Por Marcelo Colussi
En relación a los procesos tibios de “socialismo capitalista” (digamos: socialdemocracia), vale recordar lo dicho por la revolucionaria polaco-alemana Rosa Luxemburgo: “No se puede mantener el “justo medio” en ninguna revolución. La ley de su naturaleza exige una decisión rápida: o la locomotora avanza a todo vapor hasta la cima de la montaña de la historia, o cae arrastrada por su propio peso nuevamente al punto de partida. Y arrollará en su caída a aquellos que quieren, con sus débiles fuerzas, mantenerla a mitad de camino, arrojándolos al abismo”.
- “Izquierda” es un término demasiado amplio, impreciso incluso; de todos modos, permítasenos usarlo aquí para dar a entender todas aquellas fuerzas políticas y/o sociales que bregan por un cambio respecto al sistema capitalista. Entra allí, por tanto, un muy extendido abanico de opciones y alternativas, desde grupos alzados en armas hasta partidos políticos que se pliegan a la institucionalidad vigente, desde movimientos sociales más o menos sistematizados o espontáneos hasta grupos académico-intelectuales. Exagerando quizá, podría decirse que mucho del movimiento de ONG’s que se ha venido dando en estos últimos años, en términos amplios podría considerarse “de izquierda”. La característica común que une a toda esa amplia masa es el deseo de transformar el modelo socio-económico vigente o, incluso, en que abre críticas puntuales a injusticias que se dan dentro de ese modelo, aunque haya profundas diferencias en la forma de buscarlo.
