Massa polariza y pone a Milei a la defensiva: los candidatos se encaminan al balotaje en Argentina

Ociel Alí López*

La campaña por el balotaje presidencial que se llevará a cabo el 19 de noviembre en Argentina ha comenzado.

El resultado de la primera vuelta significó un terremoto, tanto para las estrategias electorales de los aspirantes, como para las proyecciones que venían haciendo las encuestadoras.

El ambiente electoral ahora es otro.

Durante la campaña de la primera vuelta, el candidato derechista radical Javier Milei (La Libertad Avanza) prácticamente jugaba solo. El resto de competidores lo atacaban y parecían no poderlo atajar. Las encuestas le daban clara ventaja.

Sin embargo, el resultado sorprendió al mundo. El peronista y ministro de Economía, Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria, logró superarlo por más de seis puntos, con el 36,6 %. Más grave aún, Milei no pudo levantar su porcentaje en relación a las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), sacando un idéntico 30 % en ambos eventos, lo que parece indicar que posee un techo muy férreo.

Ese estancamiento ha resentido el liderazgo de Milei, quien consideró incluso la posibilidad de ganar en primera vuelta, atacando ferozmente a quienes serían sus potenciales aliados para quedarse con su botín electoral e impedir el balotaje. Ahora, el candidato pedante y superestrella ha tenido que «recoger la cabuya» y abrazar a la candidata Patricia Bullrich (23,8 %), a quien llamó «montonera pone bomba» en el debate presidencial. Incluso, después de su resbalón en la primera vuelta, ha llegado a plantear que algunos «zurdos de mierda», como llamó a los izquierdistas, ocupen carteras de tipo social, que antes había ofertado eliminarlas de cuajo.

Milei no pudo levantar su porcentaje en relación a las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), lo que parece indicar que posee un techo muy férreo.

Milei ha tenido que ponerse a la defensiva y retroceder, lo que desestabiliza su postura de soberbio y de querer hacer tabula rasa con el Estado social, algo con lo que animaba a los sectores descontentos.

Si bien, la sumatoria automática de sus votos con los conseguidos por Juntos por el Cambio (JxC) debería ofrecer una mayoría holgada, esta última coalición ha entrado en un intenso debate entre quienes han ofrecido el apoyo a Milei y quienes han rechazado esta posibilidad, lo que ha puesto al conglomerado de partidos en una situación de crisis interna severa.

Apenas sucedió la derrota de JxC, Horacio Rodríguez Larreta, el segundo más votado en las internas de ese partido, declinó apoyar a Milei. Recientemente, el ministro de cultura de la gestión del expresidente Mauricio Macri, Pablo Avelluto, ha dicho que «es inaceptable votar a la ultraderecha».

Milei ha tenido que ponerse a la defensiva y retroceder, lo que desestabiliza su postura de querer hacer tabula rasa con el Estado social, algo con lo que animaba a los sectores descontentos.

Lo que suceda con los votantes de JxC, soló se sabrá el día del balotaje. Por ahora, se aprecia una ruptura interna entre sus liderazgos 

Massa redefine la cancha

En el nuevo ambiente de la campaña electoral, después de la primera vuelta, se percibe a Massa teniendo la pelota, avanzando de manera decidida en varios flancos, pero sobre todo repolarizando, según su estrategia, toda la política argentina.

Si bien el candidato peronista jugó a la moderación en las campañas anteriores, hoy día lo que está haciendo es radicalizando posturas en determinados ámbitos, enfrentándose de manera diametral al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a las empresas petroleras, a quienes lanzó un ultimátum para que surtan de combustible las bombas de gasolina que están mostrando un incremento de la escasez: «si el martes a las 12 de la noche no está resulto el tema del abastecimiento, desde el miércoles no van a poder sacar un solo barco de exportación: el petróleo es primero para los argentinos».

Pero así como enseña «el garrote», también se dispone a ofrecer «zanahorias».

Si bien el candidato peronista jugó a la moderación en las campañas anteriores, hoy día lo que está haciendo es radicalizando posturas en determinados ámbitos.

El actual ministro de Economía aprovechó el aniversario cuarenta del triunfo del radical Raúl Alfonsín, el primer presidente electo después de la dictadura, para alabarlo y con ello acercarse al liderazgo y las bases de la Unión Cívica Radical (UCR), quienes apoyaron a Patricia Bullrich en primera vuelta y forman parte de la coalición de JxC. El radicalismo es una fuerza antiperonista importante que, con el advenimiento de Milei, también está sufriendo un fuerte debate interno y ya, varios de sus líderes, se van acercando a Massa.

Por su parte, Milei aprovechó la fecha para cargar contra Alfonsín y despotricar de los líderes radicales que no se han sumado a su cruzada.

Algo similar ha logrado Massa con liderazgos relacionados con el excandidato y gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País), quien logró un 7 % en la primera vuelta. Varios diputados, intendentes y jefes comunales de ese partido también le han ofrecido su apoyo. Este soporte es clave por tratarse de una provincia antikirchnerista, en la que ganó cómodamente Milei en la primera vuelta.

El radicalismo es una fuerza antiperonista importante que, con el advenimiento de Milei, también está sufriendo un fuerte debate interno y ya, varios de sus líderes, se van acercando a Massa.

Con este movimiento de ajedrez, Massa intenta reagrupar al peronismo que se había mantenido fuera de la línea oficial. 

Massa se acerca al gol

Mientras tanto, Milei tiene que retroceder, aliarse con actores políticos como el expresidente Mauricio Macri y la excandidata Patricia Bullrich, a quienes considera «casta», lo que puede generar escepticismo a su «barra brava».

Massa, por su parte, está haciendo una campaña multidimensional, que va realineando, por un lado, con su ataque al FMI y a las petroleras, a los sectores del peronismo histórico, esto es, a las grandes masas que han hecho que este movimiento sea el más poderoso de la historia política argentina. Y por el otro, convocando a sectores nacionalistas, moderados y antiderechistas para una gran alianza que ponga coto a los intentos de la extrema derecha neoliberal de hacerse con el gobierno.

Esto le funcionó muy bien en la campaña por la primera vuelta, pero podría funcionarle aún mejor para el balotaje, ante un Milei que parece estar en franco estancamiento

El león ya no es tan bravo

Milei ha sido un candidato mediático. Ha ganado performatividad en los paneles televisivos. Es un candidato nacido en las tertulias, desde donde ha desplegado su máximo radicalismo. Básicamente sin oposición, ha sido ayudado desde distintas plataformas para explayar su proclama más extrema y neoliberal.

Sin embargo, es en ese mismo terreno en el que la semana pasada sufrió un traspié en el programa de Esteban Trebucq. Se le vio dubitativo, con muchas muecas nerviosas y exageradas, y finalmente dijo no poder responder debido a que escuchaba voces en el plató. Con esto, va perdiendo su «aura» de irrebatible en esos lugares en lo que logró proyectar su candidatura.

Así las cosas, entra en el radar una fecha clave: el 12 de noviembre, cuando se llevará a cabo el debate presidencial en la facultad de derecho de la Universidad de Buenos Aires.

Quizá ese día podemos pronosticar mejor quién será definitivamente el nuevo presidente de Argentina que asumirá el 10 de diciembre.

*Ociel Alí López

Es sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Ha sido ganador del premio municipal de Literatura 2015 con su libro Dale más gasolina y del premio Clacso/Asdi para jóvenes investigadores en 2004. Colaborador en diversos medios de Europa, Estados Unidos y América latina.

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