Por, Henry Pacheco: La noción de una «estrategia final de la hegemonía comunicacional de occidente» es un concepto muy debatido y a menudo utilizado en la crítica a la concentración de medios y la influencia cultural de los países occidentales. No hay un documento oficial o una estrategia única y monolítica que se pueda señalar, pero los análisis críticos de este fenómeno suelen identificar una serie de características y objetivos interrelacionados.
La «hegemonía comunicacional» se refiere a la supremacía que un grupo (en este caso, las potencias occidentales y sus corporaciones mediáticas) ejerce sobre otros a través de la comunicación. La estrategia, vista desde esta perspectiva, no busca simplemente informar, sino establecer una visión del mundo, una narrativa y unos valores que se perciban como universales y naturales.
Entre los elementos que se señalan como parte de esta «estrategia» se encuentran:
Creación y control de narrativas globales: La capacidad de los medios occidentales para definir lo que es noticia, cómo se enmarca y qué voces son consideradas legítimas. Esto incluye la difusión de ideas como la democracia liberal, el capitalismo de mercado y ciertos valores culturales como los ideales universales.
Desinformación y manipulación: En la era digital, la estrategia se ha adaptado para incluir el uso de redes sociales y plataformas digitales para sembrar desconfianza, polarización y confusión, a menudo en apoyo de ciertos intereses políticos y económicos.
Dominio tecnológico y de infraestructura: El control de las principales redes de comunicación e información, desde las agencias de noticias internacionales hasta las plataformas de redes sociales y los proveedores de servicios de internet, otorga un poder significativo para filtrar, amplificar o silenciar ciertos mensajes.
Reproducción de valores culturales: La industria del entretenimiento (cine, música, series de televisión) y la publicidad juegan un papel fundamental en la difusión de estilos de vida, aspiraciones y modelos de comportamiento que refuerzan la cultura occidental como la norma.
Silenciamiento de voces disidentes: La hegemonía también se manifiesta a través de la exclusión o marginalización de medios y voces que ofrecen perspectivas alternativas, especialmente de países del Sur global o de movimientos sociales críticos.
En conclusión, la «estrategia final» de la hegemonía comunicacional occidental no es una estrategia centralizada con un único objetivo final, sino un conjunto de prácticas y dinámicas que buscan consolidar el poder y la influencia de las potencias occidentales a través de la comunicación, la cultura y la información, de manera que se perciban como la única opción viable y legítima en el orden mundial.
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