Por. Henry Pacheco: Trump ha perdido la batalla en Los Ángeles, la ciudad es un caos, se registran saqueos. La escena supera cualquier predicción, tiendas emblemáticas como Jordán, han sido desmanteladas en vivo, ante las cámaras de la prensa. Supermercados saqueados y cientos de personas entre el humo y el miedo, han tomado las calles para desafiar la represión federal.
Ni la llegada de los soldados de la Guardia Nacional. ni los operativos coordinados por la Casa Blanca. lograron contener el estallido social. El presidente furioso y acorralado, ordenó el despliegue militar, mientras acusaba a los inmigrantes de invadir la ciudad, pero las imágenes revelaron otra verdad una población agotada. Redadas y abusos respondiendo con coraje a la violencia institucional.
¿qué ocurre realmente en Los Ángeles.
los Ángeles es un polvorín, se registran saqueos y mucha confrontación, en las últimas horas, la ciudad más emblemática de la costa oeste estadounidense, ha sido sacudida por una ola de caos, que no se veía desde hace décadas, con imágenes que han recorrido el mundo, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva. Las cámaras de las televisoras, redes, y todo tipo de información, han sido testigos en tiempo real. Escenas que parecían extraídas de un documental sobre el fin de la civilización, decenas de personas irrumpiendo sin miedo, en una sucursal de las tiendas Jordán en pleno centro angelino. Los reporteros apenas podían narrar lo que sus ojos captaban, entre la confusión se veía a manifestantes, no delincuentes, sino hombres y mujeres empujados por la desesperación y la rabia, arrasando con la mercancía y desapareciendo entre el humo y los gritos. La escena se repitió en otros establecimientos, supermercados, pequeños negocios, almacenes de barrio, todas víctimas de una furia contenida que por años fue ignorada, por quienes desde Washington solo ven cifras y no vidas.
Las redes sociales amplificaron el radal del desastre, Un video se volvió viral en cuestión de minutos, mostraba la devastación total en un almacén de comestible, donde un grupo de personas entraba y salía con absoluta calma, como si el concepto de ley, hubiese dejado de existir, en esos metros cuadrados, no era como suelen decir los voceros de la represión, es un acto de delincuencia oportunista, sino la respuesta brutal y dolorosa a un sistema, que decidió demonizar al más débil y luego sorprenderse cuando este responde con la única herramienta que le queda, la rebeldía.
Un testigo grabó el instante en que, un hombre vaciaba la caja registradora de ese supermercado, no con violencia, sino con la resignación, de quien ya ha perdido demasiado, y no teme perder más.
Los dueños de negocios aterrados y sin saber a quién recurrir, fueron advertidos por la división central del Departamento de Policía de Los Ángeles. Por favor fotografíen todo el vandalismo y los daños antes de proceder a la limpieza, una recomendación que suena a rendición, a aceptación tácita de que la autoridad ya no controla nada.
El epicentro de la crisis se encuentra en la intersección entre el hartazgo social y la represión dictada desde la Casa Blanca. Mientras los inmigrantes marchaban exigiendo dignidad, El presidente Trump respondía con una retórica incendiaria, calificando a los ángeles de ciudad inválida y ocupada por inmigrantes indocumentados, criminales. Palabras cargadas de veneno que, no solo alimentan el odio, sino que legitiman la violencia estatal contra una población que en su mayoría solo busca sobrevivir.
El domingo 8 de junio, la Guardia Nacional, desplegada por orden directa de Trump, hizo su arribo a la ciudad, con el claro objetivo de aplastar la protesta. Instruyó a la secretaria de seguridad nacional Kristi Noem, al secretario de defensa Pete Hegseth y a la fiscal general Pan Bondy en coordinación con todos los demás departamentos y agencias pertinentes, a tomar todas las medidas necesarias, para liberar a los ángeles de la invasión migratoria y poner fin a estos disturbios«, proclamó el mandatario en un tono más propio de un gobernante en guerra, que de un presidente de la mayor democracia del mundo.
El clima en las calles era irrespirable, un grupo de manifestantes se plantó, frente a un edificio federal, coreando sin miedo, fuera de Los Ángeles en desafío directo a las fuerzas represivas, la escena fue documentada por el streamer Billy Jones quien transmitía en vivo, mientras la tensión escalaba hasta el enfrentamiento físico.
Los efectivos de la Guardia Nacional respaldados por personal del Departamento de Seguridad Nacional, respondieron con escudos antidisturbios, gases y la amenaza latente de una represión aún mayor. El Comando Norte de Estados Unidos no tardó en confirmar lo que ya era evidente, más soldados estaban siendo desplegados en Los Ángeles, una cifra que habla de la magnitud del operativo y de la incapacidad del gobierno federal para comprender la raíz del problema. La violencia no tardó en escalar, la Guardia Nacional apareció en Paramount cerca de la tienda de Home Depot, donde se produjeron los altercados más intensos entre manifestantes y policías.
Los testimonios coinciden en señalar el abuso de fuerza y brutalidad con la que fueron tratados, quienes protestaban pacíficamente.
El Departamento de Policía de Los Ángeles, anunció la detención de más de 100 personas, la mayoría por el simple hecho de no dispersarse cuando se les ordenó, no hubo declaraciones sobre el uso de fuerza menos letal, una categoría eufemística que encierra prácticas, como el uso de gas pimienta, balas de goma y detenciones arbitrarias. El departamento del Alguacil del Condado, informó el arresto de tres personas bajo sospecha de agredir a un agente, a su vez tres oficiales resultaron con lesiones leves, pero, el saldo real se mide, en miedo indignación y un profundo sentimiento de injusticia que no desaparecerá con el paso de los días.
Las declaraciones de Trump lejos de apaciguar los ánimos, avivaron el fuego desde New Jersey, el presidente lanzó una advertencia pública, que congeló la sangre de quienes, aún creen en el diálogo, si escupen les pegamos la frase simple y brutal resume el espíritu de tolerancia cero, que domina la administración republicana, ante la pregunta, sobre si invocaría la ley de insurrección, una norma que permite al presidente desplegar al ejército contra civiles. » Depende de si hay o no insurrección«, dijo palabras que, dejan la puerta abierta al uso de la fuerza militar, en las calles, algo que no se veía desde los episodios más oscuros de la historia.
El gobernador de California Gaby Newson fue una de las pocas voces que se alzó contra la decisión de Trump, desde sus redes sociales, Newson denunció el despliegue de la Guardia Nacional como un espectáculo orquestado desde Washington, para alimentar la narrativa de confrontación. No le den a Donald Trump lo que quiere exhortó Newson pidiendo calma y resistencia pacífica.
Los Ángeles es hoy el escenario de una confrontación que definirá el futuro de los Estados Unidos, los que, quienes busca una vida digna y la de un gobierno que ha elegido la fuerza, sobre la justicia. La historia como siempre, juzgará a los que reprimen con más severidad que los que en la desesperación deciden romper el silencio, y enfrentarse a quienes desde la comodidad del poder nunca entenderán el precio de la esperanza.
