Por Pablo Castaño*
En la serie El nuevo papa, dirigida por Paolo Sorrentino, el pontífice Juan Pablo III anuncia que eliminará la obligación de celibato para los sacerdotes, vigente desde el siglo XII. Quizá es el tipo de reformas radicales que algunos esperaban cuando Jorge Bergoglio se convirtió en el papa Francisco, en 2013, y encadenó gestos de apertura hasta entonces nunca vistos en la Iglesia católica. Los avances son innegables pero, después de 12 años, el papa real no llegó al atrevimiento del pontífice ficticio interpretado por John Malkovich.
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