Operaciones Secretas de la CIA en el Tráfico de Drogas

Por. Henry Pacheco: Durante el gobierno de Reagan en la década de 1980, surgieron numerosas acusaciones y se realizaron investigaciones sobre la supuesta implicación de la CIA en el tráfico de drogas, particularmente en relación con el financiamiento de los Contras en Nicaragua y la desestabilización de Cuba.

Aquí un resumen de lo que se ha dicho y las conclusiones de las investigaciones:

Los Contras y el Narcotráfico: Las acusaciones más prominentes se centran en la supuesta conexión entre los Contras (grupos guerrilleros antisandinistas respaldados por Estados Unidos) y el tráfico de cocaína. Se alegaba que los Contras, desesperados por financiamiento después de que el Congreso de EE. UU. limitará o prohibiera la ayuda militar, recurrieron al narcotráfico para sostener sus operaciones. Se afirmó que la CIA era consciente de estas actividades e incluso las toleró o las protegió de investigaciones para asegurar que los Contras recibieran fondos.

Informe «Dark Alliance» de Gary Webb: En 1996, el periodista Gary Webb publicó una serie de artículos titulada «Dark Alliance» en el San Jose Mercury News, alegando que una red de narcotráfico de la Bahía de San Francisco, vinculada a los Contras y la CIA, fue responsable de la introducción masiva de cocaína crack en los barrios del sur de Los Ángeles. Esta serie generó una gran controversia y llevó a varias investigaciones federales.

Investigaciones y Conclusiones:

Investigaciones federales (incluyendo el informe del Inspector General de la CIA): Las investigaciones que siguieron a las acusaciones de Webb, incluyendo un informe interno del Inspector General de la CIA (Frederick Hitz), concluyeron que había pruebas de una conspiración por parte de la CIA o sus empleados para introducir drogas en Estados Unidos y con esto general dinero para los contra. El informe de la CIA admitió que la agencia estaba al tanto de la participación de los Contras en el tráfico de drogas y, en algunos casos, disuadió a la DEA y otras agencias de investigar las redes de suministro de los Contras involucradas. Es decir, aunque no se probó una «conspiración» directa de la CIA en el tráfico, sí hubo conocimiento y una falta de acción para detenerlo, e incluso en ocasiones, una protección implícita.

Reporte del Departamento de Justicia: Un informe de 1986 de la administración Reagan (conjuntamente con el Departamento de Justicia y la CIA) también reconoció que había «evidencia de un número limitado de incidentes en los que traficantes de drogas conocidos intentaron establecer conexiones con grupos de la resistencia nicaragüense». También se ha documentado que el Departamento de Estado de EE. UU. pagó más de $806,000 a «cuatro compañías propiedad y operadas por narcotraficantes» para transportar ayuda humanitarias (armas) a los Contras.

Interpretaciones: Las conclusiones de estas investigaciones han sido interpretadas de diversas maneras. Mientras que las agencias gubernamentales negaron una conspiración institucional para traficar drogas, críticos y periodistas han señalado que la tolerancia, la inacción y la protección de facto por parte de la CIA de ciertos individuos y redes involucradas en el narcotráfico, en aras de apoyar la causa anticomunista, tuvieron un impacto devastador en las comunidades estadounidenses y contribuyeron al «narco imperio» que operaba en la sombra.

En resumen, se demostró que la CIA operara un «narco imperio» de manera directa e intencionada, sí se ha reconocido que la agencia tuvo conocimiento de, y en ocasiones permitió o incluso se benefició directamente de la participación de grupos vinculados a los Contras en el tráfico de drogas como una forma de financiar sus operaciones durante el gobierno de Reagan.

Las operaciones irán contra en tiempos de Ronald Reagan.

Las «operaciones Irán-Contra», también conocidas como el «Escándalo Irán-Contra» o «Irangate», fueron un complejo escándalo político que salió a la luz durante la administración del presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, a mediados de la década de 1980. En esencia, involucró dos acciones secretas e ilegales que violaban las leyes y la política exterior de Estados Unidos:

Venta secreta de armas a Irán: Estados Unidos vendió secretamente armas a Irán, un país entonces sujeto a un embargo de armas y considerado un patrocinador del terrorismo. El objetivo principal de estas ventas era asegurar la liberación de rehenes estadounidenses que estaban secuestrados en el Líbano por grupos terroristas chiitas con vínculos con Irán (principalmente Hezbolá). Esta acción contradecía directamente la política declarada de la administración Reagan de no negociar con terroristas.

Financiamiento ilegal de los Contras en Nicaragua: Las ganancias de la venta de armas a Irán fueron desviadas y utilizadas para financiar a los Contras, un grupo guerrillero antisandinista que luchaba contra el gobierno socialista del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua. Esta financiación era ilegal porque el Congreso de los Estados Unidos había aprobado la «Enmienda Boland«, que prohibía o restringía severamente la ayuda militar a los Contras.

