los estímulos morales sobre los materiales. Su respeto y lealtad a las instituciones revolucionarias en formación, a los grados y jerarquías que se forjan en el principio de autoridad concebido con base en las cualidades morales, el valor personal, el cuidado estricto de los principios y el respeto a la amistad y la camaradería que se expresa en el carácter fraterno de las relaciones sostenidas entre Fidel y el Che. También, el comandante Guevara es un caso excepcional en que un dirigente abandona sus altos cargos en el Estado para iniciar o apoyar procesos revolucionarios en otras latitudes.

Cuánta razón asiste a las generaciones de educandos en el juramento: ¡Seremos como el Che!

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La inteligencia artificial entre la ciencia ficción y el miedo

Por: Miguel Posani

La era actual, marcada por avances tecnológicos vertiginosos, es fascinante y está llena de asombros cotidianos. Nos encontramos en un momento en que las narrativas de ciencia ficción parecen predecir nuestro futuro. Antes de la pandemia, consumimos múltiples películas sobre zombis y contagios, sin imaginar que tales escenarios podrían volverse realidad. Ahora, entre amenazas nucleares y crisis políticas, la inteligencia artificial (IA) se infiltra en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana.

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Tres razones para recomendar “El pensamiento económico del Che” de Carlos Tablada

Por: Arleen Rodríguez Derivet

Tengo muchas razones para recomendar este libro, pero no cabrían en el tiempo destinado a los comentarios de una presentación, así que escojo tres:

1.- Está lleno de revelaciones que siguen siendo reveladoras por mucho que pase el tiempo. Confieso que lo he leído con el mismo deslumbramiento en 1987, en 2019 y en 2024. El Che que Carlos Tablada sacó de cientos, quizás miles de anotaciones dispersas y unió en las páginas de su libro, sigue peleando contra el Che de una sola cuerda que nos enseñaron en la escuela. Y, aunque se lea más de una vez, sigue pareciendo algo nuevo. Dan ganas de versionar el verso de Navarro Luna: “Es el Che Guevara, no os asombréis de nada”.

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La dictadura de la vulgaridad

Por: Ana Hurtado

Ellos se han tomado la potestad de oficializar los conceptos. Dicen al mundo qué es dictatorial, qué está bien y qué está mal. Al estilo Göebbels, de tanto repetirlo por diferentes canales, la gente lo asimila sin detenerse al planteamiento de: ¿Y por qué así?

Ya desde la Guerra Fría, el país que quiso hacerle creer al mundo que había derrotado al fascismo, – no siendo así-, empezó a imponer una dictadura invisible aunque a veces no tanto, sobre qué pensar, qué hacer, cómo razonar, qué consumir y a fin de cuentas: cómo ser.

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¿Por qué no te vas a vivir a Cuba?

Por: Jorge Majfud

“Boludo, críticas el capitalismo desde una computadora y desde Estados Unidos. ¿Por qué no te vas a vivir a Cuba o a Venezuela?”

Clásico argumento ad hominem y pro cretin. Me tomaré unos minutos entre dos clases sólo poque se trata de un clásico de su género (alguna vez pensé escribir una letra para una murga, pero no tengo ni el tiempo y mucho menos el talento para hacerlo):

“Si defiendes tanto a los inmigrantes, por qué no llevas uno a dormir al cuarto de tu hijo”.

“Si defiendes tanto a los pobres ¿por qué no les donas tu casa a los que viven debajo de un puente?”

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EUROPA, ISRAEL Y ESTADOS UNIDOS: EL TRIÁNGULO DE LA CULPABILIDAD

Por Boaventura de Sousa Santos*

En 1947, Karl Jaspers publicó un breve libro titulado La cuestión de la culpa alemana (Die Schuldfrage)[1]. Era la época de una Alemania devastada en cuerpo y alma, un pueblo paria, deshonrado ante el mundo entero, una vergüenza para la humanidad, gobernada de forma autoritaria y militar por los aliados victoriosos.

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Ni paloma ni rama de olivo… ¿Qué podemos esperar, entonces?

Por: Juan Hernández Machado

Se habla mucho de una posible tregua en la masacre que el régimen sionista de Israel está cometiendo contra el pueblo palestino, pero las acciones del 28 de febrero cuando las empobrecidas masas populares palestinas esperaban encontrar alimentos y recibieron plomo sionista que causó 112 muertos y 760 heridos entre la población inocente, demuestran el verdadero sentir de los agresores: odio.

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A Colombia le decían el Israel de Suramérica 

Por: Ricardo Robledo 

En concordancia con tan terrible comparativo, se buscaron aquí a un personajillo para nominarlo como a uno de los asesinos de allá. No en vano pasó por Colombia la asesoría israelita fundacional del paramilitarismo. Se bombardeó a un país vecino como Ecuador y se buscaba cómo atacar militarmente y por todos los medios, a la Revolución Bolivariana en Venezuela. Internamente, el desplazamiento, las masacres y el robo de tierras se recrudecieron al estilo de cómo se ha procedido allá con el heroico pueblo palestino y con otros colindantes. Siguiendo el ejemplo, se propagaron el terror y el odio como políticas de estado. 

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