Participantes clave:

Aunque el presidente Reagan insistió en que no estaba al tanto de los detalles de la operación, varias figuras de alto rango en su administración estuvieron involucradas:

Ronald Reagan: Presidente de los Estados Unidos. Aunque negó conocimiento directo, su administración fue la responsable.

Oliver North: Teniente coronel de los Marines y miembro del Consejo de Seguridad Nacional (NSC). Fue una figura central en la ejecución de la operación, coordinando la venta de armas y el desvío de fondos.

John Poindexter: Asesor de Seguridad Nacional de Reagan, quien aprobó las acciones de North.

Robert McFarlane: Anterior Asesor de Seguridad Nacional.

William Casey: Director de la CIA.

Otros funcionarios y empresarios que actuaron como intermediarios en las transacciones de armas y el desvío de fondos.

Contexto y motivaciones:

Crisis de los rehenes: La administración Reagan estaba bajo una intensa presión para lograr la liberación de los rehenes estadounidenses en Líbano.

Guerra Irán-Irak: Irán estaba en guerra con Irak (respaldado por EE. UU.), y la venta de armas a Irán fue vista por algunos como una forma de influir en el conflicto o de establecer contacto con facciones «moderadas» dentro de Irán.

Lucha anticomunista en Centroamérica (Doctrina Reagan): La administración Reagan estaba fuertemente comprometida con el apoyo a movimientos anticomunistas en todo el mundo, y los Contras eran una pieza clave en esta estrategia en América Latina. La Enmienda Boland fue un obstáculo significativo para esta política.

Revelación y consecuencias:

El escándalo salió a la luz en noviembre de 1986, cuando un avión de suministro de los Contras fue derribado en Nicaragua y se capturó a su único superviviente, Eugene Hasenfus, revelando la red de suministro secreta. Posteriormente, se destapó la conexión con las ventas de armas a Irán.

Las consecuencias del escándalo fueron significativas:

Pérdida de credibilidad: La imagen pública del presidente Reagan se vio seriamente empañada, y la confianza del público en el gobierno se resintió.

Investigaciones y acusaciones: Se llevaron a cabo múltiples investigaciones del Congreso y del Departamento de Justicia. Varios funcionarios de la administración Reagan fueron acusados, y algunos fueron condenados por cargos relacionados con el escándalo (perjurio, obstrucción a la justicia, conspiración). La mayoría de estas condenas fueron posteriormente anuladas, los implicados fueron indultados por el presidente George H. W. Bush.(le echaron tierrita).,

Debate sobre el poder ejecutivo: El escándalo generó un intenso debate sobre los límites del poder presidencial y la supervisión del Congreso sobre las operaciones encubiertas.

Impacto en la política exterior: Cuestionó la coherencia y la ética de la política exterior estadounidense, especialmente en lo que respecta a la lucha contra el terrorismo y el apoyo a grupos armados.

En esencia, las operaciones Irán-Contra representaron un intento por parte de la administración Reagan de eludir las restricciones del Congreso y perseguir sus objetivos de política exterior de manera encubierta, lo que llevó a un escándalo de gran magnitud y a un cuestionamiento profundo de la integridad gubernamental.

Que fue la Enmienda Boland

La Enmienda Boland fue una serie de enmiendas legislativas aprobadas por el Congreso de los Estados Unidos entre 1982 y 1986. Su propósito principal era limitar o prohibir la ayuda del gobierno de EE. UU. a los Contras, los grupos guerrilleros que luchaban contra el gobierno sandinista en Nicaragua. Aquí están los puntos clave sobre la Enmienda Boland: Origen y Motivación: Durante la administración de Ronald Reagan (1981-1989), Estados Unidos buscaba activamente derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua, que consideraba un régimen comunista aliado de la Unión Soviética. Para lograrlo, la CIA comenzó a apoyar a los Contras. Sin embargo, a medida que salían a la luz informes sobre abusos a los derechos humanos por parte de los Contras y las operaciones encubiertas de la CIA (como la minería de puertos nicaragüenses), el Congreso se volvió cada vez más escéptico y preocupado por la legalidad y la moralidad de estas acciones.

Evolución de las Enmiendas: No fue una única ley, sino una serie de legislaciones que se fueron endureciendo con el tiempo:

Primera Enmienda Boland (1982): Prohibía específicamente que el Departamento de Defensa y la CIA usaran fondos «con el propósito de derrocar al gobierno de Nicaragua o de provocar un intercambio militar entre Nicaragua y Honduras». Permitía la ayuda para otros fines, como la interdicción de armas.

Enmiendas Posteriores (hasta 1986): Las versiones posteriores de la Enmienda Boland se volvieron cada vez más restrictivas. La más estricta (aprobada en 1984) llegó a prohibir cualquier tipo de apoyo militar o paramilitar, directo o indirecto, a los Contras por parte de la CIA, el Departamento de Defensa o «cualquier otra agencia o entidad de los Estados Unidos involucrada en actividades de inteligencia«. Esto buscaba cerrar las lagunas que la administración Reagan intentaba explotar.

Impacto y Reacción de la Administración Reagan:

La Enmienda Boland fue un intento del Congreso de reafirmar su autoridad sobre la política exterior y las operaciones encubiertas, limitando el poder del presidente.

La administración Reagan, sin embargo, vio estas restricciones como una interferencia en su capacidad para llevar a cabo una política exterior efectiva, especialmente en la lucha contra el comunismo en Centroamérica.

En respuesta a la Enmienda Boland, la administración Reagan, Particularmente a través de figuras como Oliver North en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC), buscó formas de eludir la prohibición. Esto incluyó solicitar fondos de terceros países (como Arabia Saudita) y donantes privados, así como el desvío de fondos de la venta de armas a Irán, lo que eventualmente condujo al escándalo Irán-Contra. La administración argumentó que el NSC no era una «agencia de inteligencia» y, por lo tanto, no estaba sujeto a las restricciones de la Enmienda Boland, una interpretación que fue ampliamente criticada.

Conclusión: La Enmienda Boland es un ejemplo crucial de la tensión entre el poder ejecutivo y legislativo en la formulación y ejecución de la política exterior de EE. UU. Aunque el Congreso intentó limitar las acciones de la administración Reagan en Nicaragua a través de esta legislación, la administración buscó activamente formas de sortearla, lo que resultó en uno de los mayores escándalos políticos de la década de 1980.

No solamente Nicaragua sufrió la política Invasión por parte de U.S.A. también Cuba fue parte de la invasión terrorista norteamericana.

La política de Estados Unidos hacia Cuba durante la administración de Ronald Reagan (1981-1989) se caracterizó por una línea dura y de confrontación, marcando un endurecimiento significativo de las relaciones en comparación con la administración anterior de Jimmy Carter. Reagan, ferviente anticomunista, veía a Cuba como un peón soviético en el hemisferio occidental y una amenaza para la seguridad y estabilidad de la región.

Aquí los pilares de esa política:

Reafirmación y endurecimiento del embargo económico:  La administración Reagan mantuvo y reforzó el embargo económico y comercial impuesto a Cuba desde los años 60. Se prohibieron aún más las exportaciones a Cuba y se impusieron nuevas restricciones. Se restableció y endureció la prohibición de viajes a Cuba para ciudadanos estadounidenses, limitando severamente la capacidad de los americanos para gastar dinero en la isla. Esto incluía restricciones a los viajes de funcionarios cubanos o sus representantes a EE. UU.

Inclusión de Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo:

En 1982, la administración Reagan incluyó a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo, una designación que implicaba sanciones adicionales y limitaba aún más las relaciones económicas y diplomáticas. Esta medida fue justificada por el apoyo de Cuba a movimientos guerrilleros en América Latina.

  1. Lucha contra la influencia cubana en Centroamérica y África:

Reagan adoptó una postura agresiva contra lo que percibía como la expansión de la influencia soviético-cubana en Centroamérica (Nicaragua, El Salvador) y África (Angola).

El apoyo a los Contras en Nicaragua, aunque indirectamente relacionado con Cuba, era parte de esta estrategia más amplia para contener el comunismo en la región, percibiendo a Cuba como el principal promotor de movimientos subversivos.

La presencia de asesores y tropas cubanas en Angola, apoyando al MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola), era vista como una provocación directa y un ejemplo de la injerencia cubana en asuntos globales, lo que reforzó la política de confrontación de Reagan.

  • Guerra de la información y la propaganda: Creación de Radio Martí:

Una de las iniciativas más destacadas de la administración Reagan fue la reación de Radio Martí, una emisora de radio financiada por el gobierno de EE. UU. que comenzó a transmitir hacia Cuba en mayo de 1985.

El objetivo declarado de Radio Martí era «romper el monopolio de Fidel Castro sobre las noticias y la información en Cuba» y proporcionar a los cubanos una fuente de noticias e información «libre de la censura» del gobierno cubano.

Cuba, por su parte, consideró Radio Martí como una herramienta de propaganda y una violación de las leyes internacionales de telecomunicaciones, e intentó bloquear sus señales.

  • Negociaciones sobre temas migratorios (y su suspensión):

Aunque la tónica general fue de confrontación, hubo algunos momentos de interacción. Por ejemplo, se llegaron a acuerdos migratorios, como el de 1984, que establecía un retorno mutuo de inmigrantes ilegales y la concesión de visas.

Sin embargo, estos acuerdos fueron a menudo tensos y sujetos a interrupciones. En noviembre de 1986, Reagan suspendió la entrada de cubanos a Estados Unidos desde terceros países hasta que se restablecieran los procedimientos migratorios «normales», como respuesta a la instalación de Radio Martí, que Cuba consideró una agresión.

En resumen, la política de Reagan hacia Cuba fue una de firmeza y confrontación ideológica, enmarcada en la Doctrina Reagan de lucha contra el comunismo global. Se buscó aislar a Cuba económica y políticamente, contrarrestar su influencia regional y socavar el régimen castrista a través de medidas de presión y la «guerra de la información». Pero la republica de cuba ahí al pie del canon siempre en resistencia y listo para el combate.